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El Gobierno pide tiempo pero los mercados no le dan tregua

El Gobierno reclamó ayer tiempo para tomar todas las medidas necesarias y los inversores se lo negaron. Pese a las expectativas generadas por distintos ministros sobre que el Ejecutivo aprobaría nuevas acciones «para taponar el déficit», ayer se limitó a plantear informes para recortar el gasto en empresas públicas y para desarrollar un plan contra el fraude fiscal. «Las medidas se vienen adoptando desde el primer Consejo de Ministros y se seguirán adoptando a lo largo del mes de enero», se justificó la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Las propuestas del Gobierno decepcionaron a unos mercados ya tensos por el rebrote virulento de la crisis del euro en Italia y Grecia. Así, el Ibex cerró la jornada con una caída del 2,94%, con los grupos bancarios liderando las pérdidas y con la prima de riesgo en 377 puntos, es decir, en los niveles previos a la investidura de Mariano Rajoy.

EN CIRCUNSTANCIAS normales, nada tendría de particular que un Gobierno nuevo, en su tercera reunión, no tomara medidas concretas. Lo que sucede es que España atraviesa una «situación extraordinaria», como ha subrayado la vicepresidenta. Por eso, y por el antecedente inmediato del viernes de la pasada semana cuando el Gobierno del PP subió los impuestos después de haber prometido que no lo haría, el Consejo de Ministros celebrado ayer resultó decepcionante. Parece obvio señalar que una situación de emergencia exige una acción política equivalente. Aún reconociendo que todo equipo nuevo necesita su rodaje, Mariano Rajoy sabía perfectamente cuando ganó las elecciones que no tendría cien días de margen, sino muchos menos, habida cuenta de la situación en la que ha llegado al poder. Los primeros pasos de este Gobierno no están siendo especialmente atinados. La decisión de subir el IRPF fue una bomba política de tanta intensidad -y tan contraria al discurso del PP- que necesitaba una explicación pública, a ser posible por parte del presidente del Gobierno, que es quien en su debate de investidura señaló que no era su intención aumentar los impuestos. Rajoy perdió la oportunidad de comparecer tras el Consejo de Ministros de ayer -había quien lo esperaba- y la vicepresidenta lo justificó señalando que acudirá al Congreso en febrero, cuando el Gobierno haya tomado más medidas. Eso puede tener su lógica parlamentaria, pero la opinión pública no puede esperar tanto. Rajoy debería buscar el formato adecuado -en un plazo breve y llegando al mayor número de ciudadanos que sea posible- para explicar por qué se vio obligado a subir los impuestos y cuál es su plan de actuación.

Más allá del estilo de liderazgo que Rajoy debe aún perfilar, lo cierto es que el Gobierno necesita transmitir a la sociedad -a través de sus decisiones- que tiene un plan integral contra la crisis, y no medidas puntuales y deslavazadas, que es a lo que nos había acostumbrado el Ejecutivo de Zapatero. No se entiende, por ejemplo, la razón por la que la subida de impuestos no fue compensada en el mismo Consejo de Ministros por una contención más drástica del gasto público. El ministro Montoro anunció esta semana que el Gobierno tomaría medidas en la reunión de ayer. Sin embargo, lo único que se aprobó fue encargar un informe para reducir empresas públicas, iniciativas contra el fraude poco efectivas -como limitar los pagos en metálico a partir de determinadas cantidades- y controlar el sueldo de los directivos de las entidades que hayan recibido dinero público.

Es evidente que no era esto lo que los españoles esperaban ni tampoco se corresponde con las expectativas que existián en los mercados acerca de la determinación del nuevo Gobierno español. Si los responsables económicos justificaron la impopular subida de impuestos como una medida inevitable para dar seguridad y evitar una escalada de la prima de riesgo, a la vista está que no han logrado este objetivo. El diferencial cerró la jornada de ayer en 377 puntos, 57 más que hace una semana cuando se aprobaron las primeras medidas, mientras que la Bolsa bajó casi el 3%. No se puede ignorar que los mercados europeos vivieron este viernes una jornada tensa debido a que la situación de Grecia vuelve a complicarse y a los problemas de los bancos.

El Gobierno pide tiempo y los españoles seguramente están dispuestos a dárselo si el presidente y sus ministros son capaces de explicarnos no sólo cuáles son los sacrificios, sino qué sentido tienen para salir de la crisis. Otra cosa son los mercados, que -como se ha puesto en evidencia en otros países europeos- no son tan pacientes. El Ejecutivo tendrá que plantearse una estrategia distinta a la de estas tres primeras semanas

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