Selección de prensa nacional

El gasto social de Zapatero

Luxemburgo es quien destina más dinero a protección social, seguido de Holanda y Suecia. En el primer caso, se alcanza los 13.458 euros en términos de paridad de poder de compra, lo que permite hacer comparaciones más homogéneas. España se encuentra a años luz de esa cifra (5.163 euros), hasta el punto de se sitúa en el puesto número 14 de los 27 paí­ses de la clasificación de Eurostat

EL CONFIDENCIAL.- Lo relevante de la evolución del gasto social en Esaña es que nuestro país no ha sido capaz de acercarse a la media de la eurozona en términos de protección social ni siquiera en los momentos más brillantes de la economía en muchos decenios. EL PAÍS.- El mercado de la vivienda, el pilar más firme del crecimiento de la economía española entre 1998 y 2007, está sufriendo un ajuste sin precedentes en la historia económica española que, según casi todas las evidencias disponibles, se prolongará al menos hasta mediados o finales de 2012 ESTRELLA DIGITAL.- Mariano Rajoy se enfrenta a un sector de su propio partido que ni está de acuerdo con él (con un cierto empeño de moderación y "centrismo") ni ha aceptado la revalidación de su liderazgo en el último congreso del PP en Valencia. Es algo más que una batalla sorda en el interior de un partido Editorial. El País DEPRESIÓN INMOBILIARIA El mercado de la vivienda, el pilar más firme del crecimiento de la economía española entre 1998 y 2007, está sufriendo un ajuste sin precedentes en la historia económica española que, según casi todas las evidencias disponibles, se prolongará al menos hasta mediados o finales de 2012. La persistencia de esta crisis se explica por el descomunal exceso de oferta de vivienda, acumulada durante la burbuja inmobiliaria, calculado en 1,2 millones de pisos sin vender que pesan como el plomo sobre las alas de constructoras, inmobiliarias y, ahora, de los bancos que han tenido que hacerse cargo de muchos de ellos para compensar los impagados. Una de las condiciones de la recuperación económica es que el mercado absorba esos pisos. Pero para que el stock de viviendas comience a venderse parece necesario que se produzca un descenso de los precios, de forma que se equilibre de nuevo la relación entre oferta y demanda. Los informes recientes prevén para 2009 una caída de los precios del 10% y una más acusada del 12% en 2010. Cuanto más rápida y profunda sea esa caída, antes se recuperará la actividad inmobiliaria. Por eso son desaconsejables las subvenciones y apoyos públicos a promotoras y constructoras; y por eso el Gobierno debería moderar de momento sus planes entusiastas de construcción de viviendas protegidas. Pero también es necesario que se recupere la actividad económica, de forma que el aumento de la renta permita a los potenciales compradores considerar la opción de comprar un piso. No hay expectativas de recuperación significativa de las rentas a corto plazo. Y las rebajas del coste del dinero no son suficiente estímulo para impulsar en estos momentos decisiones de inversión muy costosas para las familias. La decisión del Gobierno de eliminar la deducción en el IRPF por compra de vivienda a partir de 2011 es acertada, puesto que estabiliza los precios a medio plazo, previene los factores que pueden favorecer una nueva burbuja inmobiliaria y constituye un acicate eficaz para que se avance en la venta de las viviendas sin salida. Pero para que esa decisión surta efecto debe aplicarse con rapidez y sin componendas. Es de temer que las presiones políticas de algunos socios parlamentarios potenciales del Gobierno consigan mantener la desgravación fiscal para franjas de renta superiores a los 18.000 euros anuales -el límite inicial fijado por el Ejecutivo-, con lo cual se perderían los dos efectos económicos mencionados y se prolongaría innecesariamente la crisis de la vivienda. Las promesas de Rodríguez Zapatero sobre un nuevo patrón de crecimiento, más productivo y con mejor calidad de empleo, deben reservarse para el medio plazo; y es muy saludable aumentar las inversiones en educación y tecnología. Se ha perdido una legislatura y media por no haber tomado en su día esas decisiones de inversión. Pero a corto plazo, la vivienda y el turismo siguen siendo las paredes maestras del PIB. Eso debería estar tan claro como el cambio de patrón económico. EL PAÍS. 4-6-2009 Opinión. El Confidencial EL GASTO EN PROTECCIÓN SOCIAL BAJA POR PRIMERA VEZ DESDE 2001 Carlos Sánchez Paso atrás en prestaciones públicas de carácter social. Los datos que acaba de publicar Eurostat -la Oficina de estadísticas de la UE- indican que el gasto de España en protección social ha bajado hasta el 20,9% del Producto Interior Bruto (PIB), dos décimas menos que un año antes. Se trata del primer retroceso desde el año 2001, cuando la protección social pasó del 20,3% del PIB hasta el 20%. Desde entonces, todo había sido subidas. Sin embargo, eso no ha servido para que España converja con la eurozona en términos de protección social Mientras que en el área del euro ha pasado de representar el 26,7% en el año 2000 al 27,5% en 2006 -lo que supone un avance de ocho décimas-, en España ha evolucionado en el mismo periodo desde el 20,3% al 20,9%, es decir, un progreso de tan sólo seis décimas. Lo relevante de esta evolución es que España no ha sido capaz de acercarse a la media de la eurozona en términos de protección social ni siquiera en los momentos más brillantes de la economía en muchos decenios. Durante el sexenio analizado la economía creció entre un mínimo del 2,7% en el año 2002 y el 5% del 2000. Su inferioridad afecta a todas las funciones de gasto social, salvo en desempleo, donde España gasta más dinero que la media de la unión monetaria. En salud, la distancia es de 1,3 puntos (7,7% del PIB frente al 6,4%); en incapacidad, la diferencia es de dos décimas (1,7% frente al 1,5%), y de nada menos que de un puntos en protección a la familias y los hijos (un 2,2% en Europa frente al 1,2% español). Tan sólo en desempleo, como se ha dicho, España gasta más (un 2,6% frente al 1,7%). La distancia más grande, sin embargo, se produce en gasto en vejez y supervivencia, donde la eurozona destina el 12,3% de su PIB y España el 8,4%, básicamente por razones demográficas debido a que tiene una población más envejecida. Algo que le sucederá a España en la próxima década, toda vez que el baby boom se produjo con mayor retraso, lo que obligará a financiar esas necesidades. Los datos de Eurostat vuelven a situar a Francia y Suecia como los campeones de la protección de sus ciudadanos, toda vez que destinan nada menos que un 31,1% y un 30,7% de su Producto Interior Bruto, respectivamente, a gasto social. En términos per cápita, sin embargo, Luxemburgo es quien destina más dinero a protección social, seguido de Holanda y Suecia. En el primer caso, se alcanza los 13.458 euros en términos de paridad de poder de compra, lo que permite hacer comparaciones más homogéneas. España se encuentra a años luz de esa cifra (5.163 euros), hasta el punto de se sitúa en el puesto número 14 de los 27 países de la clasificación de Eurostat (ver gráfico). Sólo Portugal, de la vieja Europea, obtiene unos registros peores. Incluso Grecia, con 5.552 euros, se sitúa por delante de España. Los datos de Eurostat, en cualquier caso, indican una gran disparidad regional en relación al nivel de protección social. Los tres países con mayor cobertura pública destinan entre cinco y ocho veces más que los cinco con menores dotaciones, que son Rumania, Bulgaria y las tres repúblicas bálticas: Estonia, Letonia y Lituania, que están claramente a la cola de todas las clasificaciones. EL CONFIDENCIAL. 4-6-2009 Opinión. Estrella Digital LAS BATALLAS DE RAJOY Germán Yanke Una vez certificado que, para políticos y ciudadanos, lo que se juega en las elecciones del domingo nada tiene que ver con el futuro de la construcción Europea, sino con averiguar quién se sale con la suya en las batallas políticas internas del momento, es interesante analizar cómo puede afectar el resultado al presidente del PP, Mariano Rajoy. Es interesante, y en cierto modo pasmoso, porque el líder de la derecha se enfrenta a dos batallas yuxtapuestas. De un lado, la política entre su partido y el PSOE. Si el PP gana las elecciones europeas constataría, de un lado, la tendencia a la baja de los socialistas, afectados por la crisis económica, y la ineficiencia de una campaña beligerante contra la derecha, presentada como la suma de todos los males reaccionarios, que en otros momentos dio resultado. Después del triunfo en las autonómicas gallegas y del resultado esperanzador en el País Vasco, ganar estas elecciones terminaría con el estigma que le endosa una y otra vez el presidente Rodríguez Zapatero de que nunca gana en las urnas, aunque bien es cierto que ganó en las últimas municipales. Si pierde, el PP y su presidente deberían cambiar su estrategia con urgencia y remodelar los equipos porque se habría constatado que ni el desgaste gubernamental es el previsto ni el impulso de su partido el esperado. Todo ello, naturalmente, en un escenario de lucha política entre los dos grandes partidos. Sin embargo, Mariano Rajoy se enfrenta -en este caso incluso más seriamente que en el lógico- a un sector de su propio partido que ni está de acuerdo con él (con un cierto empeño de moderación y "centrismo") ni ha aceptado la revalidación de su liderazgo en el último congreso del PP en Valencia. Es algo más que una batalla sorda en el interior de un partido, como tantas otras. En primer lugar, porque cuenta con un indudable apoyo mediático, fundamentalmente en empresas de comunicación dependientes en buena medida del apoyo social, político y financiero de los enemigos de Rajoy. En segundo término, porque cuentan con la ventaja competitiva de que el sector oficial del PP pretende amansar a los críticos -ahí está, precisamente, la candidatura de Jaime Mayor Oreja- y éstos no están dispuestos a dar el más mínimo respiro. Es por tanto una poderosa maquinaria que a veces se mantiene al acecho y en ocasiones se pone en marcha sin consideraciones ni compasión. Y en estos días se están preparando los motores… Si el PP pierde volverá, indudablemente, la guerra, se pedirá la cabeza de Rajoy e incluso algunos se plantean proponer, en esas circunstancias y aprovechando el hipotético desencanto, una gestora para gobernar el partido. Como las encuestas adelantan que previsiblemente no será así, es decir, que el PP puede ganar por un margen de dos o tres puntos, la estrategia más ampliamente compartida por este equipo de conspiradores es plantear que el único triunfo verdadero sería ganar superando los cinco puntos de diferencia o incluso llegando a diez, lo que es de todo punto de vista estrafalario aunque lo hayan sostenido desde el diario El Mundo hasta dirigentes del Gobierno regional de Madrid. Con esta meta, incluso el triunfo del PP no serviría para el futuro -otras circunstancias teniendo en cuenta que ahora no se juega el cambio de Gobierno, mayor participación, etc.- y se propondrían propiciar un congreso extraordinario o la vuelta a la solicitud de primarias. Cualquiera de las dos cosas, con más armas y más contundentes de las muchas utilizadas hasta ahora para desplazar o hacer la vida imposible a Rajoy. Que todo está preparado para esa eventualidad es una evidencia. A nadie se le oculta que Esperanza Aguirre y sus antenas (las que tiene, las de su Presupuesto y las que concede) están en el ajo. Como tras las generales y la remodelación del congreso de Valencia, muchos damnificados del cambio suman sus enfados, aunque algunos de ellos levanten ahora la voz con un ¡viva Mayor Oreja! que, paradójicamente, entonan como si fuese una crítica a su propio partido. Quien puede, los reúne y alienta. Eduardo Zaplana, que no ha dejado la política, dedica a la conspiración sus buenos esfuerzos y, de paso, reúne y alienta a unos y lanza puyas contra otros. Conspicuos colaboradores del ex secretario general Ángel Acebes -tan bien tratado profesionalmente en los últimos tiempos- se suman al aquelarre y a propiciar el descrédito del equipo de Rajoy, entre ellos uno de los más inútiles en sus anteriores tareas, el ex secretario de Organización Juan Carlos Vera, sin importarle, al parecer o precisamente por ello, ser uno de los antiguos dirigentes del PP con más relaciones, personales y familiares, con López Viejo y Correa, ahora afectados de lleno por el ‘caso Gürtel’. Éstas son las batallas de Rajoy. En una, teniendo enfrente a Rodríguez Zapatero, la brisa corre por ahora a su favor. En la otra, la tormenta le espera a la vuelta de la esquina. ESTRELLA DIGITAL. 4-6-2009

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