En declaraciones a la agencia de noticias estudiantil Isna, el mandatario afirmó que el documento será rubricado esta misma noche por los presidentes de ambos países, el iraní Mahmud Ahmadineyad, y el pakistaní, Asif Ali Zardari, al término de la cumbre celebrada con su colega afgano, Hamid Karzai. El proyecto, en el que en un principio también estaba embarcada la India, arrancó en 2006 con la participación de las tres capitales implicadas.
Sin embargo, el asado septiembre Nueva Dheli decidió abandonar las reuniones tripartitas y expresó su deseo de negociar los aranceles y las impuestos de tránsito del gas de forma bilateral con Islamabad. El gasoducto costará más de 4.500 millones de dólares, necesitará al menos 7.000 millones de dólares de inversión y se espera que pueda estar operativo en un plazo no superior a cinco años desde la firma final. Según ambas partes, está previsto que La India pueda unirse al proyecto en el momento que lo considere oportuno. En el plano económico este gasoducto constituye una necesidad absoluta. El proyecto presenta grandes ventajas para la India, país al que permitirá recibir gas iraní barato. Fuentes iraníes estiman que la construcción del gasoducto representará para la India un ahorro anual de 300 millones de dólares en gastos energéticos. Pakistán también necesita ese gasoducto para recibir gas natural (el país se verá obligado a importar gas a partir de 2010), y el tránsito le reportará entre 500 y 600 millones de dólares. Debido al crecimiento de la demanda de material energético en China está previsto prolongar después el gasoducto hasta la provincia china de Yunnan.En el contexto geoeconómico, la iniciativa en lo tocante al gas natural que anuncian Teherán y Shangai adquiere excepcional importancia. Durante su entrevista con el presidente ruso Vladimir Putin, el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad propuso decidir juntos los precios del gas y los principales flujos del «combustible azul».Este acercamiento entre Rusia e Irán en el sector del gas natural creará las condiciones necesarias para el surgimiento de una organización de países productores de gas similar al cártel petrolero. La unificación de las redes de transporte de gas ruso e iraní permitirá la participación de Gazprom en la gestión de casi todo el sistema de gasoductos asiáticos, sobre todo teniendo en cuenta que Turkmenistán planea integrarse a ese sistema (gracias al gasoducto ya existente entre Turkmenistán e Irán). Después vendrá Asia Central dando lugar a un mercado del gas que reunirá a Turkmenistán, Irán, Pakistán, la India y China.La iniciativa de Teherán significa que Irán, que posee las reservas de gas más importantes después de las de Rusia, no tiene la intención de competir con Moscú en ese sector. Mejor aún, propone una coordinación de las acciones de ambas partes en el mercado mundial, incluso en lo tocante a la política de precios y el transporte. La alianza ruso-iraní en ese sector podría entonces controlar el 43% de las reservas mundiales probadas y definir a largo plazo los principales parámetros de desarrollo del mercado asiático, y probablemente del mercado mundial.La participación de Gazprom en el proyecto de gasoducto Irán-Pakistán-India resulta por tanto doblemente ventajosa para Rusia. Un competidor potencial (Irán) dirige sus recursos hacia el este, disminuyendo así sensiblemente las posibilidades de los europeos de diversificar sus fuentes de aprovisionamiento de gas. Al mismo tiempo, al adquirir nuevos medios de influencia sobre la distribución de gas a escala euroasiática, Rusia aplica su propia estrategia de diversificación de mercados. Además Irán consigue el apoyo político y Tecnológico de Rusia para continuar con sus proyectos energéticos, aparte de la cooperación militar como los nuevos sistemas de defensa antiaérea vendidos por Moscu a Teherán y que tanto EE UU, como Israel ha criticado. Con estos nuevos sistemas ya no será tan fácil una ofensiva aérea contra Irán.