EEUU y China mantienen un encuentro de alto nivel.

El G-2 del G-20

Los dos polos de poder más importantes del mundo mantuvieron ayer conversaciones bilaterales en el marco de la cumbre del G-20. EEUU -que conserva la condición de única superpotencia, pero cuyo declive es una tendencia estratégica- hizo un aparte con su máximo rival geoestratégico, China, que sin embargo es su máximo acreedor y un factor de estabilidad del sistema financiero internacional. Los presidentes de ambos paí­ses, Barack Obama y Hu Jintao acordaron en su primera entrevista aumentar la cooperación económica y trabajar por un marco de estabilidad mundial.

Ninguna relación bilateral tiene tanta imortancia para el mundo actual como la que guardan entre sí la superpotencia en declive y la cabeza de las potencias emergentes asiáticas. Es una relación contradictoria, donde el antagonismo y los intereses coincidentes se entrecruzan. Las últimas semanas han sido un buen ejemplo de ello. Las autoridades de Pekín han lanzado públicamente un clima de opinión mundial acerca de la necesidad de abandonar el dólar como divisa de referencia internacional, y han exigido a EEUU –en virtud de la condición de China de máxima acreedora de la economía norteamericana- tome medidas concretas para salvaguardar la rentabilidad de las enormes inversiones chinas en títulos de deuda estadounidenses (equivalentes a 21 veces el tamaño de Bank of América). Washington ha reaccionado entre la templanza del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, elogiando el papel estabilizador de Pekín en la actual coyuntura de crisis, y la solapada advertencia del Pentágono, que acusó a China de ser una “amenaza militar”.Con este mar de fondo se reunieron ayer Obama y Hu Jintao. La nueva línea internacional de la Casa Blanca ha establecido como prioritaria las relacione con Pekín, y el presidente norteamericano quiso remarcarlo al señalar que "la relación entre China y EEUU no es sólo importante para los ciudadanos de ambos países, sino que ayudará a sentar las bases sobre cómo el mundo hará frente en los próximos años a toda una serie de desafíos".La reunión que duró en torno a una hora, abordó tanto asuntos políticos como económicos. Obama y Hu acordaron el establecimiento de un "Diálogo Económico y Estratégico EEUU-China", que mantendrá su primer encuentro en Washington durante el verano y en el que EEUU estará representado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. Asimismo, Obama ha aceptado el ofrecimiento para visitar el país asiático.Obama y Hu Jintao dedicaron buena parte de su conversación a la crisis financiera y expresaron su voluntad de colaborar para "recuperar la senda del firme crecimiento", y en que una crisis así no vuelva a repetirse. Tanto el mandatario norteamericano como el chino han adoptado medidas drásticas en sus respectivos países. Obama reiteró su compromiso de estimular la economía y reducir el déficit fiscal estadounidense a la mitad en cuatro años, para mayor tranquilidad de Pekín. A China le preocupa gravemente el gigantesco endeudamiento –público y privado- de la economía norteamericana, y el recurso recurrente a la impresión de nuevos dólares para dotar de liquidez al Estado. Tal cosa puede devaluar irreversiblemente el dólar, y con él las enormes reservas que Pekín posee en esa moneda.Hu Jintao, por su parte, defendió las medidas que ha tomado Pekín. Ante un marco de contracción de la demanda internacional, China ha decidido reducir la excesiva dependencia de su economía de las exportaciones –que ha sido el motor de su meteórico ascenso- y desarrollar su inconmensurable mercado interno. Otro punto tratado fue la reforma de las instituciones financieras internacionales –FMI y Banco Mundial-, que reflejen mejor el peso de las economías asiáticas emergentes. Pekín reclama mayor presencia y capacidad de decisión en estas instituciones, aunque sea aumentando significativamente la aportación económica china. Igualmente, ambos expresaron su determinación de luchar contra el proteccionismo y garantizar "unas relaciones comerciales sólidas entre EEUU y China".En la breve hora de reunión, Obama y Hu también abordaron un primer enfoque de asuntos donde las áreas de influencia de ambas potencias están en clara fricción, como Corea del Norte, el programa nuclear iraní, la situación en Sudán o el sudeste asiático.Pero bajo el acuerdo coyuntural subyace el antagonismo. EEUU se enfrenta a una explosiva combinación de contradicciones internas y externas –una crisis general del capitalismo y un declive acelerado de su hegemonía- que hacen necesario apagar los distintos focos de inestabilidad en el mundo. China defiende un marco mundial estable para proseguir su “ascenso armonioso” de forma acelerada pero sin estridencias. Los intereses de ambos polos de poder coluden en este punto. Pero su rumbo es necesariamente de colisión. EEUU se enfrenta con China a su máximo rival geoestratégico, y China no puede seguir escalando en la cadena imperialista sin cuestionar crecientemente el poder del hegemonismo.

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