Bernanke dice que ha pasado el peligro de una depresión en EEUU

¿El final del túnel o la boca del lobo?

Es la primera entrevista que concede un presidente de la Reserva Federal -la máxima autoridad económica de EEUU- a los medios de comunicación en dos décadas. Pero la situación lo requiere, como reconoció el propio Bernanke: «éste es un momento extraordinario y ésta es una forma de que yo me dirija al pueblo estadounidense directamente». El presidente de la «Fed» -aunque con muchas prevenciones- hizo una predicción sorprendente: el peligro de una depresión en Estados Unidos ha pasado y la recesión «probablemente» terminará a finales de este año.

"Veremos el fin de la recesión robablemente este año, aunque la condición indispensable para una recuperación sostenida es que el sistema financiero vuelva a funcionar regularmente (…) la recuperación comenzará el próximo año y ganará fuerza con el tiempo", declaró en una entrevista a la CBS, Ben Bernanke, que afirmó además que EEUU "ha evitado el riesgo" de caer en una depresión. El presidente de la Reserva Federal señaló que la clave de la recuperación "es el sistema bancario".Aseveró igualmente que ningún banco grande estadounidense es insolvente y prometió que si la situación empeorara, el Gobierno no los dejaría quebrar, sino que intervendrá para evitar los efectos de una bancarrota en el sistema financiero, de la misma forma que hizo en septiembre con la “nacionalización” de la aseguradora AIG, que fue rescatada de la quiebra al comprar el Estado el 80% de sus acciones mediante la inyección de más de 170.000 millones de dólares (131.732 millones de euros) de dinero público, más que en ninguna otra empresa financiera. El rescate de AIG es un asunto candente en EEUU, y extremadamente impopular, habida cuenta que después de haber sostenido al mastodonte financiero con el dinero de todos los contribuyentes, la aseguradora tenía previsto pagar hoy 165 millones de dólares (128 millones de euros) en bonificaciones a los mismos ejecutivos que hicieron las “apuestas arriesgadas” que condujeron a su quiebra, como parte de una cláusula en sus contratos negociada el año pasado. El que el gobierno posea la mayor parte de las acciones y que el Congreso o la Casa Blanca se rasguen las vestiduras de cara a la galería no impiden que el consejo de Administración tenga todas las de la ley para hacer eso.Bernanke, consciente de el caso de AIG dificulta que la opinión pública apruebe los planes de rescate, defendió esa decisión ya que "no había otra opción", porque la quiebra de la aseguradora habría arrastrado a todo el sistema bancario. Defendió también que la anterior administración dejara caer en cambio a Lehman Brothers, decisión que conmovió el sistema financiero mundial hasta los cimientos. El jefe de la "Fed" dijo que esa entidad carecía de suficiente colateral (activos que sirven como garantía para respaldar la concesiónde un crédito o una emisión de bonos) para que el Banco Central le pudiera extender préstamos, mientras que AIG sí lo tenía.El presidente de la “Fed” reveló que, en la segunda mitad de octubre, "el sistema financiero global estuvo muy cerca del colapso", que se evitó con el programa de rescate financiero aprobado por el Congreso por valor de 700.000 millones de dólares (542.425 millones de euros), que Obama ha completado ahora con una partida paralela de otros 800.000 millones para reactivar la economía.Aunque en tono moderado, el presidente de la Reserva Federal dejó entrever un tono optimista en la entrevista. Pero otros no han tardado en contestarle, entre ellos el último Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, que ha puesto en duda los pronósticos de Bernanke. En su opinión, recuperar los niveles de empleo que existían a principios de 2007 será una "cuestión más profunda" y recordó que Japón perdió una década para salir de la recesión. Krugman defendió que "lo mejor que le podría pasar a la economía mundial es encontrar oportunidades de inversión", es decir, que los capitales encuentren nuevos mercados y sectores de desarrollo que les permitan recuperar las tasas de ganancia anteriores a la crisis. Pero hay algo en lo que Bernanke y Krugman coinciden: en los ingredientes de la receta. El Nobel, de visita en Madrid –donde vaticinó que España atravesará momentos especialmente difíciles- aseguró que “aunque es muy impopular y doloroso”, será necesario rebajar los precios y los salarios para salir de la crisis. Tanto uno como otro tienen claro que si los monopolios tienen hambre de ganancias, la única manera es aumentar las toneladas de plusvalía, los incalculables cargamentos de horas de vida y trabajo que la humanidad les entrega todos los días.

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