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El euro deja de ser la meta soñada a la que aspira Europa del Este

En una fábrica de muebles de esta ciudad que produce escritorios y estanterías de libros para clientes en toda Europa, las líneas de ensamblaje funcionan las 24 horas del día, los siete días de la semana.

A pesar de la crisis que aqueja a buena parte del continente, los empleados de esta fábrica pasan apuros para satisfacer la demanda. «Para serle franco, ni siquiera hemos sentido la crisis», reconoce Maciej Formanowicz, presidente de Fabryki Mebil Forte SA, mientras las máquinas montacargas trasladaban muebles para televisores con destino a Alemania.

Una de las grandes razones que explica la fortaleza de Forte es que Polonia no utiliza el euro.

Cuando la crisis financiera azotó el mundo hace tres años, el zloty, la divisa polaca, cayó frente a las monedas consideradas más fuertes, como el euro. Eso abarató las exportaciones polacas y ayudó a mantener la economía a flote. Desde entonces, Polonia ha sido el único miembro de la Unión Europea cuya economía no ha entrado en recesión.

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