El Estado proveerá

«El PSOE -incluso sin Zapatero en el cartel- tiene todos los números para acabar muy malherido, pero que nadie descarte un final sorpresa. El tea party con un chorro de cazalla, el desmadre derechoso, la ausencia de un discurso central claro -por ahora- y ese impulso sádico que está detrás del videojuego de la señora Alicia Sánchez-Camacho desbaratan la idea de un centroderecha tranquilo, integrador y capaz ejecutar ajustes sin que estalle el depósito de la ira social. El PP puede llegar al Gobierno, pero no dispondrá de una mayorí­a operativa si no ofrece a la sociedad mí­nimas garantí­as de pactismo y mano izquierda»

En este juego de esejos, el Gran Madrid puede perder algo de anchura después de quince años gloriosos a lomos del expansionismo constructor. Años de espejo cóncavo: el que engorda y desdobla. Ahora viene el espejo convexo: el que adelgaza. Los fallos estructurales del Gran Madrid comienzan a aflorar (LA VANGUARDIA) EL PAÍS.- Rodríguez Zapatero anunció ayer que el Gobierno presentará en el primer trimestre de 2011 el proyecto de ley de reforma del sistema público de pensiones. Estaba intentando zurcir el roto que hizo el ministro de Trabajo cuando sugirió, sin más precisiones, que la reforma de las pensiones quedaba aplazada. Porque los inversores consideran que una parte de la solvencia pública de España depende de que sus Gobiernos sean capaces de garantizar, sin déficit, la percepción de las pensiones más allá de 2025. Esa garantía solo existe si desde comienzos de la década se calcula la pensión según la vida laboral del trabajador y la jubilación pasa desde los 65 a los 67 años. Cuanto más se retrasen las decisiones, más drásticas serán las correcciones obligadas. EL PERIÓDICO.- Es cierto que no hay nada imposible, excepto la inmortalidad. Pero, a la vista de cómo están las cosas, el agujero negro del PSOE ni siquiera pertenece a la estirpe de los que ha estudiado Stephen Hawking. En el agujero negro del PSOE la novedad es que no se puede salir, pero tampoco se puede entrar. El presidente sigue haciendo oídos sordos a quienes le avisan de la catástrofe que se avecina. Y ahora saca pecho y se muestra orgulloso de hacer las cosas más impopulares como antes presumía de lo contrario. Hemos pasado del Zapatero que se creía capaz de comerse el mundo a un mundo que está devorando al propio Zapatero. Opinión. La Vanguardia El Estado proveerá Enric Juliana España se halla intervenida por el Directorio Europeo -cada vez más rotundo, cada vez más imperativo, cada vez más visible en la cancillería de Berlín- y hasta que concluya el largo ciclo electoral el debate público va a parecer aquella escena histérica de La dama de Shanghai, aquel trepidante tiroteo en la casa de los espejos. Aún no sabemos quién será el muerto. (El PSOE -incluso sin Zapatero en el cartel- tiene todos los números para acabar muy malherido, pero que nadie descarte un final sorpresa. El tea party con un chorro de cazalla, el desmadre derechoso, la ausencia de un discurso central claro -por ahora- y ese impulso sádico que está detrás del videojuego de la señora Alicia Sánchez- Camacho desbaratan la idea de un centroderecha tranquilo, integrador y capaz ejecutar ajustes sin que estalle el depósito de la ira social. El PP puede llegar al Gobierno, pero no dispondrá de una mayoría operativa si no ofrece a la sociedad mínimas garantías de pactismo y mano izquierda.) En este juego de espejos, el Gran Madrid puede perder algo de anchura después de quince años gloriosos a lomos del expansionismo constructor. Años de espejo cóncavo: el que engorda y desdobla. Ahora viene el espejo convexo: el que adelgaza. Los fallos estructurales del Gran Madrid comienzan a aflorar. Ahí tenemos la monumental deuda municipal de 7.200 millones de euros y la lenta erosión de los servicios públicos en el modelo regional desarrollista. La vida en el PAU es áspera cuando uno de los dos no tiene trabajo y hay que matar el tiempo con poco dinero lejos del centro. (Los PAU -planes de actuación urbanística- son los nuevos barrios satélite de Madrid en los que han anidado las nuevas clases medias urbanas, la gente de la serie Los Serrano.) ¿Va a reventar Madrid? Algunos lectores se tomaron ayer al pie de la letra un titular algo valleinclanesco, un titular de espejo cóncavo, sobre la extraordinario dimensión del pufo municipal. No, Madrid no va a reventar. Por dos razones. Por el grandísimo fuelle de la capital de España y porque acabará pagando el Estado, aunque el Gobierno se niegue ahora -en plena crisis irlandesa- a colocar el rescate de Madrid en portada. Se hará con discreción, cuando el Directorio Europeo mire hacia otra parte. Quizá después de las elecciones municipales, para que el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón sufra un poco. Pero se arreglará. (Atención al dato: una parte de la deuda madrileña está en manos de bancos alemanes.) Más de media España funciona hoy así, pelota para delante, pufo bajo la alfombra y a disimular hasta que pasen las elecciones. Los empréstitos populares a precio de deuda griega cuatro semanas antes de la cita con las urnas -el empréstito Castells- sólo se dan en Catalunya. No hay pánico en Madrid, ni nada que se le parezca. Palidece un poco, sólo un poco, la figura de Gallardón, se pavonea Esperanza Aguirre, sonríe el PSOE en el interior de su tristeza, y la prensa regional madrileña -también dicha nacional- grita ante el espejo cóncavo del callejón del Gato que a ver qué espera la Moncloa. En los bares sólo se hablaba ayer del orgasmo de Montilla. Esa novísima manera catalana de hacer el ridículo. LA VANGUARDIA. 19-11-2010 Editorial. El País Reformas obligadas El debate parlamentario de ayer sobre el empleo dejó en el aire dos interpretaciones en torno a las políticas contra la recesión. La primera, conocida, es que el PP carece de un discurso económico que merezca tal nombre; las intervenciones de su presidente, Mariano Rajoy, son una mezcla mal agitada de invocaciones genéricas, acusaciones de campanario y petición de elecciones anticipadas, cuando en realidad debería estar rogando para que las elecciones se pospongan todo lo posible con el fin de que, en ese plazo, el PP pudiera articular alguna idea económica propia. La segunda es que el presidente del Gobierno parece haber incorporado definitivamente a su discurso las exigencias de los mercados, es decir, de los acreedores de la deuda de España, para justificar sus propuestas. Rodríguez Zapatero anunció ayer que el Gobierno presentará en el primer trimestre de 2011 el proyecto de ley de reforma del sistema público de pensiones ("es un compromiso que no tiene marcha atrás"). Estaba intentando zurcir el roto que hizo el ministro de Trabajo cuando sugirió, sin más precisiones, que la reforma de las pensiones quedaba aplazada. Porque los inversores consideran que una parte de la solvencia pública de España depende de que sus Gobiernos sean capaces de garantizar, sin déficit, la percepción de las pensiones más allá de 2025. Esa garantía solo existe si desde comienzos de la década se calcula la pensión según la vida laboral del trabajador y la jubilación pasa desde los 65 a los 67 años. Cuanto más se retrasen las decisiones, más drásticas serán las correcciones obligadas. Parece que la patronal carece de fuerza o iniciativa para opinar y negociar sobre el caso; y parece también que los sindicatos siguen sin entender la gravedad de la situación. Ofrecen un pacto si el Gobierno retira la propuesta de los 67 años; pero este no es un juego en el que una parte pueda imponer sus condiciones. La obligación sindical (y patronal) es negociar el pacto, es decir, un acuerdo en el que estén incluidas las correcciones necesarias para que los pensionistas de 2025 puedan cobrar sus pensiones; y el pacto tiene que incluir el aplazamiento de la edad de jubilación y un cálculo de la pensión. Acierta el presidente cuando pone un calendario para las reformas comprometidas, desde la reforma laboral hasta los cambios en la negociación colectiva y la modificación de las políticas activas de empleo. Los más de cuatro millones y medio de parados necesitan con urgencia un Instituto de Empleo que trabaje como una agencia de colocación eficaz. Pero la debilidad más importante del discurso del Gobierno es la relación entre crecimiento, empleo y déficit. Sin crecimiento sustancial (no lo habrá en los próximos trimestres), el paro seguirá anclado en tasas cercanas al 20% y la credibilidad del ajuste fiscal ante los mercados perderá enteros. Por eso es decisivo que la otra reforma, la financiera, esté concluida de verdad antes de 2011. Sin crédito no habrá empresas, ni actividad, ni empleo, ni reducción del déficit. EL PAÍS. 19-11-2010 Opinión. El Periódico Zapatero y su agujero negro Carlos Carnicero Un agujero negro es una región finita del espacio tiempo promovida por una gran masa en su interior, de enorme densidad, que genera un campo gravitatorio del que ninguna partícula se puede escapar. Es una prisión de máxima seguridad en el espacio.El símil viene en razón del PSOE y su Gobierno. El buenismo de Zapatero, su personalismo y la ausencia de un proyecto político e ideológico socialdemócrata estable han terminado por generar un agujero negro del que su partido no puede salir. Hace apenas un mes, las campanas socialistas tocaron a gloria por el advenimiento de Rubalcaba. Se trataba, decían, de un problema de comunicación. Hoy vuelve el toque de difuntos porque la visita del Papa ha dejado clara la falta de independencia del Gobierno ante la Iglesia frente a su pretendido laicismo, esgrimido con radicalidad días después para calentar la campaña catalana. Los compromisos de este Gobierno tienen una densidad que no le permite escaparse de ellos. La disociación de Zapatero con su electorado es imparable. Y son conscientes de que el campo gravitatorio les tiene amarrados, mientras el PP se limita a esperar que la física del universo político haga su trabajo. La primera ecuación que hay que repetir siempre es que la brutalidad y la agenda oculta del PP no garantizan que el Gobierno esté acertando. Si resulta obscena la presencia en la manifestación por el Sáhara de González Pons, no es menos indecente la ausencia del PSOE. Reprochar el oportunismo del PP ya no sirve para que el PSOE se escape de sus responsabilidades. Ese truco funcionó en el 2008, mientras Zapatero negaba la crisis y pedía tensión frente al PP; pero dos elecciones seguidas es demasiado. Hemos entrado en el terreno de la súplica y de la disciplina, que suele ser la antesala de la catástrofe. Mientras Montilla se pasa de frenada y entra a cambiar neumáticos con el mismo error táctico que el equipo Ferrari y reniega de su labor de gobierno con el tripartito, Zapatero tiene que exigir «disciplina» en el tema del Sáhara ante el riesgo de desbandada. Alrededor de este agujero negro orbitan muchos colectivos de damnificados. Los jubilados tienen las pensiones congeladas, los funcionarios han visto disminuidos sus salarios y los despedidos, a raíz de la reforma laboral, lo podrán ser con mucha más facilidad, incluso sin indemnizaciones. Ahora toca la reforma de las pensiones. El Ministerio de Igualdad ha pasado de ser imprescindible a ser englobado en el de Sanidad, a pesar de que Zapatero aseguró que era vital para su proyecto. ¿Queda algún esquema clásico de la ideología socialdemócrata y de las particulares promesas de Zapatero que no hayan sido congelados? Es verdad que la gravedad de la situación económica exigía medidas drásticas que sitúan a los gobiernos en la impopularidad; pero los ricos y los poderosos, que fueron reclamos alegóricos de diatribas de otros tiempos, ven cómo Zapatero no se atreve a tocarles un pelo. Ni un solo gesto en la fiscalidad hacia los bonos de los grandes ejecutivos; tampoco un paso al frente para una tasa a las transacciones especulativas. Ni una medida en auxilio de los desahucios de casas con hipotecas a las que no se les ha quitado el suelo para los parados. ¿Era tan difícil poner en marcha alguna de estas medidas?. Lejos queda en el tiempo el Zapatero que tuvo el coraje de retirar las tropas de Irak. Ante Marruecos, ni siquiera hemos escuchado una tibia condena por parte del Gobierno. Es cierto que Marruecos es un socio estratégico de España, pero también lo es Israel, aún en mayor medida, de Estados Unidos. Y, sin embargo, le pedimos a Obama que, al margen de las complicidades con Israel, incluso por lealtad con su socio, le exija suspender las nuevas colonias, que cumpla la legalidad internacional y que deje de masacrar al pueblo palestino. ¿Desde cuándo tener intereses comunes arrastra consigo la sumisión y el consentimiento de la barbarie? El desapego de su electorado solo tiene árnica en el terror que a muchos votantes les produce la llegada de Rajoy. Pero la paciencia tiene un límite y muchos votantes socialistas la han colmado. Puede que su optimismo inveterado haya llevado al presidente al convencimiento de que existen dos milagros que puedan salvar su posición: la recuperación económica y la entrega de las armas por ETA. Es cierto que no hay nada imposible, excepto la inmortalidad. Pero, a la vista de cómo están las cosas, el agujero negro del PSOE ni siquiera pertenece a la estirpe de los que ha estudiado Stephen Hawking. En el agujero negro del PSOE la novedad es que no se puede salir, pero tampoco se puede entrar. El presidente sigue haciendo oídos sordos a quienes le avisan de la catástrofe que se avecina. Y ahora saca pecho y se muestra orgulloso de hacer las cosas más impopulares como antes presumía de lo contrario. Hemos pasado del Zapatero que se creía capaz de comerse el mundo a un mundo que está devorando al propio Zapatero. EL PERIÓDICO. 19-11-2010

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