Una historia de espias en Cuba

El espí­a del gobierno Vasco y los traidores

La historia que parece sacada de una clásica historia de espí­as. No tendrí­a mayor relevancia si no estubiera siendo manipulada por los medios de comunicación para desinformar y urdir una trama acusando al mismo Raúl Castro de instigar a los servicios de inteligencia Cubanos para grabar y desprestigiar a los cuadros del gobierno Cubanos que fueron destituidos. Cuando a comienzos del último mes de marzo el presidente cubano, Raúl Castro, destituyó de sus cargos a los por entonces vicepresidente Carlos Lage y canciller Felipe Pérez Roque, dos de las más prominentes figuras del gobierno de la isla y considerados como las piezas claves de un futuro relevo generacional, no hubo mayores explicaciones al respecto. Pocos dí­as después, Fidel Castro, en una de sus habituales columnas, habló de cómo ambos dirigentes se habí­an dejado tentar por las «mieles del poder» y habrí­an alentado así­ «las ambiciones del enemigo». Dí­as después, tanto Pérez Roque como Lage enviarí­an cartas al Comité Central del Partido Comunista Cubano (PCC) donde reconocí­an los errores cometidos. Fin de la historia.

Ahora bien, según recientes versiones, en la rensa «anticastrista» de Miami y al gunos diarios como «El Pais» en España. Lage y Pérez Roque habrí­an sido filmados en secreto en una casa de campo mientras menospreciaban la capacidad de dirigir el gobierno de la isla de los hermanos Castro, criticaban la reciente designación de Machado Ventura como uno de los vicepresidentes de gobierno y hací­an alusiones a los que deberí­an ser, según su supuesta visión más liberal, los cambios que se tendrí­an que dar en Cuba. Los videos, en manos del gobierno cubano, habrí­an sido la prueba fulminante. Por estos dí­as, la cinta, de tres horas de duración, estarí­a siendo mostrada a los sectores más encumbrados del gobierno de La Habana como prueba definitiva de la deslealtad del ex vicepresidente y del ex canciller.El hombre clave de esta historia serí­a el cubano Conrado Hernández. Hernández era, hasta ese momento, delegado de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI) del Paí­s Vasco, una suerte de representante de los intereses comerciales de esa región en la isla. Hernández fungí­a como representante de la SPRI en Cuba desde la creación de la sede, en 1998. Su función principal era la de intermediario entre el gobierno cubano y las cerca de 40 empresas vascas con intereses comerciales en la Isla. Fue detenido el pasado 14 de febrero, en el aeropuerto de La Habana, cuando se disponí­a a viajar con su esposa a Bilbao para asistir a una reunión de trabajo. Hernández era un hombre muy bien conectado con la embajada española en Cuba y por eso la delegación diplomática, interesada en conocer el pensamiento de los cuadros más jóvenes del régimen acerca de una posible transición cubana, lo habrí­a instado a grabar en conversaciones informales a Lage, de quien serí­a un amigo de la infancia, y a Pérez Roque. Los servicios secretos cubanos conocí­an el interés español en el asunto y la tarea que le habrí­an encargado a Conrado Hernández.En un paí­s donde los ministros duran décadas en sus cargos, Lage y Pérez Roque eran, después de Raúl y Fidel, los rostros cubanos más conocidos en las cumbres internacionales, los más prestigiosos por fuera de la histórica generación de la lucha guerrillera y candidatos obvios para cualquier sucesión. Por eso, desde que Raúl reestructuró la cúpula de poder, surgieron todo tipo de especulaciones. En un primer momento, se creyó que se trataba de sacar a ‘los hombres de Fidel’ para darles paso a los de Raúl. Pero muy pronto el hermano mayor los terminó de sepultar polí­ticamente al negar que fueran sus protegidos y alimentó las especulaciones cuando escribió en una columna que «la miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos».La semana pasada el diario estadounidense «The New York Times», informó de que al parecer el arresto de Conrado Hernández, delegado de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI), dependiente del Gobierno vasco, estarí­a relacionado con la supuesta grabación clandestina de conversaciones de altos cargos del régimen cubano, entre ellos los ya citados Lage, del que era amigo de la infancia, y Pérez Roque. El rotativo norteamericano citaba como fuente a funcionarios cubanos que pedian mantener el anonimato. Siempre según esa información, Conrado Hernández habrí­a realizado las grabaciones durante fiestas habituales en su finca de Matanzas, para entregarlas luego a agentes de la inteligencia española.Las fuentes del reportaje son funcionarios cubanos que, por supuesto, hablaron off the record. Según el relato, después de que Pérez Roque recibió una ovación de pie cuando dejó su oficina, Raúl convocó a los 20 funcionarios más importantes de la cancillerí­a para explicarles su decisión y les dejó oí­r algunos apartes de las grabaciones. La historia se dio a conocer en momentos en que se acumulan los gestos que apuntan a un histórico cambio de era en las relaciones entre Washington y La Habana. Precisamente una comisión de congresistas demócratas visitaba la isla la semana que pasó, mientras se publicaba la nota, y hace algunas semanas otro senador, Richard Lugar, el republicano de más alto rango en temas de polí­tica exterior, presentó un informe en el que calificaba el bloqueo a Cuba como un fracaso y abogaba por ponerle fin.Lo que no está claro es si las cámaras ocultas en la casa de campo del cubano las habrí­a instalado el servicio secreto español a través de sus agentes en la isla o bien los propios agentes cubanos, de quienes se sugiere que Hernández dependí­a para mantener el privilegio de trabajar para los españoles. Según la versión de El Paí­s, Hernández podrí­a haber sido un doble agente que habrí­a tratado de acomodarse tanto a los intereses españoles que querí­an conocer el pensamiento de los funcionarios, como a las demandas de los servicios cubanos que, enteradas del asunto, le habrí­an pedido las pruebas, es decir, las cintas.Mientras los medios de comunicación «anticastristas», hablan de una maniobra de distracción de Raúl Castro que monto la trama para sacar a Lage y Roque de en medio. El «New York Times», habla de maniobra de los servicios de inteligencia españoles, para sondear un posible recambio de gobierno en Cuba a través de los ministros destituidos. Otros medios de comunicación hablan de corrupción y comisiones cobradas por los funcionarios del representante del gobierno Vasco. Todo son especulaciones, el gobierno de la Habana, ni afirma, ni desmiente, prefiere manejar el caso con discreción. Lo que si sabemos es que nadie puede creer en la autonomí­a de los servicios de inteligencia españoles respecto a la CIA. El CNI fue construido, infiltrado e intervenido desde su creación en los años del gobierno de Felipe González. La CIA se encargo de asesorar y formar el Langley a los agentes españoles. Otra cosa que es conocida es la histórica relación de el PNV con los servicios de inteligencia norteamericanos, los servicios prestados por el gobierno Vasco en el exilio a la CIA y el FBI, por toda Latinoamérica, han sido de importancia para el imperialismo yanqui. Por tanto toda esta trama, si se confirma, nunca pudo ocurrir sin el beneplácito de Washington. Lo que si esta claro es que cuando Fidel castro se refiere a que los dos funcionarios destituidos habrí­an alentado así­ «las ambiciones del enemigo», Sabe a quien se refiere.

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