El PNV mantiene el poder en la BBK

El entramado del régimen peneuvista

El nombramiento de Mario Fernández como el sucesor en la presidencia de la principal caja de ahorros en el Paí­s Vasco, la BBK, anunciada por el presidente saliente Xavier Irala es un hecho de gran importancia. Es la expresión del poder y del control que el régimen del PNV ejerce sobre sectores significativos, en este caso, nada menos que el sistema financiero, que ha sido la base económica esencial sobre la que se ha sustentado el régimen nacionalista, obligatorio y excluyente. Fernández fue vicelehendakari del Gobierno vasco bajo la presidencia de Carlos Garaicoechea, además de presidente de la Comisión Mixta de Transferencias Administración Central-Gobierno Vasco y Presidente de la Comisión Económica del Gobierno Vasco desde 1980 hasta enero de 1985. Se ha elegido a un significado representante del PNV con el objetivo de mantener el dominio nacionalista sobre este sector económico, que, en plena crisis, se encuentra atravesado por agudas disputas, desarrolladas mediante intentos de fusión, que ya se ha intentado, y ha fracasado temporalmente, en el caso de las cajas de ahorros vascas.

Este oder del PNV se extiende a sectores como las comunicaciones. La concesión de Euskaltel como operadora global de telecomunicaciones del País Vasco, en telefonía fija, móvil, redes, internet…, fue conseguida a cambio del apoyo del PNV a la investidura de Aznar, PP, como presidente en 1996. Como Arzallus se jactó con todo descaro, el PNV había obtenido “una telefónica y la soberanía fiscal por cinco votos en una urna”. Euskastel, que ejerce una posición cuasi-monopolista y cuasi-estatal en el País Vasco, donde no pueden competir ni los gigantes Telefónica y Vodafone, tiene como presidente al exlendakari Juan Antonio Ardanza del PNV.Esta es la punta de un iceberg que está compuesto por un entramado de empresas públicas y semipúblicas, formado por más de 650 altos cargos dependientes del PNV, por 14.000 empleados, que disfruta de las ventajas de los funcionarios sin estar sometidos al Estatuto de la Función Pública, por 24.451 contratos eventuales, de los que 12.698 ocupan una vacante eventual, la mayoría durante más de seis años y algunas 30 años, ¡toda la vida del régimen nacionalista!Tres décadas aprovechándose del monopolio del poder omnipresente del aparato peneuvista han permitido la creación de círculos clientelares que viven del presupuesto público, que llega incluso mediante subvenciones a todo tipo de actividades y asociaciones hasta todos los rincones del País Vasco. Ahora lo que se va a librar es una batalla por el dinero que ha posibilitado financiar el entramado social del nacionalismo étnico. Acabar con el entramado peneuvista es la asignatura democrática pendiente.

Deja una respuesta