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El efecto dominó de Argentina en Latinoamérica

EL PESO argentino se derrumbó ayer en una jornada negra en los mercados de divisas, donde las monedas de los países emergentes sufrieron fuertes depreciaciones. En este contexto, el Ibex 35 perdió un 3,6%, la mayor caída en un año, como consecuencia de los efectos que la devaluación del peso va a tener sobre las empresas españolas que operan en Argentina.

Telefónica, BBVA, Mapfre, Gas Natural, Endesa y Día figuran entre las más afectadas, puesto que todas ellas han realizado importantes inversiones al otro lado del Atlántico. El descenso del peso merma el valor de sus activos en ese país.

El fenómeno de ayer se puede explicar en última instancia como una crisis de confianza sobre las posibilidades de crecimiento de países como China, Brasil y Rusia, que empiezan a mostrar signos de decaimiento tras una década de expansión. Pero la depreciación del peso argentino, que ayer bajó un 14%, se explica por las propia situación de la economía de este país, con una inflación anual de casi el 30%.

El Gobierno de Cristina Kirchner había mantenido una paridad artificialmente alta del peso respecto al dólar en un mercado fuertemente intervenido con limitaciones para la compraventa de divisas. Ante la imposibilidad de seguir debilitando sus reservas para sostener el tipo de cambio, Axel Kicillof, ministro de Economía y hombre fuerte del Gabinete, decidió dar un golpe de timón y dejar de sostener su moneda a la vez que adoptaba medidas para flexibilizar el mercado. Eso es lo que produjo la fuerte caída de ayer.

La primera consecuencia de esta medida será un aumento de los precios, pero Kicillof espera que también crezcan las exportaciones y se estabilice la economía, lo que supone un giro en la política intervencionista que siempre había propugnado este joven ministro, militante de la izquierda radical peronista y amigo del hijo de los Kirchner.

La medida aboca inevitablemente al Gobierno de Cristina Kirchner a llevar a cabo un programa de ajuste con recorte del gasto público y moderación de los salarios para evitar la bancarrota del país.

Pero lo que ayer sucedió en los mercados muestra, sobre todo, la incertidumbre sobre la evolución de la economía china, la mayor potencia exportadora del mundo, y sobre el futuro de Latinoamérica, que ha pegado un importante salto en una década de prosperidad, afluencia de inversores y crecimiento del empleo.

Es seguro que vienen tiempos difíciles para Argentina, pero la cuestión es también si Brasil va a sufrir el contagio de este cambio de ciclo que anticipan los mercados. Si ello sucediese, como predicen algunos analistas, todos los países latinoamericanos -desde México a Chile- podrían verse arrastrados por el efecto dominó provocado por Argentina y Brasil.

En cualquier caso, la tormenta monetaria de las últimas horas muestra la volatilidad de unos mercados sometidos a grandes fluctuaciones y en los que cualquier acontecimiento local puede provocar una catástrofe en el conjunto del sistema. Ojalá amaine en los próximos días por el bien de la economía española, que será una de las más afectadas si empiezan a pintar mal las cosas en Latinoamérica.

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