SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

El desmentido de Rajoy se diluye como azucarillo…

MARIANO Rajoy empeñó su palabra el sábado para intentar convencer a los ciudadanos de que en el PP nunca se ha cobrado ni se ha pagado en dinero negro. La información que hoy publicamos, sin embargo, permite concluir que en Génova sí circulaba dinero opaco al fisco. Ayer decíamos que el presidente del PP no había sido capaz de aportar un relato lógico para las informaciones sobre los sobresueldos y las anotaciones de pagos del manuscrito de Bárcenas. El relato lógico, que seguramente en el PP no desconocen, es el que llevamos en nuestras páginas. Un empresario revela la operativa. Entregaba dinero en efectivo al tesorero, Álvaro Lapuerta, en el despacho de la sede y en presencia del gerente, Luis Bárcenas. El primero lo guardaba en la caja fuerte y el segundo lo anotaba en una libreta y lo administraba. Es decir, pagaba diversos gastos con ese dinero y ello permitía a algunos dirigentes del PP contar con sobresueldos al margen de sus emolumentos oficiales y también saltarse los topes que establece la ley para las campañas electorales.

Este testimonio diluye el desmentido de Rajoy como si fuera un azucarillo.El hecho de que Bárcenas fuera el encargado de repartir ese dinero, tanto para mejorar el nivel de vida de la cúpula del PP como para organizar campañas electorales a todo tren, ayuda a explicar, aunque seguramente sólo en parte, el origen de su inmensa fortuna, que sólo en la cuenta Suiza ascendía a 22 millones de euros. Máxime cuando el tesorero Lapuerta, un hombre ya muy mayor por esa época, le entregaba las cantidades sin comprobar que las peticiones del gerente respondían a conceptos reales y entregas ciertas. Tal y como revela la fuente, ambos bromearon acerca de su mutua complicidad para guardar los secretos del dinero B. Naturalmente, el ex tesorero -que por cierto continúa disfrutando del champán francés después de poner al PP al borde del precipicio- también contó con las comisiones ilegales de Gürtel.

Todo esto ayuda a explicar, sin demasiadas especulaciones conspirativas, el contenido de los manuscritos que ha sacado a la luz. Con toda probabilidad, se trata de una mezcla de datos verdaderos y falsos, naturalmente según la conveniencia de quien tene un oscuro horizonte penal. Como hipótesis, incluso podría suceder que Bárcenas hubiese elaborado los cuadernos comprometedores de un tirón -como cree la dirección del PP- para chantajear al partido, después de verse acorralado tras el estallido del caso Gürtel. Estaríamos ante una ficticia contabilidad B destinada a tapar una verdadera contabilidad C que incluiría lo que se pagaba a sí mismo.

Rajoy ha querido proteger a sus compañeros antes de empeñarse en la búsqueda de la verdad. No se querella contra Bárcenas porque no puede acusarle de sustraer un dinero cuya existencia no admite. El callejón sin salida en el que se encuentra estaría más despejado si admitiera que el PP recibió donaciones opacas -como el resto de los partidos- y anunciara una investigación para descubrir si algunos miembros de la cúpula recibieron sobresueldos. No necesariamente a él ni con su consentimiento. Sufriría un coste político, pero mucho menor del que afrontará si no emprende acciones contra quien presuntamente metió la mano una y otra vez en la caja del PP para engrosar su fortuna.

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