Educación

El Defensor del Pueblo y las vergüenzas de Bolonia

El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, ha llamado la atención al Gobierno en su informe de 2008 sobre la información que se está proporcionando acerca del proceso de Bolonia. «Es lamentable que las medidas y los planes de adaptación se hayan llevado hasta el momento de una manera al menos silenciosa […] no es comprensible que las distintas administraciones educativas responsables hayan mantenido una conducta, hasta cierto punto, de opacidad, sin abrir dicho proyecto al debate general». Múgica, como ya hizo con el informe sobre los Centros de Acogida, vuelve a demostrar una posición de independencia que hay que reconocer sin paliativos, y una delicadeza en el ejercicio de su cargo, adecuada a la correlación de fuerzas en la que se mueve. Múgica presenta lo que es. Las razones pueden deducirse.

En la línea de esa “delicadeza” que le corresonde con su cargo, el Defensor ha declarado que por "neutralidad política" no corresponde a su institución "pronunciarse ni interferir" en las decisiones sobre la inserción de España en el proceso de Bolonia. Pero eso no le impide exigir que el “proceso de adopción de decisiones” se dote “de la máxima participación y transparencia y realizar un esfuerzo informativo y explicativo adicional al de la mera publicidad de las decisiones, acuerdos y normas aprobados".Es claro y contundente. La política del Gobierno hasta la fecha se ha limitado a comunicar lo acordado sin someterlo a discusión ni cuestionamiento. Y esto ya es decir mucho frente al esfuerzo de “aislamiento” e “izquierdización” que se ha hecho con el movimiento antiBolonia. “Son pocos y radicales”, en definitiva."La puesta en marcha de esta nueva ordenación de enseñanzas y títulos universitarios oficiales, así como la necesaria adecuación de las condiciones para la homologación y convalidación de éstos, y para la implantación en los sistemas de admisión de alumnos en la universidad de los nuevos criterios que el proceso de cambio requiere, constituyen algunos de los asuntos que de forma más visible han calado en los sectores estudiantiles de ámbito universitario, quedando reflejada esta circunstancia en la tipología de quejas mayoritariamente recibidas durante 2008 en materia universitaria"."La nueva ordenación de enseñanzas implica la desaparición del actual catálogo de títulos universitarios, y confiere a cada una de las universidades españolas la potestad de proponer nuevos títulos siempre que satisfagan determinadas condiciones. Esta atribución de competencias a las universidades provocó en los últimos meses de 2008 una importante movilización de los estudiantes universitarios que se extendió incluso a los de secundaria, ante el temor de alumnos y titulados de que se produjera la desaparición de algunas titulaciones o perdieran su actual validez oficial"Un gigantesco jarro de agua fría a las pretensiones del Gobierno de hacer pasar, pese a todo y pese a todos, el rodillo de Bolonia, no solo por un proceso avanzado, sino también progresista.

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