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El declive de la OMC

Una regla deprimente de las instituciones internacionales es que cualquiera hayan sido las intenciones que motivaron su fundación inevitablemente evolucionan para estar más al servicio propio o el de sus peores miembros que el de su causa original. El ejemplo más reciente es la Organización Mundial del Comercio, que comenzó como un cuerpo para dictar reglas y así promover el libre comercio, pero que ha terminado volcado hacia el proteccionismo cuando no es inservible.

Ese cambio fue ilustrado la semana pasada con la elección del brasileño Roberto Azevêdo como nuevo director general de la OMC. El diplomático de carrera de 55 años superó al economista mexicano Herminio Blanco, quien tenía el apoyo de Estados Unidos y tiene una reputación de ser un defensor más enérgico del libre comercio. Azevêdo es según todas las fuentes un diplomático encantador que ganó gracias al apoyo de los países en vías de desarrollo.

Sin embargo ganó ese apoyo en gran parte al ayudar a hundir la ronda de Doha sobre conversaciones de libre comercio. Azevêdo fue el negociador jefe de Brasil en Doha, y la oposición de Brasil, India, Sudáfrica y otros poderes económicos emergentes a un comercio más libre de manufacturas hizo imposible llegar a un acuerdo que valiera la pena en Doha. Ahora está moribundo.

El resultado ha sido que la OMC es cada vez más un observador mientras que los poderes mundiales económicos ignoran las conversaciones globales y buscan sus propios pactos comerciales bilaterales y regionales. La diplomacia comercial más importante se desarrolla hoy dentro de las negociaciones transpacíficas y entre Europa y EE.UU.

«Creo que estamos recibiendo un paciente muy enfermo. LA OMC a estas alturas no está bien. Es casi como que el próximo director general llega a la mesa de operaciones con un paciente muy enfermo», admitió Azevêdo previo a la votación. Nadie duda de su diagnóstico. La pregunta es si él es el doctor Kevorkian.

Según datos del FMI, Brazil está entre las economías más protegidas de América. Si su meta es extender el modelo comercial de su país, Azevêdo garantizará que la OMC se convierta en un organismo aún menos relevante. Esperemos que intente emular a Nixon cuando fue a China y supere su trabajo previo en Doha.

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