Latinoamérica pide el reingreso de Cuba en la OEA

El debate sobre Cuba en la OEA

Hoy comienza en Honduras una nueva Asamblea anual de la Organización de Estados Americanos (OEA) y todo parece indicar que el debate sobre si Cuba debe o no tener las puertas abiertas para reincorporarse monopolizará la agenda del encuentro. Por lo pronto, Lewis Amselem, representante norteamericano ante el organismo, anunció ayer que su paí­s estudiaba la posibilidad de sumarse a una propuesta que podrí­a facilitar un eventual reingreso del paí­s caribeño al organismo interamericano y que, además, contarí­a con un apoyo mayoritario. Sin embargo, y frente a la inexistencia de un consenso sobre la materia, al cierre de esta edición las negociaciones secretas entre diplomáticos continuaban en pos de una fórmula que obtenga el visto bueno de la totalidad de los paí­ses miembros.

De este modo, en la ciudad hondureña de San Pedro Sula, donde se celebrará durante hoy y mañana la cita hemisférica, existen actualmente dos ropuestas sobre la mesa respecto de qué hacer con el gobierno de La Habana, expulsado del seno del organismo hace más de cuatro décadas: un proyecto mayoritario que contarí­a con el apoyo de al menos 26 de los 32 paí­ses miembros y uno minoritario, sostenido por Bolivia, Nicaragua y Venezuela. El primer texto pide la derogación de la llamada resolución VI que en 1962 suspendió a Cuba como paí­s miembro del organismo, luego de que el gobierno de la isla hiciera público el carácter socialista de la revolución, al tiempo que resalta que la decisión de un eventual regreso a la OEA depende de las autoridades en La Habana. Dicho de otro modo, no por anular la resolución se decide la reincorporación.Desde 1962 cuando Cuba fue separada de la OEA, ninguna reunión de esa organización habí­a requerido de tantos esfuerzos diplomáticos ni despertado tanto interés como la Asamblea General, que se efectuará en Honduras los dí­as 2 y 3 de junio. La razón es la misma aunque el sentido es inverso: antes se trataba de expulsar a la Isla y ahora de admitirla. Hubo consenso para sacarla y ahora lo hay para reingresarla. La primera vez Estados Unidos fue parte del problema y ahora no lo es de la solución.Mediante una astuta jugada, a la vez que dan la razón a los paí­ses que abogan por la reparación de la injusticia contra la Isla, reconocen la legitimidad de las autoridades cubanas y presentan algo parecido a un espacio de encuentro, Estados Unidos manipula la situación al condicionar el supuesto dialogo a la aceptación por Cuba de la Carta Democrática Interamericana y trata de atraer a sus posiciones a paí­ses que si bien respaldan la reparación de la injusticia cometida contra Cuba, preferirí­an no entrar en contradicciones con Estados Unidos.Frente a esta alternativa, Bolivia, Nicaragua y Venezuela proponen, en su lugar, que sencillamente se derogue la resolución que supuso la suspensión de Cuba como miembro de la OEA sin ninguna clase de condicionamientos, como si se tratase de un acto de justicia y rectificación histórica para enmendar lo que consideran un error que nunca debió cometerse.Sin embargo, y más allá de los matices y alternativas de cada uno de los proyectos en pugna, existe también la propia postura cubana sobre el asunto. Y ésta es, según lo expresó invariablemente el gobierno de La Habana en las últimas semanas, su negativa a reincorporarse a un organismo que consideran no sólo vetusto cual resabio de la Guerra Frí­a sino, además, sujeto a los intereses de Washington en la región.»Los gobiernos pueden cambiar, pero los instrumentos con que nos convirtieron en colonia siguen siendo iguales. Por un Presidente con sentido ético en Estados Unidos, tuvimos durante los 28 años siguientes, tres que cometieron genocidios, y un cuarto que internacionalizó el bloqueo», afirmo Fidel Castro.En un reciente articulo aparecido den la pagina de Internet Cuba Debate, Fidel Castro afirmaba: » Daniel Ortega, que pronunció un valiente e histórico discurso en Puerto España, explicó al pueblo de Cuba que los paí­ses independientes de África no invitaron a las antiguas potencias coloniales de Europa a formar parte de la Unidad Africana. Es una posición digna de ser tomada en cuenta».»La OEA no pudo impedir que Reagan desatara la guerra sucia contra su pueblo, minara sus puertos, acudiera al tráfico de drogas para adquirir armas de guerra, con las que financió la muerte, la invalidez, o lesiones graves a decenas de miles de jóvenes en un paí­s tan pequeño como Nicaragua».»¿Qué hizo la OEA para protegerlo? ¿Qué hizo para impedir la invasión en Santo Domingo, los cientos de miles de personas asesinadas o desaparecidas en Guatemala, los ataques de la aviación, los asesinatos de prominentes figuras eclesiásticas, las represiones masivas contra el pueblo, las invasiones de Granada y Panamá, el golpe de Estado en Chile, los torturados y desaparecidos allí­, en Argentina, Uruguay, Paraguay y otros sitios? ¿Acusó alguna vez a Estados Unidos? ¿Cuál es su valoración histórica de estos hechos?».El presidente de Ecuador, Rafael Correa, solicitó desde Honduras detener las exigencias a Cuba y recalcó que lo que se debe hacer es «pedirle disculpas por el daño que se le ha hecho, y por la cual la historia nos juzgará». Además de la del mandatario ecuatoriano, se han escuchado declaraciones similares de autoridades hondureñas y latinoamericanas, como es el caso de la canciller, Patricia Rodas y el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien consideró que en el Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) »comienza una batalla interesante y el tema es Cuba».El embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA),Roy Chaderton Matos, expresó que «ésta es una ocasión histórica para que la organización, que ha sido desobedecida a lo largo de muchos años, paí­s tras paí­s, prácticamente de manera unánime termine poniéndose al dí­a».»Estamos también observando el carácter injerencista de muchas normas, eso de decirles a los demás cómo tienen que elegir, cuándo deben elegir, cuáles son las modalidades de elección para que se ajusten a las expectativas de la Organización de Estados Americanos», expresó Chaderton. Para Obama desbrozar tantas décadas de» bloqueo» y de apoyar un lobby anticastrista que se ha instalado durante ese tiempo en las estructuras del congreso y el estado, no es una cuestión tan simple. Aunque los vientos de cambio se ven en las nuevas generaciones de cubano-estadounidenses, que recientemente en encuestas publicadas en EE UU mayoritariamente ven el bloqueo como algo del pasado. Los intereses de este lobby que ha sobrevivido a costa de la presencia del bloqueo y la necesidad de enrolar a cubanos en sus actividades de inteligencia y contrainsurgencia en Latinoamérica y en EE UU, también han adquirido relaciones y cuota de poder en las instituciones. El problema de fondo es que su posición privilegiada en Latinoamérica considerada por muchos inamovible hace unos años se tambalea. La situación de la crisis internacional, no ha hecho más que acelerar el proceso, de una tendencia que el frente antihegemonista ha impulsado en la última década. Lo cierto es que la agenda de Latinoamérica, si mantiene las pautas actuales, apunta a una reducción progresiva del peso de EEUU. Las crecientes relaciones con China y otras áreas del mundo (India, Rusia, Unión Europea), la profundización de la integración regional (que incluye jubilar al dólar) y el fortalecimiento del papel del Estado son los pilares que sustentan esta tendencia. Entonces cuando observadores hablan del inicio de una nueva fase en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, hay que dejar claro que no es algo que el gobierno estadounidense ha iniciado. El Presidente Obama, Hillary Clinton y sus colegas reaccionan a acontecimientos sobre los que tienen poco control. Los esfuerzos del gobierno estadounidense de lograr sus objetivos en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador y hasta en América Central, han sido frustrados constantemente.

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