La política agresiva de la monarquía alauita no ha terminado, sino que sigue -y va a seguir- siendo una herida abierta a España. El último chantaje marroquí ha sido vetar a España en la Operación Paso del Estrecho -cuando la población marroquí en distintos países europeos vuelve a su país para pasar las vacaciones- lo que les obliga a trasladarse desde de puertos franceses e italianos. La última amenaza alauita ha sido insinuar que podrían apoyar el procés catalán.
La exclusión de los puertos españoles para viajar desde la península a los puertos marroquíes es un duro golpe a los propios ciudadanos marroquíes, porque atravesar España y embarcar aquí es más rápido y barato que las rutas francesas e italianas. No digamos para los residentes en España. Un ejemplo más del desprecio y el abuso con el que la monarquía alauita trata a su población.
Otro objetivo de la decisión es golpear a los sectores económicos españoles vinculados a la mayor migración del mundo, organizada anualmente -y que consecuentemente genera un significativo número de puestos de trabajo- como son las navieras, las empresas auxiliares y las agencias de viajes y llega hasta los taxistas.
Cuando el río suena
La hábil diplomacia alauita se ha permitido mencionar la cuestión catalana y declarar solemnemente que Marruecos nunca instrumentalizó el separatismo catalán contra España y se puso del lado de la integridad territorial y la unidad nacional de su vecino del norte.
Comparar el innegable derecho autodeterminación del pueblo saharaui -reconocido por múltiples resoluciones de la ONU, al tratarse un proceso de descolonización nunca culminado- con las aspiraciones independentistas de la burguesía burocrática catalana ya es un ejercicio de cinismo nada fácil de superar.
Pero el régimen alauita sigue adelante con su desfachatez y pregunta sin ruborizarse: “¿Cuál habría sido la reacción de España si un representante del separatismo hubiera sido recibido en el Palacio Real marroquí? ¿Si hubiera sido recibido pública y oficialmente por su aliado estratégico, su importante socio comercial y su vecino más cercano al sur?”
El eslabón débil español
En estos días, la diplomacia del Majzen (Palacio real) se ha centrado en criticar que el contencioso entre España y Marruecos se haya “europeizado”. Señal de cuánto daño les ha hecho que -en esta ocasión- los socios europeos hayan cerrado filas con Madrid. Un duro revés para Rabat: incluso Francia, tradicional valedor de Marruecos, ha tenido que -de cara a la galería- apoyar a España ante lo sucedido en Ceuta.
El objetivo de la resabiada diplomacia alauita es abrir fisuras en la UE, condición necesaria para atacar a España, forzándola a seguir los pasos de Trump y reconocer la falsa soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.
Rabat considera a nuestro país un eslabón débil: si España, antigua potencia colonial de este territorio, acaba cediendo y reconoce la “marroquinidad” del Sahara, entonces -por la fuerza de los hechos consumados, el resto de los países europeos acabarían pasando por el aro.
La resolución condenatoria contra la crisis migratoria desencadenada por Mohamed VI en Ceuta -aprobada por el Parlamento europeo por amplia mayoría- denuncia que se haya puesto en peligro la vida y la seguridad de los menores y supuesto una escalada en la crisis política y diplomática entre Marruecos y la UE. Lo más significativo es que el texto ha sido aprobado por los populares, socialistas, liberales y verdes. España debe persistir en que el carácter europeo del conflicto.
La ambigüedad del “amigo” americano
La administración Biden afirma que “existen diferencias muy importantes y profundas” con Trump, que reconoció la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental. La decisión justa sería revertirla. Sin embargo, declara que está discutiendo con Marruecos y España su posición respecto al conflicto saharaui. En Washington los demócratas bloquean la apertura de un consulado en Dakhla, en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, y la venta de drones MQ-9B. Sin embargo, mantienen el apoyo generalizado del Capitolio a los “acuerdos de Abraham” de Trump por los que Israel es reconocido por varios países árabes incluido Marruecos