J.J. Badiola, epidemiólogo

Badiola, ¿y la pandemia?

Juan José Badiola alcanzó gran notoriedad al ponerse al frente de la crisis del

Hablamos con el veterinario, epidemiólogo e investigador Juan José Badiola sobre la lucha contra la pandemia, la vacunación y las formas de aprender de las debilidades del sistema sanitario

Juan José Badiola es más conocido popularmente por ser experto en el “mal de las vacas locas” y el principal responsable de la campaña que le hizo frente. Entre 1988 y 1997 formó parte del comité científico veterinario, fue director del Centro Nacional de Referencia de EBB (siglas del nombre científico de la enfermedad), y presidente del Subgrupo de Evaluación de las Investigaciones sobre las EEB de la Unión Europea.

Casi un mes después del fin del Estado de Alarma, ahora estamos en una incidencia acumulada de 136 casos por 100.000 hab. en 14 días, y parece que la tendencia sigue siendo a la baja. ¿Considera que ha sido correcta la gestión de la pandemia en las últimas semanas?

Se ha levantado el Estado de Alarma y eso crea una situación, desde el punto de vista de la capacidad de las Comunidades Autónomas para afrontar la pandemia en función de la incidencia en cada territorio, en la que se pierden instrumentos importantes, como es el control de la movilidad, los toque de queda, los cierres perimetrales… para los que ahora se tienen que pedir permisos judiciales.

Pero creo que se tienen mecanismos suficientes como para controlar la situación sin tener que recurrir a medidas como las del Estado de Alarma. Creo que hay otros problemas que favorecen más los contactos como para recurrir a los cierres o toques de queda. Esta cuarta ola, como ya sabíamos que iba a ocurrir, no tiene la dimensión que las anteriores. Y es gracias a que cada vez hay más gente vacunada, sobre todo la gente más vulnerable.

No se produce una protección completa pero los contagios se minimizan. Esto es lo que ha sido el paraguas principal, visto en las cifras. Hay casos como Valencia o Baleares con muy pocos casos, pero el corredor del Ebro o Madrid son diferentes, y son zonas de gran densidad donde los contagios son más probables.

Una vez se han resuelto los problemas de abastecimiento de vacunas, hemos tenido mayor capacidad de vacunación.

¿Cómo valora la marcha de la vacunación en España? ¿Cuándo estima que se podrá alcanzar la «inmunidad colectiva»?

Sigo pensando que la inmunidad colectiva la conseguiremos en torno a la segunda quincena del mes de agosto y puede que antes. La vacunación avanza a muy buen ritmo. La población de más de 60, la gran mayoría está vacunada con una dosis como mínimo. Pero los mayores de 70, prácticamente el 90 por ciento tienen las dos dosis. En ese rango es donde se producían los efectos más desastrosos. Ahora la gente del rango de edad de 50 se están vacunando. Otras comunidades ya están llamando a los de 40 años. Vamos a llegar a agosto y yo diría que habremos vacunado a un grupo importante de los 30. A mí me gustaría que se pudiera llegar a eso.

Es muy probable que alcancemos el 70%, a partir del cual el virus tiene muy limitada su propagación porque encuentra que la mayoría de gente a la que puede contagiar ya está inmunizada.

En los últimos meses ha habido todo un bombardeo de información sobre los casos de trombos asociados a las vacunas. Hay como un seguimiento en directo en el que se pone la lupa en el detalle y no en el proceso de conjunto. ¿No genera esto confusión y dudas a la ciudadanía en general, y por tanto perjudica a la apreciación de la opinión pública sobre el valor de las vacunas?

En un principio había gente muy escéptica, y que decían que no se iban a vacunar. Esa opinión ha ido cambiando. Las reacciones adversas han creado confusión. Decir que si te administras las vacunas puedes tener un trombo en los senos del cerebro no es un panorama muy alentador. Si me dicen eso claro prefiero no vacunarme. Eso cuesta trabajo apreciarlo, porque es 1 cada 200.000 mil, pero pensar que puede ser uno, no hace ninguna gracia. Ahora los médicos identifican pronto los efectos adversos.

Esto ha creado incertidumbre, lo que ha provocado casos como Noruega y Dinamarca que han suspendido la vacunación con AstraZecena. Otros países han identificado las edades en las que se producían estos efectos y han limitado la vacunación. Y en España se ha autoimpuesto una norma que es intentar evitar que se vacunen con AstraZeneca por debajo de 60. El problema es que los de por encima ya estaban vacunados, con otras vacunas, y ahora surge el problema, que es qué hacemos con los que se habían vacunado con AstraZeneca por debajo de 60, que han sido 2 millones de personas,

Como ellos mismos dijeron que no se vacuna nadie por debajo de 60, ¿cómo van a autorizarlo ahora? Tienen entonces la fórmula de la combinación de vacunas que parece peor, porque crea desconcierto, porque la gente dice ¿cómo es esto? Se ha hecho un estudio muy limitado, y ahora dicen que la gente decida. Si se vacuna con Pfizer, hago lo que dice el Ministerio de Sanidad, pero la Agencia Europea del Medicamento (EMA) dice que puedo hacerlo con AstraZeneca, y si lo hago tengo que firmar un consentimiento, es decir, si le pasa algo es por culpa suya. Se han puesto la soga al cuello al decir que no vacunaban por debajo de 60. Es muy complicado.

La gente tienen que entender que las vacunas y los medicamentos pueden presentar efectos adversos. No es nuevo. Si tú mismo lees el prospecto del paracetamol… prefiero tener dolor de cabeza a tomarme ese medicamento, porque según las pruebas han visto que pueden ocurrir tales efectos.

¿Sobre cuántas personas han hecho estos estudios de combinación de vacunas? Confrontar los vacunados con los que han hecho las pruebas no es muy serio porque es muy poca gente. Las reacciones adversas ocurren siempre y dependen de la probabilidad, y lo que se puede ir haciendo es ir conociendo. Esto es un desarrollo para las empresas, que son las que deben tratar de evitarlo, porque estamos hablando de empresas, por la cuenta que les trae, deberían resolverlo. 

Hay más de una docena de proyectos de vacunas en nuestro país. ¿Para cuándo cree que será posible una vacuna española?

Cuando les preguntas a los autores lo que te dicen es que hasta el año que viene no estarán listas. Primero hay que desarrollar el prototipo, asegurarte de que funciona bien, en animales, y si todo va bien hacerlo en humanos, y hacerlo en muchas personas, pueden ser 40 o 50 mil personas, si no la EMA no lo va a aprobar. Soy optimista, el año que viene va a haber una competencia grande entre vacunas. Afortunadamente, no va a haber desabastecimiento, y no se va a vacunar solo a los países ricos. África es nuestro continente vecino y con América tenemos lazos familiares, hay que ayudarles.

Los precios bajarán porque ahora son muy elevados, 15 euros por dosis. Astrazeneca era a 3 euros, por eso todo el mundo la tenía. Hay que saludar el desarrollo de las vacunas, lo que permite que haya disponibilidad y competencia para que los precios bajen.

Con estos dos proyectos españoles vamos a tener posibilidades de competir en el mundo.

Las actuales vacunas protegen a la población de sufrir la enfermedad, pero no son capaces del todo de evitar la infección y el contagio. ¿No debería marcarse como meta para las vacunas de segunda generación contra la Covid, la consecución de vacunas que produzcan «inmunidad esterilizante», es decir, que impidan la replicación del virus dentro del cuerpo, como por ejemplo la que busca el equipo de Luis Enjuanes e Isabel Sola en el CSIC?

A mí me parece que Luis Enjuanes es una persona muy seria y tiene mi respeto, es el hombre que más sabe de coronavirus en España. Creo que su equipo tiene experiencia en trabajar vacunas. Si logran eso será un éxito. No se trata solo de proteger de los efectos más desfavorables, sino de la infección. Es una vacuna muy favorable. Podemos hacer una gran aportación en el mundo.

Luego, hay que aprender de las situaciones adversas. No vivimos en un mundo ideal aislado de todo riesgo. Estamos provocando los peligros con algunos comportamientos. La movilidad es exagerada, la destrucción del planeta, de los ecosistemas, la deforestación… al final esto tiene un coste, los patógenos se rebelan, porque se cambian las condiciones y la movilidad tan exagerada que tenemos se encarga de transmitirlos.

Es verdad que ha habido pandemias, pero lo tenían mas difícil los patógenos. Ahora las pandemias se pueden producir y en periodos mas cortos, y nuestros sistemas sanitarios tienen una visión de enfermedades muy esporádicas, los cánceres, las neurodegenerativas, cardiovasculares…. Pero hay que tener en cuenta las epidemias, y hasta ahora eso se había olvidado, y no estamos preparados porque eso es de países pobres. Se nos han visto las vergüenzas. En el ideario sanitario no se había previsto; solo el caso del misionero que vino con el ébola, que fue una cosa esporádica, pero eso pasó hace tiempo y se vio que no estamos preparados.

Las epidemias están a la vuelta de la esquina, lo hemos visto también con la gripe A o las vacas locas… y de eso hace muchos años. Espero que ahora aprendamos. Por ejemplo, no tenemos ni epis, que dependen de China, y eso no puede ser, porque estás perdido. A ver si esta vez va la vencida y somos capaces de hacer previsiones, y darnos cuenta de que el mundo global, que tiene sus ventajas políticas y económicas, tiene un punto flaco que es el mayor riesgo de epidemias y hay que afrontarlo.

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