El G7 propone un impuesto de Sociedades mínimo del 15% para todo el mundo

¿Por qué el G7 sube los impuestos a los más ricos?

¿Cómo puede ser que las principales potencias imperialistas -con el presidente norteamericano a la cabeza- apuesten ahora por aumentar la presión fiscal a sus propios bancos y grupos monopolistas?. Parece el mundo al revés... pero son las necesidades imperiales

EEUU ha propuesto a Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá e Italia (G7) fijar como norma global que el impuesto a grandes corporaciones sea cuanto mínimo del 15% por las ganancias que obtienen en cada país. Y esto con independencia de la nación en que tengan su sede fiscal.

Sólo España recaudaría entre 700 y 2.000 millones anuales con esta medida.

¿Por qué ahora se ponen de acuerdo las economías más poderosas en exigir ese tributo? ¿Cuál es el interés de las grandes potencias, con EEUU a la cabeza, en meter en cintura a sus propios monopolios?

Al dueño de Amazon, el multimillonario J. Bezos, le salió cero en su declaración de la renta de 2007. En 2011, mientras su patrimonio crecía en 18.000 millones, declaró pérdidas y obtuvo un descuento de 4.000 dólares por cada hijo…

Al mismo tiempo que se hacía público el acuerdo del G7, un medio estadounidense filtraba las declaraciones de impuestos de las más grandes fortunas norteamericanas.

El inversor bursátil Warren Buffet (aquel que declaró «mi secretaria paga más impuestos que yo») encabeza la lista de multimillonarios con un incremento de su riqueza en 24.300 millones en cuatro años. Según el medio ProPublica, ha pagado solo 23,7 millones en tributos con lo que su tasa real de impuestos es de un 0,10%.

Y la lista continúa. Cuanto más ganan menos pagan…

El propio presidente Biden recordó que 52 de las mayores empresas de Estados Unidos no habían pagado en impuestos ni un centavo en los últimos tres años, pero eso no había conseguido que lo invirtieran en EEUU ni que creasen más empleo.

La revista Forbes ha calculado que los 25 mayores capitalistas, de conjunto, incrementaron su riqueza en 400.000 millones de dólares entre 2014 y 2018 y, sin embargo, solo pagaron a la hacienda pública el 3,4%.

Estos datos se han conocido cuando también en el Senado y Congreso de EEUU se debate subir los impuestos de sociedades, los que gravan beneficios obtenidos en el exterior (del 13% al 21%), y a los más ricos, aquellos a quienes Trump se los redujo.

El propio presidente Biden recordó que 52 de las mayores empresas de Estados Unidos no habían pagado en impuestos ni un centavo en los últimos tres años

La información de Forbes, la filtración de las declaraciones de renta de los más ricos, el acuerdo del G7, y la subida de impuestos en EEUU, apuntan simultáneamente a un mismo sitio: Hay que recaudar más de quienes hasta ahora han estado privilegiados en el pago de impuestos. Y parece relativamente urgente llevarlo adelante. ¿Por qué ahora?

El frente interno

En palabras del economista Juan Torres: «Estados Unidos se propone recuperar el terreno perdido, evitar que su sociedad colapse como resultado de las fracturas sociales que han provocado cuarenta años de políticas a favor del gran capital, y reforzarse para hacer frente a la competencia cada día más feroz de China.»

Para afrontar la crisis de la Pandemia las grandes potencias han programado ingentes estímulos presupuestarios, más de 20 billones de dólares en su conjunto. De ellos, EEUU gastará casi 6 billones, uno de cada 3 dólares.  Sus necesidades de financiación, ademas del gasto de esta crisis, son las de sostener un imperio global y eso implica un presupuesto muy superior a sus ingresos nacionales.

El saqueo a los países que domina le permite sufragar buena parte, pero necesita nuevas fuentes. Porque la crisis de la pandemia también ha dejado exhaustas la arcas de los países dominados y exprimirles más agudiza las contradicciones con sus aliados.

Durante años los monopolios norteamericanos fueron protegidos, permitiéndoles disponer de todas sus ganancias para que las pudieran utilizar en aventajar a sus competidores, comprando las patentes y compañías de la competencia, y copando los mercados hasta reinar como dominadores mundiales en cada segmento (Google, Apple, Amazon…).

Pero la política manda sobre la enconomía. Y EEUU afronta dos grandes y urgentes necesidades: fortalecer su frente interno y recomponer un amplio consenso en el exterior.

EEUU necesita recuperar el terreno perdido, evitar que su sociedad colapse como resultado de las fracturas sociales, y reforzar su economía para hacer frente a China. Y para eso hace falta dinero, mucho dinero público.

Levantar su mercado interno, y unir a su población es imprescindible para el Imperio. Necesitan reestablecer el Sueño americano para integrar a un país fracturado.

¿Cómo podría la Roma antigua dominar el Mediterráneo si no ofreciese a los romanos el nivel de vida y riqueza más alto del mundo conocido?

Y mucho menos se puede plantear una clase dominante en una nación, mantener su dominio del mundo si el frente interno no está cohesionado. La sociedad norteamericana está empobrecida, fuertemente polarizada, socialmente dividida, sin una unidad en torno a un proyecto, o a una misión en el Mundo.

Las bajadas de impuestos a los más ricos y los programas de recortes de los últimos decenios han generado un aumento de la desigualdad, deterioro de servicios públicos, perdiendo niveles mínimos de bienestar para gran parte de la población y con un abandono de las infraestructuras que afecta también al funcionaminto de la economía.

Las provocaciones raciales de la era Trump, o los abusos policiales son solo la punta del iceberg de una violencia generalizada. En los primeros 5 meses de este año EEUU ha sufrido 221 tiroteos masivos y 7.536 personas han muerto en total por arma de fuego. Recordemos la irrupción de la  extrema derecha (asalto al congreso).

La inmensa masa de inmigrantes que han dejado de integrarse socialmente (hoy cerca del 14% de la población de Estados Unidos nació en el extranjero frente a menos del 5% en 1970). Trump lo abordó con la ilegalización de amplias capas de trabajadores inmigrantes.

Esto va acompañado de una menguante capacidad de consumo de su población. EEUU ha dejado de tener el mayor mercado interno (superado ya por China).

En este frente interno se han volcado Biden y su gobierno con un vasto programa de gasto, sumando un total ya de 5,8 billones lo destinado por EEUU en el último año en planes de estímulo,  subsidios e inversiones.

El consenso exterior

Mientras Biden amarra las alianzas en Europa la vicepresidenta Kamala Harris (afroamericana) recorre las zonas más depauperadas del país dirigiéndose especialmente en sus discursos a la población negra.

Y en su reciente visita a Mexico declaró: «No podemos empobrecer sus naciones y luego quejarnos de que emigren a EEUU». 

La forma en que se presenta la propuesta del G7 es como un «acuerdo». Y en la misma forma se debatirá en un foro más amplio, el G-20 en julio, para luego proponerlo hasta a 120 países que participan en las conversaciones.

EEUU, como hemos visto, está necesitada de recaudar a sus monopolios; pero también atiende a la reivindicación de varias naciones europeas sobre imponer una tasa mínima especialmente a los gigantes tecnológicos, cuestión que hasta hace unos meses era objeto de amenza de sanciones por la administración norteamericana.

Si difícilmente puede mantener su papel de Hegemonía Mundial con una situación interna tan degradada, imposible le resultaría constreñir a China sin un amplio frente internacional. Baste recordar que China ha conformado el mayor mercado mundial en un pacto con naciones asiáticas en el que hasta Japón se ha integrado parcialmente, o que Bruselas y Pekín han firmado hace unos meses un vasto acuerdo comercial.

EEUU, como hemos visto, está necesitada de recaudar a sus monopolios; pero también atiende a la reivindicación de varias naciones europeas sobre imponer una tasa mínima especialmente a los gigantes tecnológicos

Hasta en el tema de las vacunas Biden ha anunciado una ofensiva de reglar 500 millones de dosis a otras naciones de América, Africa y Asia, diplomacia en la que China lleva meses de ventaja firmando entregas, o licencias para fabricar sus patentes.

Todo el esfuerzo interno tiene su complemento en recomponer un liderazgo mundial basado en un consenso con sus aliados frente a la línea de enfrentamiento de Trump. Aunque ambos, con líneas diferentes, comparten el objetivo principal, constreñir el desarrollo de China.

Paraísos perdidos

Una consecuencia del acuerdo del G7 es la desaparición de algunos de los paraísos fiscales. El 40% de los beneficios en el extranjero de las multinacionales se trasladan a países de baja tributación.

Evidentemente se mantendrán los que cada nacion tiene (EEUU en dos de sus Estados permite domiciliar compañías sin casi pagar impuestos). Porque van a recaudar más de los monopolios internacionales, pero no eliminar sus privilegios totalmente. De hecho el impuesto acordado del 15% es muy inferior al 21% que pagan desde autónomos al resto de sociedades mercantiles en España, Francia, Alemania o China (25%).

Algunos países con exenciones fiscales para las gandes empresas y capitales seguirán siendo un refugio (Países Bajos, Luxemburgo, Suiza…) o Irlanda, con sus impuestos en un 12,5%.

Verán disminuidos sus ingresos los que exclusivamente viven sólo de ser un paraíso fiscal: las Bermudas, islas Caimán o las islas Vírgenes Británicas, donde los servicios corporativos y financieros representaron más del 60% de los ingresos públicos.

El informe clave

Esto es lo que posiblemente hay detrás del enorme programa de estímulo de la administración de Biden y de sus medidas fiscales anunciadas: El Informe publicado por The Atlantic Council sobre la estrategia que debería adoptar Estados Unidos frente al ascenso del poder de China en el mundo.

En él se puede leer:

Los intereses nacionales que Estados Unidos debe proteger, junto a los de sus socios y aliados:

1 retener la superioridad económica y tecnológica colectiva,

2 proteger el estado global del dólar estadounidense,

3 mantener una abrumadora disuasión militar convencional.

La estrategia para alcanzarlos debe tener como prioridad reconstruir los fundamentos económicos, militares, tecnológicos y de capital humano del poder nacional a largo plazo de Estados Unidos.

Los pilares fundamentales del poder estadounidense son: las fuerzas armadas, el dólar estadounidense como moneda de reserva mundial y pilar del sistema financiero internacional, el liderazgo tecnológico global, y los valores de la libertad individual, la justicia y el estado de derecho.

De ahí se deducen, las «tareas domésticas centrales» y «con dividendos que solo se obtendrán en una década o más». Entre ellas, las siguientes:

– Revertir las inversiones en declive en infraestructura económica nacional crítica

– Revertir la inversión pública en ciencia, tecnología, ingeniería, investigación científica básica…

–Asegurar que Estados Unidos siga siendo el líder mundial en las principales categorías de innovación tecnológica, incluida la inteligencia artificial.

-Desarrollar un nuevo consenso político sobre la naturaleza futura y la escala de la inmigración a los Estados Unidos.

– Que la deuda nacional se mantenga en última instancia dentro de parámetros aceptables.

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