Espectáculos

El Candela: el duende castizo

La cuarta edición de Suma Flamenca, el Festival Flamenco de la Comunidad de Madrid se ha puesto en marcha. Tan solo quedan siete dí­as y la apuesta artí­stica de este año promete superar con creces la de años anteriores. Hasta el 20 de junio desfilará un elenco imprescindible de figuras consagradas combinado con una representación armónica de cante, baile y guitarra encarnada en jóvenes promesas.

Serán 63 esectáculos difíciles de abarcar, aunque no sin ganas, que se repartirán entre los teatros y salas de flamenco de la Capital y 15 municipios de la Comunidad: el Teatro Lara, el Teatro Calderón y los Teatros del Canal son las plateas de excepción. Allí actuarán entre muchos otros, los maestros Enrique Morente, Carmen Linares y Miguel Poveda.El festival ofrecerá también el baile junco y añejo de El Güito, el arte de la transgresora Rocío Molina, la música de La Barbería del Sur y El Cigala. Y rendirá homenaje a la Cataluña flamenca e histórica, desde la mítica bailaora Carmen Amaya hasta nuestros días con la cantaora Mayte Martín.Pero la mirada “sentía” se dirige al desaparecido Miguel Candela, un catalizador del flamenco y el arte gitano. Era una autoridad en el duende y dueño del mítico bar “El Candela”, por el que han desfilado Camarón, Paco de Lucía, Enrique Morente, Pepe Habichuela, Gerardo Núñez, Ray Heredia, Antonio Canales, Javier Limón, Ketama, Sara Baras, Pedro Almodóvar, Pina Bausch, el doctor José Luis Barros, Miquel Barceló, Bonifacio…En el ciclón de los años ochenta, el bar se convirtió en el gran centro musical y cultural nocturno de la capital. Allí Morente jugaba al ajedrez con Miguelito, Camarón daba sus fiestas privadas los días de concierto, y en el sótano, “la cueva” se ha parido discos y han nacido estrellas como Gerardo Núñez, Ketama, La Barbería del Sur…Solía decir Miguel que “el futuro no existe y cuando existe se llama presente”. Y por ahí se anda, esperando el estallido flamenco en el corazón y las arterias de Madrid.La Escuela de Amor de Dios, el Circo Price, el Teatro Pavón, los Colegios Mayores San Juan Evangelista e Isabel de España, las salas: el Revolver, Caracol, el Candela, el Patas, el Suristán, el Juglar, el Molilo… Chinchón, Alcalá de Henares, Torrelodones, Torrejón, Alcobendas, La Cabrera, Leganés…Una noche cualquiera el arte se concentra en “la cueva”. Quizás ni un alfiler quepa justo sobre las cabezas, en el piso de arriba, donde la gente intuye que algo bueno está pasando siempre en “El Candela”. Puede que por casualidad uno quiera respirar hacia dentro y no hacia afuera – por no salir del local y despertar – y se encuentre con algún duende y ni lo reconozca porque con copa en mano se entrelaza con los demás en el espesor del sudor y el humo del tabaco. Miguel Candela consiguió que todos compartieran sitio en el templo del flamenco, aún sin saberlo, ni importarles."señores, vamos a acostarnos que nada es eterno".

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