Televisión

El baile de las fusiones

Como cuando caminas por el desierto de la desinformación y te encuentras un oasis. Así­ hemos vivido estos últimos años con la falsa idea ilusoria de que más oferta televisiva en abierto significaba más pluralidad. El espejismo se ha desvanecido y no existí­a tal oasis, todo era arena seca, y ahora vienen los magnates de Mediapro y Vocento a confirmárnoslo. Todos quisieron lanzarse a la carrera cuando el Gobierno de Zapatero decidió conceder dos licencias más en abierto -con el objetivo de devolver el «favor» a sus aliados de Sogecable-. Tres años después se aprueba una nueva ley que permite las fusiones entre estos mismos grupos, y algunos de ellos ya anuncian bodas para este mismo año.

El miércoles, el residente de Telecinco, Alejandro Echevarría, confirmaba que estudiaban la posibilidad de fusionarse con otra cadena, aunque aprovechaba la ocasión para cargar contra el Gobierno y echarle las culpas a la Televisión Pública de la caída libre que su cadena esta viviendo los últimos meses. La semana pasada era el consejero delegado de La Sexta, José Miguel Contreras, el que confesaba haberse reunido ya con sus competidores con el mismo objetivo y anunciaba “bodas inminentes”. Con la sabiduría que les caracteriza, El Gran Wyoming y Andreu Buenafuente, ya han salido a mofarse de sus jefes ante tales declaraciones. Buenafuente, que además es uno de los accionistas de La Sexta, y Wyoming escenificaron ayer un gag en El intermedio en el que temían a las citadas fusiones por las consecuencias que podrían tener sobre ellos."¿Qué te da más miedo, que La Sexta se fusione con Telecinco y me echen a mí, o que se fusione con Antena 3 y te echen a tí?", pregunta Wyoming, a lo que contesta Buenafuente con un: "Lo que temo de verdad es que nos fusionemos con Intereconomía, porque nos echarían a los dos". Contemplando el espectáculo, como siempre, nos encontramos los sufridos espectadores. Ninguneados, despreciados, y asustados al intentar hacernos una idea de que tipo de monstruos bicéfalos van a gestarse. Hace tres años todo eran disputas para hacerse con un trozo del pastel mediático, e incorporar a nuevas “familias” al banquete. Ahora parece que el amor ha surgido en tiempos de crisis, y todos van a querer volver a ser amigos para que nadie les quite los suculentos beneficios. Una gran reflexión pues la de Wyomig y Buenafuente, convirtiendo en humor lo que se nos antojaba una reivindicación. Porque en estas “meriendas de negros” que se gestan en los despachos, no solo se ignora el interés público, sino también las consecuencias que este trato exclusivamente mercantilista de la comunicación puede tener en los mejores profesionales de nuestro país.

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