«En concreto, un 79,4% de los encuestados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) está poco o nada de acuerdo con las medidas contenidas en ese acuerdo frente al 16,4% que asegura lo contrario. Esta una de las principales conclusiones del último barómetro, correspondiente a marzo, publicado hoy por el CIS. Además, el sondeo revela que casi la mitad de los consultados piensa que la reforma pactada por el Ejecutivo con sindicatos y empresarios cierra en falso el problema de las pensiones y que, por lo tanto, volverá a aflorar en los próximos años.»
Ninguno de los rotagonistas del acuerdo sale bien parado. Así, alrededor de la mitad de los españoles ha empeorado su visión del Gobierno (49%), de las organizaciones sindicales (46,8%) y de los empresarios (40,3%), mientras que la otra mitad mantiene la misma valoración que tenía antes. De hecho, sólo el 2,8% tiene ahora una opinión más positiva del Ejecutivo, mientras que un 2,5% ve con mejores ojos a los sindicatos y un 3,5% a la CEOE. (EL PAÍS) PÚBLICO.- La definición de la educación como único ámbito protegido de los recortes presupuestarios, como zona de inversión “intocable”, garantía del crecimiento y la igualdad de oportunidades futuras, está pasando rápidamente a la esfera de la retórica, como tantas de las afirmaciones referidas a la educación. Los severos recortes ya han empezado en varias comunidades autónomas y su intensificación sólo es cuestión de tiempo. La amenaza de desmantelamiento del Estado del bienestar no va a dejar tampoco de lado a la educación. LA VANGUARDIA.- Un político de una administración periférica se dirige a una entidad financiera de ámbito local que controla: “Hay que boicotear la prueba de solvencia mientras no esté clarificada su estructura legal”. No se apresuren a atribuir la frase a ningún alto cargo autonómico valenciano o español en general. Se trata, según ha publicado Handelsblatt, del ministro de Economía del länder alemán de Hesse, Dieter Posch, encomiando a Helaba, su landesbank (banco regional controlado por un estado regional), a rehuir las próximas pruebas para la banca europea. El objetivo, obviamente, es evitar que las vergüenzas de la entidad queden al aire, máxime en periodo electoral. Una actitud generalizada entre los gobernantes alemanes, los menos partidarios de que se eleven los requisitos de capital para los bancos europeos. Encuesta. El País El 80% rechaza la reforma de las pensiones, según el CIS La reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno el pasado mes de enero y que, entre otras medidas, contempla un retraso de dos años en la edad de jubilación -pasando de 65 a 67 años- es rechazada por ocho de cada diez españoles. En concreto, un 79,4% de los encuestados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) está poco o nada de acuerdo con las medidas contenidas en ese acuerdo frente al 16,4% que asegura lo contrario. Esta una de las principales conclusiones del último barómetro, correspondiente a marzo, publicado hoy por el CIS. Además, el sondeo revela que casi la mitad de los consultados piensa que la reforma pactada por el Ejecutivo con sindicatos y empresarios cierra en falso el problema de las pensiones y que, por lo tanto, volverá a aflorar en los próximos años. Ninguno de los protagonistas del acuerdo sale bien parado. Así, alrededor de la mitad de los españoles ha empeorado su visión del Gobierno (49%), de las organizaciones sindicales (46,8%) y de los empresarios (40,3%), mientras que la otra mitad mantiene la misma valoración que tenía antes. De hecho, sólo el 2,8% tiene ahora una opinión más positiva del Ejecutivo, mientras que un 2,5% ve con mejores ojos a los sindicatos y un 3,5% a la CEOE. No todo son críticas. Un 81,1% aplaude el avance que supone reconocer con nueve meses de cotización por hijo a los trabajadores de baja por maternidad o paternidad. De la misma forma, el 75,8% de los encuestados está muy de acuerdo o bastante de acuerdo con el reconocimiento de las prácticas de los becarios como periodo de cotización hasta un máximo de dos años. Paro y pesimismo El paro sigue a la cabeza de las preocupaciones de los españoles (un 81,8% así lo piensa; dos puntos menos que en el barómetro de febrero), seguido de los problemas económicos (51,3%) y la clase política (20,2%). La preocupación por el desempleo cumple así tres meses por encima del 80% ciento, lo mismo que ocurrió entre enero y marzo del año pasado, que fue la primera vez que superaba ese umbral desde 1998. El último barómetro del CIS también consolida el pesimismo de la sociedad sobre la marcha de la economía, al considerar el 79,5% que atraviesa una situación "mala o muy mala", un porcentaje que ha crecido tres décimas en el último mes. Sólo el 1,7 la califica de "buena" o "muy buena", cuando en febrero opinaba así el 1,9%. El pesimismo también lastra las perspectivas de futuro y son más los que piensan que la economía empeorará (el 31% frente al 30,5 de febrero) y menos lo que creen que irá a mejor dentro de un año (el 18,8% frente al 20%). Junrto a la economía vuelve a aumentar la preocupación por la clase política, los partidos, el Gobierno, la corrupción y el fraude. Un 20% de ciudadanos se muestra alertado, una cota que no se registraba desde septiembre de 1995, en los años de la crispación del fin de la etapa de Felipe González. Un porcentaje parecido se ha registrado otras tres veces en el último año: el pasado enero y los meses de junio y julio de 2010 (precisamente el récord de la década se alcanzó ese julio al marcar el 21,6%). ************************************* Opinión. “Si los ricos no pagan impuestos se enfrentarán a una revolución” Ramón Muñoz Predice un cataclismo económico y una revolución social en EE UU. Pero no es el polémico y a veces abiertamente demagogo director de cine Michael Moore. Ni el predicador televisivo Glenn Beck, insignia mediática del movimiento conservador estadounidense del Tea Party. Ni, más cercanamente, Niño Becerra, el catedrático que vaticina el cataclismo de la economía española cada año y cada año lo aplaza. Se trata de Paul B. Farrell, un prestigioso columnista de The Wall Street Journal, el diario financiero por excelencia nada sospechoso de sensacionalismo. Y esta semana ha lanzado un aviso ciertamente preocupante aunque con argumentos y cifras mucho más contundentes que la de los otros teóricos apocalípticos citados. "O los ricos comienzan a pagar impuestos o se enfrentarán a una revolución". Con ese provocativo arranque, Farell, que trabajó para Morgan Stanley, advierte en su columna que la brecha entre el 1% de los "súper ricos" y el 99% restante de la población en EE UU no había sido tan grande desde la Gran Depresión de 1929, y que solo el "engaño" o el "espejismo" que lanza esta clase privilegiada desde sus diversas tribunas, ya sean políticas o mediáticas, impiden a la gente darse cuenta de que estamos a punto de vivir otro colapso como el de hace casi un siglo. Y concluye que o los ricos vuelven a pagar los impuestos que les corresponden por su nivel de riqueza u Occidente se enfrentará a una revuelta social como las que se están viviendo en el norte de África Farrell señala que, tras el estallido de la crisis financiera en 2008 y la intervención del Estado para salvar el sistema, Estados Unidos vive ahora de la falsa esperanza que le transmiten los súper ricos, las "estadísticas del Gobierno que tratan de exagerar la recuperación" o los mensajes sobre un nuevo mercado alcista de Wall Street. "Sigan soñando", apunta Farrell, que avisa de que el 93% de lo que se oye acerca de los mercados, las finanzas y la economía "son conjeturas, ilusiones y mentiras con el único fin de manipular en la toma de decisiones para sacar el dinero de los bolsillos" de la gente. "Ellos se enriquecen diciendo mentiras sobre los valores. Odian a las normas de la SEC [regulador de la Bolsa de EE UU] que les obligan a decir la verdad". Y pone un dato como ejemplo: en los últimos 10 años, el 20% de los fondos de pensiones de los trabajadores -10 billones de dólares- se ha esfumado en Wall Street. Apoyado en otros testimonios, el columnista establece un paralelismo entre las revoluciones como las que han ocurrido en Egipto, y las que están por venir en los países desarrollados. Ambas serán impulsadas por los jóvenes, las mayores víctimas de la crisis, condenados a un desempleo crónico. "Los jóvenes van a ser los más doloridos cuando los gobiernos traten de reequilibrar sus presupuestos. Se elevarán los impuestos de los trabajadores y caerá el gasto de educación (…) mientras que los recortes fiscales para ricos siguen intocables"."¿Cuánto tiempo resta para que el resto de los países ricos estalle como Egipto?", se pregunta. El análisis de Farrell no es aislado. En Estados Unidos se está formando una creciente corriente de opinión que denuncia que la crisis se ha cerrado en falso, que la recuperación económica que vende la Administración Obama no es sino un maquillaje estadístico y que cuando toque pagar la factura del rescate del sistema financiero mediante más impuestos para la clase media y recortes sociales, se desvelará la verdadera gravedad de la situación. Una de las abanderadas de esta teoría es Arianna Huffington, la editora que acaba de hacerse multimillonaria tras la venta de su portal de noticias online a AOL. Pese a que su actitud personal no sea muy ejemplarizante (se vanagloria públicamente de no pagar a la mayoría de sus periodistas), su opinión es muy crítica hacia el sistema. "Se está madurando la América del Tercer Mundo. Washington se apresuró al rescate de Wall Street, pero se olvidó de Main Street (la calle principal, metáfora para expresar a la gente común en EE UU). Uno de cada cinco estadounidenses es desempleado o subempleado. Una de cada nueve familias no tiene un saldo mínimo en sus tarjetas de crédito. Una de cada ocho hipotecas está en mora o ejecución hipotecaria. Uno de cada ocho estadounidenses vive con cupones de alimentos. La movilidad social hacia arriba siempre ha estado en el centro del sueño americano. Y esa promesa se ha roto. El sueño americano se está convirtiendo en una pesadilla. Y pronto va a implosionar", asegura. El magnífico documental Inside Job, ganador del último Oscar, también ha desperezado muchas conciencias, sobre todo las de aquellos que confiaron en que con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca se cambiarían las reglas del juego, se restablecerían los controles y la regulación sobre el sistema financiero y se pondría coto a la "avaricia de Wall Street"como prometió el ahora presidente durante la campaña electoral. Pero como denuncia la cinta, las tímidas reformas que inició están varadas en las comisiones del Congreso o han sido bloqueadas por el poderoso lobby financiero que controla no solo la esfera política sino la académica para hacer valer su falso mensaje. Inside Job deja en evidencia también que Obama no solo no ha perseguido a los "avaros" que provocaron el desastre con productos financieros tóxicos como las subprimes o los CDO, sino que ha puesto al mando de su equipo económico a algunos de sus más señeros representantes, que participaron o, al menos no quisieron ver el inmenso fraude que se estaba fraguando, y fueron reclutados por el anterior presidente, George W. Bush, para diseñar el rescate a costa del contribuyente y sin pedir responsabilidad alguna a sus causantes. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, Timothy Geithner, secretario del Tesoro, o Lawrence Summers director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, están entre ellos. El capitalismo refundado de rostro social con el que se presentaba Obama en las primeras reuniones del G-20 tras al estallido la crisis sigue teniendo el mismo perfil injusto e inmisericorde en EE UU: récord de desahucios en 2010 y récord de bonus para los ejecutivos de las agencias de calificación como Moody’s o Standard & Poor’s, que avalaron los productos financieros basados en las hipotecas basuras precipitando el desastre financiero. También fuera de las fronteras de la primera potencial mundial hay una creciente corriente en la misma dirección y que tiene en ¡Indignaos! (Destino), del francés de origen alemán Stèphane Hessel, uno de sus puntos de ignición. En España, el testigo lo ha cogido, entre otros, el escritor y pensador José Luis Sampedro. Desde la sección de mercados del periódico de referencia de Wall Street, a Farrell no le tiembla el pulso al hacer un llamamiento a que la gente despierte ante "el espejismo de los súper ricos que está destruyendo el sueño americano para el resto de nosotros". "Los súper ricos no se preocupan por usted" exhorta a sus lectores, porque viven al margen de la crisis, a lo sumo se preocupan "en abstracto" por el bienestar del país, envueltos en una burbuja en la que "disfrutan de vacaciones en los mejores resorts, de los mejores profesores de pilates, el mejor masajista, los mejores cirujanos y las mejores escuelas privadas para sus hijos". "Y nada de lo que se escriba va afectarles". Y acaba: "No digan que no fueron advertido. Tienen tiempo para preparar la revolución que se avecina, la depresión". EL PAÍS. 6-4-2011 Opinión. Público ¿Cuántos recortes en educación? Jorge Calero La definición de la educación como único ámbito protegido de los recortes presupuestarios, como zona de inversión “intocable”, garantía del crecimiento y la igualdad de oportunidades futuras, está pasando rápidamente a la esfera de la retórica, como tantas de las afirmaciones referidas a la educación. Los severos recortes ya han empezado en varias comunidades autónomas y su intensificación sólo es cuestión de tiempo. La amenaza de desmantelamiento del Estado del bienestar no va a dejar tampoco de lado a la educación. Recientemente se está aportando, como justificación o respaldo a los recortes, la idea siguiente: diferentes estudios basados en evaluaciones educativas (entre ellas, PISA) demuestran que el efecto de los recursos, humanos y materiales, sobre los resultados educativos es muy pequeño o inexistente. Podríamos, entonces, prescindir de parte de ellos y mantener unos resultados en principio idénticos. ¿Es cierta tal afirmación? Se trata, más bien, de una interpretación abusiva de unos resultados que apuntan en otra dirección. Los estudios indican que los recursos adicionales, tanto humanos como materiales, son condición necesaria pero no suficiente para mejorar los niveles educativos. Y esto, únicamente en el caso de los países avanzados, con un elevado nivel de recursos educativos ya disponibles; en los países en desarrollo y/o con bajos niveles de recursos, el simple incremento de estos ya genera mejoras en los resultados. No se trata, pues, de resultados que den carta blanca a cualquier recorte presupuestario. La contracción de los recursos educativos provocará, a partir de un cierto umbral, una pérdida agregada de calidad y de rendimiento. Un umbral que, teniendo en cuenta nuestro modesto nivel de gasto educativo, probablemente no esté lejos de la situación actual. Además, y quizás más grave, esta pérdida no se distribuirá de forma homogénea entre los diferentes grupos sociales, sino que castigará más intensamente a los que cuentan con menos recursos de partida. Justamente, a ese 30% ya afectado por el fracaso escolar y el abandono prematuro. Los recortes en educación nos conducirán, por tanto, a una sociedad menos productiva y más desigual. PÚBLICO. 6-4-2011 Crisis. La Vanguardia Siguen los malos tiempos para la banca europea Manel Pérez Un político de una administración periférica se dirige a una entidad financiera de ámbito local que controla: “Hay que boicotear la prueba de solvencia mientras no esté clarificada su estructura legal”. No se apresuren a atribuir la frase a ningún alto cargo autonómico valenciano o español en general. Se trata, según ha publicado Handelsblatt, del ministro de Economía del länder alemán de Hesse, Dieter Posch, encomiando a Helaba, su landesbank (banco regional controlado por un estado regional), a rehuir las próximas pruebas para la banca europea. El objetivo, obviamente, es evitar que las vergüenzas de la entidad queden al aire, máxime en periodo electoral. Una actitud generalizada entre los gobernantes alemanes, los menos partidarios de que se eleven los requisitos de capital para los bancos europeos. Pero no es tan sólo el frente germánico el que se resiste. Se trata de una epidemia que recorre el continente y amenaza con anular las supuestas virtudes tranquilizantes para los mercados de las pruebas de solvencia antes de que estos vean la luz. El ejercicio que preparan las autoridades europeas no contempla el efecto sobre los bancos de un hipotético impago de la deuda de un país de la eurozona (el motivo es que el fondo europeo de rescate asegura toda deuda contraída antes de 2013, es decir, la que concedieron alemanes y franceses en los años locos antes de la crisis) y limita la posibilidad de caída de la bolsa a un 15%, lo que muchos consideran demasiado optimista. En conclusión, los medios europeos creen que ningún operador financiero relevante se los tomará en serio. En este cuadro de blandura generalizada, la exigencia de Fernández Ordóñez, el jefe del Banco de España, de hasta un 10% de capital para las cajas debería tener el éxito asegurado pero es que su cálculo de las necesidades de capital para el sector, un máximo de 15.000 millones, cuestionadas de buen principio, han quedado seriamente en evidencia después de que la CAM se quedara sin Banco Base y casi duplicase la cantidad que necesitará del FROB. Malos tiempos para la banca europea. LA VANGUARDIA. 6-4-2011