Ante la manifestación convocada por los sindicatos

El 12-D, ¡TODOS A MADRID!

Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán popular. Después de casi dos años desde que estallara la crisis sin abrir la boca, con un paro desbocado camino de los cinco millones y un empeoramiento generalizado de las condiciones de vida del pueblo trabajador, los dos sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, convocan para el sábado dí­a 12 a todos los trabajadores del paí­s a una manifestación en Madrid. Lo limitado y timorato de las razones por las que los sindicatos convocan la manifestación -exigir un «cambio de actitud» a los empresarios y solicitar «una polí­tica más ambiciosa» al gobierno- es, en estas circunstancias, lo de menos. Lo importante es que la voz de los trabajadores, diluida hasta ahora en multitud de luchas parciales, fragmentadas y dispersas, se haga oí­r. Que nuestra presencia multitudinaria en las calles de Madrid se haga sentir en la vida polí­tica nacional.

Porque lo que hemos vivido hasta ahora es justamente lo contrario. La olítica económica del gobierno Zapatero ante la crisis, a la que muchos, errónea o interesadamente, califican de errática, improvisada y sin rumbo, ha perseguido por el contrario un objetivo bien definido.A costa de endeudar al país hasta unos niveles inimaginables –deuda que pagaremos todos nosotros en forma de impuestos presentes y futuros–, cada una de las principales medidas tomadas por el Gobierno han estado dirigidas a que los dos megapoderes financieros del país y media docena escasa de grupos monopolistas pudieran conservar, en medio de las turbulencias desatadas por la caída de Lehman Brothers, su destacada colocación en la jerarquía del gran capital europeo y mundial.Si en la época de bonanza y crecimiento esos mismos bancos y monopolios, para obtener mutimillonarios beneficios y escalar posiciones en el top ten del gran capital mundial, condujeron a España a ser el país más endeudado per cápita del mundo, ahora, cuando la crisis les ha cerrado el grifo de los mercados financieros, están haciendo que sea el Estado el que se endeude “en su nombre” para poder seguir disfrutando de beneficios tan escandalosos como antes de la crisis y no perder su privilegiado estatus mundial.Lo que ha ocurrido en este país a partir de 2008 es, sencillamente, que ante la imposibilidad de la gran banca y los monopolios para acudir directamente a la financiación exterior, el gobierno de Zapatero ha puesto los recursos del Estado a jugar ese papel.Es decir, es el gobierno quién está recurriendo a la financiación exterior, mediante la emisión de deuda pública, que ha pasado a ser la principal fuente de la que se están nutriendo en la actualidad los grandes grupos financieros y monopolistas. Los bancos españoles mantienen una deuda total de más de 800.000 millones de euros con la banca extranjera. Y en los próximos 4 años tiene que devolver 240.000. Pero para cubrir los vencimientos de esa deuda, ya no puede recurrir como hacían hasta 2008 a captar más financiación exterior.Son las garantías y avales del plan de rescate bancario –ideado por las cúpulas del Santander y el BBVA y ejecutado por el gobierno Zapatero– lo que les ha permitido este último año acudir al Banco Central Europeo a obtener financiación barata y lo suficientemente abundante no sólo para afrontar los vencimientos de la deuda, sino para convertirla en el origen principal de sus beneficios.Todo el mundo se asombra, y se indigna, que los grandes bancos obtuvieran en 2008 y vayan a obtener en 2009 unos beneficios similares a los que tenían antes del estallido de la crisis. Una de las razones para ello es que se están dedicando a comprar masivamente la deuda que emite el propio Estado.Un círculo diabólico por el que el Estado les ofrece avales, garantías y fondos de rescate que salen de emitir deuda pública. Con esas garantías los bancos españoles acuden al Banco Central Europeo que les presta dinero a un interés casi simbólico del 1%. Pero no dedican ese dinero a conceder créditos a pymes, autónomos y familias, sino a comprar la deuda pública española que ha sido necesario emitir para entregarles los avales. Deuda por la que el Estado les tiene que pagar unos intereses que son entre un 350 y un 400% superiores al que ellos pagan al BCE. Y los tiene que pagar con lo que recauda, es decir, con nuestros impuestos.Es gracias a este auténtico saqueo de los recursos presentes y futuros del país que el gobierno Zapatero ha puesto a su disposición, que los 10 mayores grupos financieros y monopolistas del país obtendrán en 2009 –de acuerdo con lo declarado en los 9 primeros meses del año– unos beneficios de más de 37.000 millones de euros. ¡Más de 6 billones de las antiguas pesetas y un 120% de lo que el gobierno dedica a los 4,2 millones de parados!Y mientras, el paro y la falta de recursos ahoga a un número creciente de trabajadores, el campo se arruina, la pequeña y mediana empresa y los autónomos se asfixian ante la falta de crédito y un 60% de las familias, según el último informe oficial del INE, no llegan a final de mes.¿Quién dijo que la política económica del gobierno de Zapatero no tiene rumbo?

Deja una respuesta