'Ley de Integración alemana': refugiados trabajando a un euro la hora.

Ein-Euro-Job o subir el PIB alemán un 1%

La coalición de gobierno que preside Ángela Merkel ha dado con la solución final para integrar «a 100.000 refugiados»: ponerlos a tranajar a un euro la hora (ocho veces menos que el salario mí­nimo alemán) mientras que se resuelve su solicitud de asilo. Una ‘integración al paso de la oca’, donde quienes no acepten los «Ein-Euro-Job» verán duramente recortadas sus prestaciones y podrán ser expulsados.

El FMI advirtió hace meses que la incorporación de los refugiados al sistema productivo europeo podría incrementar el PIB de países como Alemania hasta en un 1%, suponiendo un notable impulso a sus economías. Esta es la ambición de la burguesía monopolista alemana: casi un millón de nuevos proletarios desarrapados a los que poder superexplotar por salarios no inferiores, sino muy inferiores al del resto de trabajadores alemanes, con el lucrativo aumento de la cuota de plusvalía que esto supone. «Integrar -y explotar- a esta mano de obra ultrabarata es la verdadera “alma social” de los impulsos “humanitarios” de Merkel»

Integrar -y explotar- a esta mano de obra ultrabarata es la verdadera “alma social” de los impulsos “humanitarios” de la Canciller alemana, que se ha encontrado luego con un verdadero problema al hacerlo. Tamaña cantidad de nuevos proletarios debe ser absorvida progresiva y planificadamente, intentando evitar problemas y tensiones -económicas, políticas y sociales- como los que se le han levantado en las recientes elecciones regionales, donde la CDU -a pesar de haber reculado en su política de acogida- ha perdido un notable terreno frente a alternativas abiertamente xenófobas como AfD.

Pero Merkel no ha renunciado a poner a trabajar a los sirios a un euro la hora, y su “solución de integración” resuelve que los refugiados podrán trabajar mientras esperan el dictamen sobre su solicitud de asilo… en empleos “Ein-Euro-Job”.

«El centro de esta ley es intentar en lo posible integrar en el mercado laboral a numerosas personas», dijo Merkel, flanqueada por un poli bueno y un poli malo. El vicecanciller y presidente del Partido Socialdemócrata, Sigmar Gabriel, se centró en las bondades de la Ley de Integración «quien quiera pertenecer a nuestra sociedad tendrá el camino más fácil, Es una ley solidaria pero también pragmática». En un tono más sombrío, el socio de gobierno más crítico con las políticas de acogida, Horst Seehofer -presidente de Baviera y de la Unión Socialcristiana (CSU)- recordó prusianamente lo que pasaría si los desarrapados no acatan agradecidos el euro a la hora: «Es importante la integración de la gente que llega al país, pero también es importante que a aquellos que no acepten estas medidas se les recorte las prestaciones».

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