Egipto: estallido y posturas ambiguas

«Mientras tanto, Estados Unidos demandó ayer mismo una transición pací­fica y ordenada en la nación norafricana y se pronunció por la necesidad de un gobierno receptivo a las necesidades de la población. Pero esos llamados colisionan con las muestras de apoyo tácito del propio gobierno de Washington al de El Cairo, y con el hecho mismo de que se pida completar la transición a un régimen que, a juzgar por las muestras de repudio popular, está acabado y es insostenible.»

Ante la multilicación de revueltas como las ocurridas en Túnez y en Egipto en otras latitudes del mundo árabe, la postura ambigua de Washington resulta tan insostenible como las estructuras poscoloniales y los regímenes opresores contra los que se han alzado los pueblos en la región. Si la Casa Blanca se empeña en respaldar un régimen autocrático en Egipto –esté o no encabezado por Mubarak– y aun si incentiva una transición que resulte, a los ojos de las masas egipcias, un ejercicio de simulación, estará impulsando la multiplicación de los ánimos antiestadounidenses en ese país y en otros, y alimentará, en forma indeseable, la explosividad en la región. (LA JORNADA) DIARIO DEL PUEBLO.- En cierto sentido, la democracia significa trasladar todo el sentimiento popular al nivel de gobierno, pero muchos gobiernos actuales no lo hacen. A mayor presencia de elementos extremos en una sociedad, más improbable será que un gobierno mantenga una línea razonable. El Oriente Medio es la región donde más chocan las creencias y los puntos de vista con la opinión occidental. De ahí el apoyo occidental a los gobiernos no democráticos que responden a sus intereses. La mayoría de las democracias occidentales maduraron durante un prolongado período. Japón y Corea del Sur, con democracias implantadas, pagan a cambio el precio de aceptar la presencia de un ejército extranjero en sus territorios. México. La Jornada Egipto: estallido y posturas ambiguas En el sexto día de movilizaciones en Egipto contra la dictadura de Hosni Mubarak, los manifestantes volvieron a desafiar masivamente el toque de queda impuesto por el todavía presidente, quien el fin de semana jugó las que, a ojos vistas, son sus últimas cartas para aferrarse al poder: por un lado, ordenó al nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, dialogar con la oposición y emprender reformas que ayuden a reactivar la economía; por el otro, instruyó el regreso a los cuarteles de la repudiada policía antimotines –la principal fuerza represora en los 30 años que lleva en el poder–, y puso en su lugar al ejército, en un intento infructuoso por contener las manifestaciones. Mientras tanto, Estados Unidos demandó ayer mismo una transición pacífica y ordenada en la nación norafricana y se pronunció por la necesidad de un gobierno receptivo a las necesidades de la población. Pero esos llamados colisionan con las muestras de apoyo tácito del propio gobierno de Washington al de El Cairo, y con el hecho mismo de que se pida completar la transición a un régimen que, a juzgar por las muestras de repudio popular, está acabado y es insostenible. La respuesta a esa aparente contradicción se revela en la preocupación expresada ayer por la secretaria de Estado estadunidense, Hilary Clinton, sobre las implicaciones que la eventual caída de Mubarak pudieran tener sobre los intereses geopolíticos de Washington: Queremos ver una transición ordenada, de forma que nadie aproveche para llenar un vacío, que no exista un vacío. A estas alturas es meridianamente claro que el movimiento social que se ha configurado en Egipto trasciende, y por mucho, el ámbito de influencia de la Hermandad Musulmana, partido ortodoxo islámico que había sido presentado por Mubarak como el impulsor y responsable de las manifestaciones y que constituye uno de los principales componentes de la preocupación expresada por Clinton. Por el contrario, la amplitud y diversidad que ha podido apreciarse en las movilizaciones –en las que ciertamente han participado los seguidores de la hermandad, pero también muchos sectores laicos de la sociedad egipcia y, sobre todo, millares de jóvenes– es una muestra de que el verdadero protagonista de este episodio es el pueblo egipcio, el cual ha dado muestras admirables de resistencia a pesar de las acciones represivas del régimen de El Cairo y ha demostrado una vasta capacidad de movilización y organización más allá de liderazgos y de diferencias. El detonador central de estas expresiones también está a la vista: un profundo hartazgo social hacia gobiernos tiránicos y violatorios de las garantías de la gente, y hacia los efectos nefastos de la globalización económica: pobreza y desigualdad social, carestía y falta de empleo en un país mayoritariamente joven –60 por ciento de su gente es menor de 30 años–, y donde casi la mitad de la población sobrevive con menos de dos dólares al día. Con estas consideraciones en mente, y ante la multiplicación de revueltas como las ocurridas en Túnez y en Egipto en otras latitudes del mundo árabe, la postura ambigua de Washington resulta tan insostenible como las estructuras poscoloniales y los regímenes opresores contra los que se han alzado los pueblos en la región. Si la Casa Blanca se empeña en respaldar un régimen autocrático en Egipto –esté o no encabezado por Mubarak– y aun si incentiva una transición que resulte, a los ojos de las masas egipcias, un ejercicio de simulación, estará impulsando la multiplicación de los ánimos antiestadounidenses en ese país y en otros, y alimentará, en forma indeseable, la explosividad en la región. LA JORNADA. 1-2-2011 China. Diario del Pueblo Las revoluciones “en colores” no traerán la verdadera democracia Una nueva ola revolucionaria de la llamada “de color” se ha desatado desde Túnez y ha alcanzado a Egipto este año. La democracia de corte occidental parece extenderse, aunque los países afectados no pueden compararse con la sociedad occidental – estas nuevas revoluciones son más polémicas que las ocurridas en Europa del Este después de la Guerra Fría. Estos movimientos socio-políticos telúricos fueron recibidos con reacciones mezcladas en Occidente. La comunidad internacional ya ha dejado de demandar que los países emergentes se conviertan en democracias, como sí hizo poco después la Guerra Fría. Por un lado, parecen felices de que haya más sociedades que abracen la democracia. Por otro, hay preocupaciones reales de que se produzca un incremento de la influencia potencial del fundamentalismo islámico, si ocurre un vacío de poder en el Oriente Medio. En cierto sentido, la democracia significa trasladar todo el sentimiento popular al nivel de gobierno, pero muchos gobiernos actuales no lo hacen. A mayor presencia de elementos extremos en una sociedad, más improbable será que un gobierno mantenga una línea razonable. El Oriente Medio es la región donde más chocan las creencias y los puntos de vista con la opinión occidental. De ahí el apoyo occidental a los gobiernos no democráticos que responden a sus intereses. La mayoría de las democracias occidentales maduraron durante un prolongado período. Japón y Corea del Sur, con democracias implantadas, pagan a cambio el precio de aceptar la presencia de un ejército extranjero en sus territorios. Y otros países la han tenido peor al adoptar un sistema democrático. La democracia suele resultar atractiva por el éxito que han tenido los países occidentales. Pero su aplicabilidad en otros países es harina de otro costal, como demuestran varios fracasos en ese sentido. En Occidente, la democracia no es sólo un sistema político, sino un modo de vida. Con todo, algunas democracias emergentes en Asia y África sufren eventuales embates de fuerzas populares. La democracia sigue siendo un tema lejano para Túnez y Egipto. El éxito de una democracia tiene sus bases concretas en la economía, la educación y los temas sociales. Como concepto general, la democracia ha sido aceptada por la mayoría, pero el modelo occidental no pasa de ser una entre varias opciones. Hará falta tiempo y esfuerzo para democratizar a muchos países, y para lograrlo, además, sin sufrir los trastornos de las revoluciones “coloridas”. DIARIO DEL PUEBLO. 30-1-2011

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