«El PSOE habrá perdido 2.262 concejales y 55 diputados autonómicos. En 2007, el PSOE logró gobernar mediante pactos en 23 alcaldías, el mismo número que alcanzó el PP. Pues bien, de estas 23 alcaldías, solo va a poder mantener 3 por mayoría absoluta (Cuenca, Soria y Lleida) y 4 o 5 en coalición. Perder una alcaldía significa algo más que decirle adiós a un alcalde: en numerosos municipios significa una reducción drástica de concejales liberados (con sueldo) más asesores y personal contratado»
A esta cifra hay que añadir la érdida de diputados autonómicos (por ejemplo, 9 solo en Castilla-La Mancha, la comunidad encabezada hasta ahora por José María Barreda), presidencias de diputación (una sangría en Andalucía y Barcelona), presidencias comarcales o de órganos territoriales. Luego está la sangría tras la pérdida del poder en aquellas autonomías donde debe desalojar la presidencia (caso de Castilla-La Mancha, Asturias y Cantabria), que se traduce en un amplio número de consejeros, viceconsejeros, directores generales, asesores y gestores de empresas públicas que pierden el cargo y habrá que ver si su empleo. (EL PAÍS) LA VANGUARDIA.- En Madrid ha causado cierta sensación la contundencia de la policía catalana. Desde los preceptivos 616 kilómetros de distancia, parece claro que Felip Puig ha querido enviar el mensaje de que un partido de orden gobierna Catalunya. La percepción de los asuntos de Catalunya comienza a cambiar en Madrid, aunque no sabría decir exactamente en qué dirección. Se percibe una mayor articulación de la gobernación catalana, con un fondo de dureza: contabilidad y policía. Un fondo áspero, frío y directo. Hay menos burla. Los del M-15 han hecho cuajar algo en Madrid. Algo que va más allá del tradicional motín madrileño. El PSOE concluye una semana de locura. Zapatero está hecho trizas y Rubalcaba sale del envite con una herida en el costado. Chacón le ha hecho daño. España vive un tiempo de extraño vértigo y sólo una conclusión es ahora posible: a fecha de hoy, el PP galopa hacia la mayoría absoluta. EL MUNDO.- SI EL 12 de mayo de 2010 ha quedado para los anales como el día en el que Zapatero hizo trizas su programa económico y social para iniciar una política de ajustes y recortes radicalmente contraria a sus ideales, el 28 de mayo de 2011 pasará a la historia como aquella jornada en la que arrió oficialmente la bandera de otro de sus grandes principios: el de la defensa a ultranza del funcionamiento democrático de los partidos. A lo primero le empujaron sus errores garrafales, los mercados y la presión internacional; a lo de ayer, el golpe de mano de Rubalcaba y algunos de quienes han sido sus más directos colaboradores en el Gobierno y en el PSOE. Elecciones. El País Efecto ERE en el PSOE Luis Gómez Todavía no se ha producido un recuento de víctimas en el PSOE. Se cuentan por miles. Un dirigente regional del partido, que no autoriza que se divulgue su nombre y procedencia geográfica, hace la siguiente descripción sobre las consecuencias de lo sucedido en las elecciones del 22 de mayo: "Esto es como el Titanic: hay mil personas a bordo y solo hay balsas para cien. Solo se salvarán los que estén a muerte conmigo". Una amplia bolsa de militantes socialistas perderá su cargo público y otra, difícil de cuantificar en estos momentos, su empleo. Las consecuencias son evidentes: el PSOE pierde poder político y pierde estructura. Es algo parecido al efecto de un ERE dentro del partido. Algunas cifras salen a la luz una vez concluido el recuento electoral: el PSOE habrá perdido 2.262 concejales y 55 diputados autonómicos. Simplemente con examinar las 52 capitales de provincia, podrá tenerse una idea del batacazo: en 2007, el PSOE logró gobernar mediante pactos en 23 alcaldías, el mismo número que alcanzó el PP, aunque este partido lo hizo merced a sus mayorías absolutas. Pues bien, de estas 23 alcaldías, solo va a poder mantener 3 por mayoría absoluta (Cuenca, Soria y Lleida) y 4 o 5 en coalición. Perder una alcaldía significa algo más que decirle adiós a un alcalde: en numerosos municipios significa una reducción drástica de concejales liberados (con sueldo) más asesores y personal contratado. Similares cuentas se pueden hacer por cada diputado autonómico. A esta cifra hay que añadir la pérdida de diputados autonómicos (por ejemplo, 9 solo en Castilla-La Mancha, la comunidad encabezada hasta ahora por José María Barreda), presidencias de diputación (una sangría en Andalucía y Barcelona), presidencias comarcales o de órganos territoriales. Luego está la sangría tras la pérdida del poder en aquellas autonomías donde debe desalojar la presidencia (caso de Castilla-La Mancha, Asturias y Cantabria), que se traduce en un amplio número de consejeros, viceconsejeros, directores generales, asesores y gestores de empresas públicas que pierden el cargo y habrá que ver si su empleo. "El PSOE ha sido un partido de extracción municipal desde su fundación", dice un veterano senador socialista que no autoriza la divulgación de su nombre si se pretende que diga lo que verdaderamente piensa. "Hay que recordar que Pablo Iglesias fue concejal. Nuestra base militante, de trabajo y económica nace en los Ayuntamientos. Como diría un miembro del partido: ‘Por los Gobiernos pasamos, en los Ayuntamientos, somos’. Evidentemente", añade bajo el manto del anonimato, "perdemos estructura y perdemos capacidad de militancia, porque el liberado suele ser un activista político que trabaja por la mañana en el Ayuntamiento y va por la tarde a la agrupación. Podemos calcular que en un Ayuntamiento de cierto peso, ese número de militantes puede ser de 40. Los liberados forman parte de nuestra red y esa red se ha debilitado". Los efectos de una derrota electoral de tal calibre son importantes a la vista de las conclusiones de un estudio de varios profesores de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, encabezados por Montserrat Baras. Hicieron un estudio demográfico de los delegados de los partidos políticos en sus congresos a través de encuestas. En el socialista (en este caso PSC), algunas conclusiones eran llamativas: el 72% de sus delegados tienen estudios universitarios; el 70%, edades comprendidas entre los 35 y los 64 años; el 83,8% tienen trabajo, y un 61,3% de esos delegados que tienen empleo lo desarrollan en el sector público, una diferencia muy marcada respecto del Partido Popular, donde solo el 39,2% de sus delegados en congresos trabajan en el sector público. Para remate, el estudio señala que un 23,2% de los delegados socialistas son alcaldes o consejeros. "Es muy complicado saber el número de personas que trabajan para los partidos políticos y cobran sueldos de la Administración. No lo sabe siquiera el Estado", advierte Manuel Villoria, catedrático de Ciencias Políticas de la Juan Carlos I. "¿Dónde está una mayoría? Posiblemente, en la bolsa de empleo que se ha generado a partir de las cerca de 21.000 empresas públicas que suman todas las Administraciones. ¿Cuánta gente está por criterios políticos? ¿Qué tipo de protección se ha generado? La clave está en los Gobiernos regionales. En el caso del PSOE puede haber varios miles de puestos perdidos. Es un drama para el partido, aunque mi opinión no es negativa. Hemos abusado de los profesionales de la política. El partido tendrá necesidad de abrirse a la sociedad, de darle voz a los voluntarios". Luis Fil Pastor ha sido alcalde de la localidad alicantina de Beniarbeig (1.900 habitantes) durante 20 años. Su vida cambiará radicalmente dentro de unos días. Dejará de ser alcalde por 59 votos, pero no tiene miedo al futuro. "Me jubilo mañana", dice. Cumple 65 años y ha trabajado toda su vida en la construcción. Dentro de la misma provincia, algo parecido le sucederá a Ramón Salvador, en Camps de Mirra, alcalde desde 1991. Perdió por 7 votos de diferencia. Recibía como alcalde una gratificación de 500 euros mensales. "Me da pena, pero me voy a quitar algunos dolores de cabeza". Ambos tienen serias dudas sobre si seguirán vinculados a la política. "Lo que ha sucedido ahora no lo consideraría un tsunami, en todo caso una vuelta de tuerca de una situación anunciada en las elecciones de 2007 cuando el PSOE alcanzó muchas alcaldías y diputaciones en situación precaria", dice Guillermo Márquez, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, opinión en la que coincide su colega y también catedrático Ramón Bouzas. "De los estudios que se han hecho sobre las élites políticas, lo más llamativo ha sido el tema autonómico. Cada vez más funcionarios alcanzaban posiciones de élite en el partido. Evidentemente, su cargo y su salario eran un canal motivador y ello contribuía a reforzar una vieja guardia que impide la entrada de savia nueva. Se ha ido produciendo una institucionalización de las élites y llega un momento en el que los relevos se efectúan entre las mismas familias políticas. Uno de los aspectos llamativos de la evolución de la democracia española es la del joven nacido en el partido que se profesionaliza". "Un caso claro es el propio Zapatero", añade Villoria. El historial laboral de Zapatero apenas registra empleo fuera de la política. "Los grandes partidos han campado por sus respetos a la hora de colonizar la Administración", añade Francisco Luengo, director del Instituto de Gobernanza de Esade, "lo cual abre el debate sobre el grado de profesionalización de la política. En el otro extremo de este debate está el empleo público que los políticos dan a funciones operativas, que es el germen del clientelismo político más acentuado. Salvo en algunos aspectos de la Administración del Estado, no tenemos una dirección pública profesional. No se ha definido el segmento directivo. Así cuando entra un nuevo partido son incapaces de contar con los de antes. Los cambios políticos no pueden terminar afectando al gerente de un hospital". Algunos altos cargos del partido cuya opinión ha sido solicitada para este reportaje han eludido la entrevista. No es un asunto de su agrado "en este momento". Un alcalde de una localidad manchega de cierta importancia pide el anonimato al final de la entrevista. Tiene 44 años y más de quince de experiencia como alcalde. Reconoce que ha vivido de la política durante casi toda su vida laboral. Ahora está pendiente de las últimas decisiones del partido respecto de si podrá acceder a un puesto como diputado provincial. Si no es así, tendrá que buscarse un empleo. "Creo en mis posibilidades", dice bajando el tono de su voz. No puede asegurar si seguirá trabajando para el partido como hasta ahora. EL PAÍS. 29-5-2011 Opinión. La Vanguardia Nietzsche en Sol Enric Juliana El ministro catalán de la Policía, Felip Puig, ha conseguido que en la Puerta del Sol retumbe este fin de semana un un grito inédito y casi milagroso: "¡Solidaridad con Barcelona!". Tiene mérito. Tiene mucho mérito. Gritos a favor de los jóvenes apaleados en Barcelona y un simpático cartel pegado en el pedestal de la Mariblanca, la diosa de origen desconocido –¿Diana?, ¿Venus?, ¿una alegoría de la Fe?– que los madrileños exhiben desde hace años en un rincón de Sol, embocando la calle Arenal, allí donde es más intenso el olor de los calamares fritos. Dice el pasquín: "Madrid con Cataluña". Y alguien ha añadido con bolígrafo: "Siempre". En el mismo pedestal, una breve columna de mármol blanco, otro cartel pide la refundación del PSOE. Al lado, un ramito de flores pegado con cinta adhesiva, como si fuese una ofrenda a la diosa castiza, y más arriba, un retrato del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Es curioso ver a Nietzsche en varios rincones del campamento de Sol. Sobre uno de sus retratos, alguien ha escrito: "Hoy las estructuras caminan por las calles". Ni una sola efigie de Marx, ni de los líderes bolcheviques de 1917 ni del plastificado Che Guevara. El único icono clásico entre las jaimas y los iglús es el de Nietzsche, el filósofo poeta que lo ponía todo patas arriba. El hombre libre que hablaba con Zaratustra. El implacable crítico del resentimiento, cuyas ideas sobre la voluntad de poder los nazis secuestraron. Más allá del bien y del mal, detrás de la columna, una joven se despereza en el umbral de su tienda. Bostezos. Un lento toque de rímel. Son las doce del mediodía y por los altavoces piden limpieza y solidaridad con Barcelona. El pedestal de la Mariblanca tiene un raro parecido con el Pasquino romano. En un rincón muy próximo a la plaza Navona, los romanos rinden culto desde hace siglos a un busto griego, acaso Ayax o Menelao en el gesto de recoger a un soldado herido, bautizado popularmente como Pasquino (pronúnciese pascuino). Es la más famosa de las estatuas parlantes de la ciudad imperial. Antes de que se inventase la imprenta, los romanos comenzaron a pegar versos satíricos y escritos de protesta en el lugar. Notas contra los papas, monarcas absolutos de Roma. "Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini", escribió alguien cuando Urbano VIII –de la familia de los Barberini– hizo arrancar las decoraciones en bronce del panteón de Agripa para fundir el grácil baldaquino de la basílica de San Pedro, encargado al gran Bernini allá por 1630. Los papas no estaban para muchas bromas y más de un poeta popular romano pagó su atrevimiento en la horca. Aún hoy, en tiempos de Twitter, Facebook y de los wiki-análisis del profesor Manuel Castells, en aquel rincón de Navona se pueden leer notas muy finas y aceradas sobre el emperador Berlusconi. Por lo tanto, cada vez que vemos un pasquín hemos de recordar a Pasquino. Hubo un tiempo en que todo era más duro. Más doloroso que los porrazos de los Mossos d’Esquadra en la plaza Catalunya. En Madrid ha causado cierta sensación la contundencia de la policía catalana. Desde los preceptivos 616 kilómetros de distancia, parece claro que Felip Puig ha querido enviar el mensaje de que un partido de orden gobierna Catalunya. En tiempos de la Generalitat republicana, el comisario de Orden Público Miquel Badia también quiso demostrar que los tenía muy bien puestos y acabaron apodándole Capità Collons. Eran aquellos unos años mucho más convulsos que los actuales y una tarde de abril de 1936 unos pistoleros –parece que de la FAI– dejaron hecho un colador el coche en el que los hermanos Badia (Miquel y Josep) bajaban por la calle Muntaner. Efectivamente, hubo tiempos mucho más violentos. La percepción de los asuntos de Catalunya comienza a cambiar en Madrid, aunque no sabría decir exactamente en qué dirección. Se percibe una mayor articulación de la gobernación catalana, con un fondo de dureza: contabilidad y policía. Un fondo áspero, frío y directo. Hay menos burla. El centroderecha catalán impone más respeto que la izquierda tripartita. El diario El Mundo, paladín del anticatalanismo, calificaba ayer de torpe la actuación de los Mossos, acusando a la Generalitat de reavivar la protesta de Sol, que tiene de los nervios a Esperanza Aguirre. Hace cuatro días, el mismo periódico pedía el inmediato desalojo de Sol en plena campaña electoral. Con un poco más de perspicacia hubieran anotado que cada vez que la Generalitat pierde el control de la Telefónica, digo de la plaza Catalunya, un pájaro de mal agüero cruza el cielo de Barcelona. Los del M-15 han hecho cuajar algo en Madrid. Algo que va más allá del tradicional motín madrileño y que puede tener impacto en toda Europa. El PSOE concluye una semana de locura tan interesante para los periodistas y los lectores de Stendhal, como desalentadora para sus desmovilizados votantes. Zapatero está hecho trizas y Rubalcaba sale del envite con una herida en el costado. Chacón, ayer derrumbada en el Comité Federal, le ha hecho daño. España vive un tiempo de extraño vértigo y sólo una conclusión es ahora posible: a fecha de hoy, el PP galopa hacia la mayoría absoluta. LA VANGUARDIA. 29-5-2011 Editorial. El Mundo La farsa de llamar primarias a lo que es puro ‘dedazo’ SI EL 12 de mayo de 2010 ha quedado para los anales como el día en el que Zapatero hizo trizas su programa económico y social para iniciar una política de ajustes y recortes radicalmente contraria a sus ideales, el 28 de mayo de 2011 pasará a la historia como aquella jornada en la que arrió oficialmente la bandera de otro de sus grandes principios: el de la defensa a ultranza del funcionamiento democrático de los partidos. A lo primero le empujaron sus errores garrafales, los mercados y la presión internacional; a lo de ayer, el golpe de mano de Rubalcaba y algunos de quienes han sido sus más directos colaboradores en el Gobierno y en el PSOE. El mismo Zapatero que el pasado 2 de abril hacía una defensa encendida de las primarias -«el mecanismo del dedazo simplifica mucho las cosas, pero no es el nuestro» y «sacaremos fuerzas de la democracia para ser más fuertes que nadie en democracia», aseguraba-, se prestó ayer a que su sucesor sea designado por un puñado de barones en contubernio, hurtando así a 220.000 militantes la posibilidad de elegir. Y para ello no se ha dudado en amenazar y torcer voluntades, como dejó claro el jueves Carme Chacón. Pero con ser todo ello contradictorio y reprobable, lo peor es el empeño del PSOE en tratar de engañar a la opinión pública asegurando que el partido va a elegir a su cartel electoral en unas primarias. Así lo dijo Zapatero y el propio Rubalcaba se encargó de subrayarlo: «Voy a presentarme a las primarias». Fiel a sí mismo, Rubalcaba intenta hacer ver como cierto lo que es falso. De la misma forma que negó los GAL, igual que considera irrelevante un escándalo como el caso Faisán, vuelve a hacer gala de ese punto orwelliano que siempre le ha acompañado para proclamar que se presenta a unas primarias. Pero unas primarias con un solo candidato no son tales; es como iniciar un combate de boxeo sin oponente, con el agravante de que al único aspirante decidido a subir al ring, los propios árbitros le han impedido que comparezca. Las redes sociales echaban humo a cuenta de esta farsa y se cebaban ayer con Rubalcaba. Señalaban su falta de oportunidad cuando, esta semana, se defendía del caso del chivatazo acusando al PP de no tener otro tema, como «la flauta de Bartolo, con un agujero solo». La guasa se ha vuelto contra él: es el único aspirante y, por tanto, no caben otros tonos. A los socialistas se les ha acabado el discurso de que Rajoy no fue elegido democráticamente, pues Rubalcaba ni siquiera tendrá que buscar los 22.000 avales que se le exigiría a cualquier militante tras ser nominado por aclamación en el Comité Federal. Al contrario, ahora hay un elemento en favor de los populares: ellos nunca han tratado de presentar el nombramiento de Rajoy como fruto de la decisión de las bases. El Comité Federal para designar a Rubalcaba dejó detalles llamativos, como que Zapatero incitara a defenderle «ante los periodistas» e incluso «ante los amigos», prueba de que es menos «querido» y «respetado» de lo que él mismo dijo. O que Chacón aplaudiera la designación, como si nada hubiera ocurrido. Sin embargo, lo esencial es que mal empiezan un partido y su candidato cuando pretenden convencer a los ciudadanos de que lo negro es blanco, y el dedazo, primarias. EL MUNDO. 29-5-2011