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Dos escándalos de corrupción han salpicado la política catalana. En ambos hay escandalosas coincidencias y visibles diferencias. Los dos sacan a la luz pública la ponzoñosa corrupción que ha permitido a la clase política catalana «la misma que hoy impone vergonzosos recortes en sanidad o educación amparándose en que «no hay dinero»- saquear con impunidad los fondos públicos. Pero el diferente trato recibido «por Duran Lleida o por Oriol Pujol – está inmerso en la resolución del «órdago soberanista» lanzado por el gobierno de Artur Mas.
En 1.999, SanVallvé, exmilitante de Unió Democràtica de Catalunya, se reunió con el empresario andorrano Fidel Pallerols. Recibió un fajo de billetes, el pago por la adjudicación de los cursos financiados con las subvenciones europeas. «Al «pisar al acelerador» soberanista, Mas corre el riesgo de partir en dos CiU»
Una parte de ese dinero, gestionado por la Generalitat y adjudicado a “empresarios de confianza”, se desviaba para financiar a Unió.
Catorce años después, el caso esperaba su vista judicial. Estaban ya anunciadas 54 sesiones, en las que el líder de Unió, Duran i Lleida, debía declarar como imputado.
Al mismo tiempo, el caso de las ITV –que implica directamente a Oriol Pujol, actual Secretario General de CDC, y emblemática cabeza del sector “independentista” más vinculado a Artur Mas, en una trama que desviaba fondos públicos para la concesión de licencias de ITV- revelaba nuevos y sustanciosos datos.
En ambos casos, asistimos a un escandaloso saqueo a nuestros bolsillos. A través de las redes políticas clientelares, la cúpulas de CiU orquestaban el robo del dinero público –de nuestro dinero-… y sacaban una buena “tajada” por el crimen.
Pero mientras a Unió, la fiscalía le ha ofrecido un “trato favorable”, entregándole en bandeja la suspensión del juicio si se comprometía a “devolver” los 400.000 euros obtenidos fraudulentamente… La misma fiscalía anunciaba que observaba “indicios de delito” que exigían la imputación de Oriol Pujol.
¿Cómo explicar esa diferencia de trato?
Es muy sencillo. Tras anunciarse en el Parlament catalán la declaración de independencia, suscrita por CiU y ERC, Durán i Lleida exigía su retirada, alegando que el voto en contra de PSC e IC exigía “forjar un consenso más amplio”.
Mucho más explícito fue al rechazar presentarse a un almuerzo organizado por Artur Mas, alegando la presencia del líder de ERC, que acaba de exigir su dimisión.
Lo que ha estallado en el seno de CIU es una auténtica guerra que sólo puede resolverse con cadáveres políticos.
La virulenta oposición de Duran i Lleida –que representa a una parte importante de CiU- evidencia las contradicciones que la “aventura soberanista” de Mas provoca en las mismas élites catalanas.
La justicia no es ciega. Y prefiere ver en el banquillo a Oriol Pujol –que sería lo mismo que llevar a juicio a Artur Mas- que a Duran i Lleida. Por muy catalanes que sean ambos.
llepol dice:
y por que esa ayudita a Duran i Lleida no será gratis. A cambio tendrá que oponerse con mas firmeza aún al proyecto soberanista de Mas, debilitando a CIU y haciendo que pierda los escaños de Unió.