«En 1984, los déficits comerciales estadounidenses alcanzaron los 109.000 millones de dólares, la mitad de los cuales provenía del comercio con Japón. EEUU junto con Japón, Alemania, Gran Bretaña y Francia acordaron devaluar el dólar. La moneda de EEUU se devaluó en un 20% frente al yen. Esto impulsó la recuperación del comercio exterior y la economía de EEUU, e hizo bajar el valor de los bonos del Tesoro estadounidenses a disposición de Japón. EEUU consiguió evadir, de manera oculta, el pago de la deuda contraída con el entonces mayor acreedor»
Bajo el actual sistema monetario internacional, el tio de cambio del dólar respecto a otras principales monedas constituye una señal indirecta del crédito soberano estadounidense. Es difícil encontrar una moneda en el actual sistema monetario internacional con capacidad para reemplazar al dólar. Sin embargo, en la época de economía crediticia, es posible que haya un nuevo tipo de moneda de reserva internacional para sustituir el dólar, llegado el momento de que al crédito estadounidense le resulte imposible mantenerse, debido a la continua devaluación del dólar. (DIARIO DEL PUEBLO) THE WALL STREET JOURNAL.- Después de pasar gran parte del verano esquivando el aluvión de malas noticias sobre la crisis de la deuda de la zona euro, la moneda única empieza a parecer más vulnerable. Y hay tres buenas razones para ello: los problemas políticos de Angela Merkel en Alemania, el fracaso de Grecia para controlar su déficit y el aumento de los temores de contagio entre los bancos de la zona euro. Los problemas de la canciller alemana, Angela Merkel, por sí solos deberían bastar para hacer que el euro pierda su reciente resistencia. Es el respaldo de Berlín al euro lo que ha asegurado la supervivencia de la moneda única hasta el momento. Sin este factor, los inversores perderían la fe y el euro caería. Y esto es exactamente lo que podría suceder. China. Diario del Pueblo Dólar devaluado no aliviará el contumaz endeudamiento de EEUU Wei Liang Según pronostican analistas internacionales, EEUU continuará sus esfuerzos por recurrir a la devaluación del dólar, para librarse de su actual endeudamiento. Por el momento, el presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernanke, ha descartado flexibilizar su política monetaria de inmediato. Cabe preguntarse entonces si EEUU logrará aliviar la difícil situación de su endeudamiento con la aplicación de una política monetaria expansiva, que indudablemente dará origen a la devaluación de la moneda estadounidense. En la década de los 80, la economía estadounidense estuvo acosada por los déficits comerciales y financieros. En 1984, los déficits comerciales estadounidenses alcanzaron los 109.000 millones de dólares, la mitad de los cuales provenía del comercio con Japón. Para promover el comercio exterior, EEUU junto con Japón, Alemania, Gran Bretaña y Francia acordaron coordinar la política económica internacional, en una reunión celebrada en septiembre de 1985, en el Hotel The Plaza de Nueva York, donde decidieron devaluar el dólar contra otras principales monedas internacionales. En los tres meses siguientes, la moneda de EEUU se devaluó en un 20 por ciento frente al yen de Japón. Esto impulsó la recuperación del comercio exterior y la economía de EEUU, e hizo bajar el valor de los bonos del Tesorro estadounidenses a disposición de Japón. EEUU consiguió evadir, de manera oculta, el pago de la deuda contraída con el entonces mayor acreedor de los bonos del Tesoro estadounidenses. Esto indica que la devaluación resultó efectiva en las circunstancias de aquel entonces, aunque perjudicó a sus socios para propio beneficio. Sin embargo, en la actual situación, bien distinta de la anterior, no tendrá éxito la vieja artimaña, que indudablemente resultaría dañina. Primero, la devaluación del dólar tendrá limitados efecto para recuperar la economía y comercio exterior de EEUU. En el período medio y posterior del siglo pasado, como país con hegemonía económica, EEUU recurría al capital industrial como pilar y acudía a la devaluación de su moneda como principal método para promover su desarrollo económico. Sin embargo, desde entonces, EEUU ha estado metamorfoseándose de un país donde la industria es el principal sostén, hasta convertirse en suministrador de servicios financieros. La tradicional industria manufacturera ha dejado de ser el sector principal para impulsar el crecimiento económico estadounidense. Aunque el índice de cotización del dólar ha descendido continuamente en los últimos dos años, la propuesta de Obama de aumentar la exportación no ha dado efectos positivos notables. La devaluación de la moneda estadounidense no sólo no puede promover la economía ni mejorar la calidad de las deudas, sino que ha agravado la carga que soporta su sociedad. Segundo, se han registrado cambios en el sistema de emisión del dólar. La tradicional práctica de emitir fondos mediante la inversión en el extranjero y recuperarlos del canal de comercio exterior ha sido reemplazada por la emisión de moneda mediante la importación de mercancías y el suministro de servicios. La misma se recupera mediante la emisión de bonos y otorgando garantía crediticia. Esto significa que sus socios económicos, sobre todo los mercados emergentes y países en vías de desarrollo, se ven obligados a destinar la mayor parte de las reservas obtenidas de sus exportaciones a la adquisición de bonos del Tesoro de EEUU y otros productos financieros, a precio mercado del dólar. Por eso, cuanto más se devalúa el dólar, tanto mayores sean las deudas de EEUU y tanto mayor proporción de las deudas se presenta en el PIB. Tercero, la devaluación del dólar solo dará origen a una carrera en la devaluación de las monedas internacionales. Como dice Robert Mondell, siempre que el sistema económico funcione, los diversos países buscan mantener relativamente estable el tipo de cambio. Bajo el tipo de cambio flotante, cada vez que el dólar sufre fluctuaciones de gran margen, otras monedas se ven obligadas a sumarse a la corriente, y los gobiernos recurren a tipos de cambio de intervención en protección de su economía. Después de los graves daños causados por el Acuerdo del Plaza a la economía japonesa, cada vez más países han definido la intervención en el mercado de divisas como importante opción, que obliga a otras monedas a devaluarse, causando efectos negativos a las actividades económicas y financieras internacionales. De esta manera, el sistema monetario internacional caerá en un círculo vicioso de devaluación del dólar, de otras monedas y de inflación de escala del dólar. Cabe esperar entonces, que los países se precipiten a comprar, con el dólar disponible, derechos de deudas y de acciones a precio del dólar y otros bienes. Finalmente, con sus propias acciones, EEUU se perjudicará a sí mismo, y le será difícil librarse de la difícil situación de las altas deudas privadas y estatales a pagar. Y por último, la devaluación del dólar hará bajar el crédito estadounidense. Bajo el actual sistema monetario internacional, el tipo de cambio del dólar respecto a otras principales monedas constituye una señal indirecta del crédito soberano estadounidense. Por eso, EEUU trabaja por una devaluación ordenada de su moneda, como si volviera a pagar la rebaja de su crédito, tras la disminución de su calificación crediticia a tenor de la evaluación de la compañía Standard & Poor. Es difícil encontrar una moneda en el actual sistema monetario internacional con capacidad para reemplazar al dólar. Sin embargo, en la época de economía crediticia, es posible que haya un nuevo tipo de moneda de reserva internacional para sustituir el dólar, llegado el momento de que al crédito estadounidense le resulte imposible mantenerse, debido a la continua devaluación del dólar. En la etapa de la globalización, EEUU debe apegarse concienzudamente a aupar la economía real, para protegerse del riesgo de endeudamiento, y toda tentativa de aprovechar la devaluación de la moneda para aliviar la carga de deudas y beneficiarse, resultará vana, además de acarrear irreparables pérdidas para la economía mundial. DIARIO DEL PUEBLO. 2-9-2011 EEUU. The Wall Street Journal El euro pierde su posición de privilegio Nicholas Hastings Este es el punto en el que el euro podría perder su rebote. Después de pasar gran parte del verano esquivando el aluvión de malas noticias sobre la crisis de la deuda de la zona euro, la moneda única empieza a parecer más vulnerable. Y hay tres buenas razones para ello: los problemas políticos de Angela Merkel en Alemania, el fracaso de Grecia para controlar su déficit y el aumento de los temores de contagio entre los bancos de la zona euro. Los problemas de la canciller alemana, Angela Merkel, por sí solos deberían bastar para hacer que el euro pierda su reciente resistencia. Es el respaldo de Berlín al euro lo que ha asegurado la supervivencia de la moneda única hasta el momento. Sin este factor, los inversores perderían la fe y el euro caería. Y esto es exactamente lo que podría suceder incluso si Merkel sigue sacrificando su carrera política por la moneda. El Gobierno alemán podría haber aprobado esta semana la nueva normativa para el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que es clave para resolver la crisis de deuda. Pero Merkel aún tiene que completar la tarea mucho más difícil de conseguir que el FEEF pase el trámite parlamentario, un proceso que llevará al menos hasta final de mes. Mientras tanto, su posición política se enfrenta a más daños en las elecciones estatales del domingo en Mecklenburg-Vorpommern y la legalidad de su participación en el rescate griego podría ser cuestionada por una sentencia constitucional sobre el tema la próxima semana.No es de extrañar que algunos sectores empiecen a debatir la posibilidad de unas elecciones generales anticipadas en Alemania, un hecho que podría poner en duda el futuro apoyo alemán al euro.Con este tipo de dudas políticas empezando a crecer, los inversionistas se están volviendo más cautelosos y el Banco Central Europeo está teniendo que prestar apoyo a los mercados de bonos italianos y españoles para evitar que sus costes financieros les lleve a incurrir en un impago.Sin embargo, es el problema casi insuperable de la deuda de Grecia, que ya ha recibido dos rescates, el que realmente está lastrando el respaldo al euro. A pesar de los esfuerzos realizados por el Gobierno griego para frenar el gasto y aumentar los impuestos, las nuevas cifras revelan que el déficit público ha seguido aumentando en los primeros siete meses del año. Las autoridades reconocen que el déficit está en camino de superar el 8,5% del PIB este año. En efecto, las deudas de Grecia siguen fuera de control a pesar de los recientes rescates. Sin duda, el país heleno necesitará más fondos para mantenerse a flote. Sobre los temores de contagio entre los bancos más expuestos a Grecia de la zona euro no hay nada nuevo, pero un nuevo informe del Fondo Monetario Internacional que advierte de que su base de capital es mucho menor que la estimada ha centrado la atención del mercado aún más en los riesgos. Los datos de la zona euro siguen deteriorándose y es probable que el BCE abandone su política de endurecimiento en su reunión de la próxima semana, por lo que hay pocas cosas que vayan a fortalecer la fe de los inversionistas en el futuro del euro. Societe Generale ilustró el ánimo del mercado al mencionar la completa ausencia de bonos corporativos denominados en euros con grado de inversión en agosto. Agosto normalmente puede ser tranquilo, pero esta emisión cero apunta a una menor confianza en el euro y a una ausencia de inversión empresarial de cara al futuro. THE WALL STREET JOURNAL. 1-9-2011