Doble golpe a la polí­tica de austeridad extrema de Berlí­n

Con un ojo en París y otro en Atenas, las cancillerías europeas y las instituciones comunitarias se mentalizaban anoche para el terremoto político y posiblemente financiero que se avecina.Implacable, la crisis del euro sigue cobrándose sus piezas políticas a través de una opinión política hastiada por la sobredosis de austeridad y dogmatismo político impulsada desde Berlín en toda Europa.Los últimos en sumarse a la larga lista de caídos son, desde anoche, el presidente francés Nicolas Sarkozy y el gobierno socialista griego, aunque este ya fue sustituido en noviembre por un equipo de tecnócratas y los votantes han castigado por igual a su rival conservador Nueva Democracia con el que -mano a mano, y urnas de por medio- se han turnado el poder durante décadas.Nunca hasta ahora ninguna elección nacional había tenido una dimensión tan europea como las que ayer se celebraron en Francia y Grecia, quizás porque nunca antes habían sido tan serios sus problemas económicos comunes. Su resultado supone un severo varapalo para Berlín, líder a su pesar de la gestión de la crisis. Un correctivo difícil de ignorar, viniendo de un país clave como Francia, que probablemente reequilibrará su alianza.