Divide et impera

En su última visita a Europa, primero en la cumbre de la OTAN, luego en Reino Unido y por último una entrevista con Putin en Finlandia, Trump ha demostrado con palabras y hechos que está más que dispuesto a fomentar las líneas de fractura y disgregación en el seno de una Unión Europea que ya pasa por una verdadera crisis de «ser o no ser».

El actual inquilino de la Casa Blanca se plantea como una opción real en su baraja, y no como una mera amenaza para negociar, la carta de apostar por la desintegración de la UE, de romperla en varios pedazos para imponer a cada parte por separado condiciones más leoninas: un mayor grado de saqueo, unos tributos más ominosos y un más férreo encuadramiento militar. Es el «divide et impera», el «divide y vencerás» de los emperadores antiguos.

Aún no es posible saber hasta qué punto la línea Trump se ha lanzado a convertir la desintegración de la Unión Europea en realidad, pero de lo que no hay ninguna duda es de que trabaja en dos direcciones: en convertir las fisuras en profundas grietas y potenciar todas las contradicciones en el seno de la Unión y en debilitar y rebajar a la potencia que está en su cabeza, la Alemania de Merkel. Una locomotora germana que durante la era Obama recibió un trato diametralmente opuesto. Si el demócrata trató a la primera potencia europea como su «virrey en Europa» y se coaligó con ella para imponer draconianos planes de recortes y ajustes a los países del Mediterráneo (los PIGS, entre ellos nuestro país), Trump ha dicho explícitamente que la UE, «básicamente un vehículo de Alemania», es «el enemigo».

La ofensiva norteamericana sobre el viejo continente se ha vuelto más vitriólica en los últimos meses. Ha lanzado contra sus vasallos europeos no solo la más furibunda degradación política -con un trato glacial e incluso grosero con Merkel, o la actuación desdeñosa en el G7- sino una guerra comercial en toda regla, con miles de millones de dólares en aranceles, que golpean duramente las cuentas de beneficios de las burguesías monopolistas europeas.

La gira de Trump por Europa ha confirmado con abundantes hechos, gestos y declaraciones, las agresivas intenciones de la administración Trump hacia sus socios del otro lado del Atlántico.

En la cumbre de la OTAN, Trump no dudó en atacar públicamente a la Alemania de Merkel, declarando delante de las cámaras que “está totalmente controlada por Rusia, pues reciben el 60% o 70% de su energía de Moscú”. Ello en un momento en el que la canciller sufre una aguda crisis interna provocada por la rebelión de su histórico socio, la CSU bávara. Unas fisuras internas que amenazan la estabilidad de un Gobierno alemán de coalición -que tardó más de medio año en poderse formar tras un tortuoso proceso político- y que algo tienen que ver con las gestiones del embajador norteamericano en Berlín, Richard Grenell, que no ha ocultado sus intenciones de «desalojar del poder a Merkel» y «empoderar a los líderes más conservadores de Europa».

En la reunión de la Alianza Atlántica Trump repartió para todos, redoblando sus exigencias a todos los países miembros de la OTAN, reclamando con formas abiertamente despectivas un brutal aumento de sus gastos militares que supere el umbral ya comprometido del 2% del PIB y alcance un draconiano 4%. Un nivel de gasto militar que además EEUU exige que vaya a abultar la cuenta de beneficios del poderoso sector armamentístico norteamericano, frente a las intenciones europeas de potenciar una industria militar europea.

Tras dejar Bruselas, Trump llevó sus agresivos modos a Reino Unido, el más fiel aliado que tiene la superpotencia, que sin embargo no se escapa a la degradación que impone Washington. Nada más bajarse del avión, denigró públicamente a la primera ministra, Theresa May, criticando su pusilánime gestión del Brexit y exigiendo que rompa totalmente amarras económicas y comerciales con la UE para que pueda establecerse el acuerdo comercial anglonorteamericano que desea Trump. El neoyorquino se permitió además ensalzar al principal rival interno de May, el recién dimitido ministro de Exteriores Boris Johnson, del que dijo que «sería un gran Primer Ministro».

Todos estos ataques no son fruto de ninguna grosera personalidad ni de ningún veleidoso ímpetu negociador. Forman parte de una línea de gestión de la superpotencia que busca denodadamente recuperar el terreno perdido para la supremacía norteamericana, y que no duda en saquear con mayor intensidad los países que están en la órbita norteamericana.

La línea Trump es una nueva versión de los proyectos más agresivos dentro de la clase dominante yanqui -sectores a los que en su día representó G. W. Bush-, y supone un intento por recuperar a toda costa y por los medios que sean el terreno perdido, fortaleciendo las posiciones norteamericanas en todos los terrenos -económico, político y militar- e imponiendo en los hechos un reordenamiento global… que para Europa significa una drástica degradación. Un avasallamiento que puede acabar en desintegración si las potencias europeas se resisten a las exigencias de Washington.

Este salto en la agresividad de la ofensiva norteamericana sobre Europa va a afectar de forma especialmente intensa a sus eslabones más débiles, entre ellos a España. No solo vaticina la llegada de nuevas imposiciones en el terreno del saqueo sobre nuestro pueblo o de expolio sobre nuestras fuentes de riqueza; no solo significa el refuerzo draconiano del encuadramiento militar en los planes del Pentágono.

Significa que, al igual que la división de Europa está contemplada como una opción real encima de la mesa, también lo puede ser el troceamiento de España. Desde el mismo ascenso de Trump, muchos líderes independentistas -como Artur Más o Puigdemont- advirtieron que se abría una “ventana de oportunidades” que podía ser aprovechada. Por eso han dedicado todos sus esfuerzos y recursos (numerosos viajes del «Diplocat» a EEUU) a entrevistarse con influyentes personalidades del establishment norteamericano, encontrando complicidades y apoyos sobre todo en el partido republicano. Al imperio siempre le viene bien contar con «patriotas gibraltareños», con «independentistas panameños» que se presten a ser útiles instrumentos de desestabilización y presión contra sus Estados vasallos.

Los movimientos de Trump en Europa suponen una ofensiva en toda regla de los sectores más agresivos de la superpotencia, un salto en su voracidad y agresividad. El avance de su línea va a tensionar todas las contradicciones mundiales y significa un gran peligro para nuestro país y nuestro pueblo.

4 comentarios sobre “Divide et impera”

  • leido el articulo ,que estoi de acuerdo con el y ahy que esperarlo todo de este trump porque la situacion esta que tienen ellos dentro de su pais en declive es para todo esto esperarlo ,que empiecen a degradar a europa es lo que se espera como se ace con españa para aplicarles sus tributos ,no hay mejor forma que degradar para saquear y lo bemos aqui en españa,creo que se esperan tiempos muy revueltos y ahy que estar muy atentos a las acciones del hegemonimo.este americano ,aqui tenemos nosotros los militantes una gran tarea de no dormirse en los laureles y acer cuanta propaganda sea posible e ir denunciandolos como lo que son ladrones y asesinos en potencia ,busacaran el como confundir y engañar ala opinion publica

  • vendo melones oigaaaa señora dice:

    «Significa que, al igual que la división de Europa está contemplada como una opción real encima de la mesa, también lo puede ser el troceamiento de España. Desde el mismo ascenso de Trump, muchos líderes independentistas -como Artur Más o Puigdemont- advirtieron que se abría una “ventana de oportunidades” que podía ser aprovechada. Por eso han dedicado todos sus esfuerzos y recursos (numerosos viajes del «Diplocat» a EEUU) a entrevistarse con influyentes personalidades del establishment norteamericano, encontrando complicidades y apoyos sobre todo en el partido republicano. Al imperio siempre le viene bien contar con «patriotas gibraltareños», con «independentistas panameños» que se presten a ser útiles instrumentos de desestabilización y presión contra sus Estados vasallos.»……………si,con la nueva línea Tump vamos a tener una Euskadi y una Catalunya movidita.¿Acaso es casualidad que Corinna «cante» sobre el ex-Rey Juan Carlos ahora?,qué casualidad.uan Carlos es un sinvergüenza,pero sabemos por experiencia qe todos los ataques a la Monarquía han sido para desestabilizar España

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