Selección de prensa nacional

Difuso malestar en el PSOE

Para el director de La Vanguardia, José Antich, si una cosa ha dejado claro los resultados de as elecciones europeas es que «los ciudadanos se encuentran hoy por hoy muy distantes del sueño de una Europa unida». Pero para ser más precisos, habrí­a que matizar que además de estar distantes del sueño de la Europa Unida, lo que se encuentran es hartos de unas castas polí­ticas burocráticas, que si ya dentro de sus propios paí­ses resultan insufribles, trasladadas al ámbito europeo son algo por completo ajeno y distante de sus preocupaciones e intereses.

Que Euroa “deberá repensar el camino”, como dice el director de La Vanguardia, es algo seguro. Lo que ya es bastante más improbable es que ese camino pase por añadir “más de lo mismo” a lago que los ciudadanos europeos, de forma reiterada y una vez tras otra rechazan sin contemplaciones. Y mucho más cuando, en efecto, la “crisis económica ha acelerado” su percepción de sentirse cada vez más “alejados de la vía comunitaria”. En relación también con las europeas, pero en este caso desde el ámbito nacional, Anabel Díez escribe hoy un reportaje en El País donde saca a relucir el desasosiego que empieza a cundir “en los distintos ámbitos socialistas”, no sólo por la derrota “sino ante la incertidumbre de qué ocurrirá en el futuro inmediato”. Aunque hábilmente enmascarada por el poderoso aparato de propaganda del PSOE, lo cierto es que sus resultados son bastantes peores de lo que aparentan. Si Madrid y Valencia, pese a la interminable campaña de acoso a la que se han visto sometidos en los últimos meses los dirigentes populares, se han convertido en dos auténticos “agujeros negros” para Zapatero, lo ocurrido en otras zonas, consideradas hasta ahora como bastiones socialistas es igualmente preocupante. En primer lugar, desde luego, el enorme batacazo del tripartito catalán con José Montilla y el PSC al frente. De nada les ha servido esta vez el recurso a la demonización del PP hasta extremos que entran abiertamente en lo carituresco, para perder más de 300.000 votos con respecto a las europeas de 2004 y cerca de un 7% en porcentaje de voto desde las generales del pasado año. Algo similar a lo ocurrido en Andalucía, donde la desafección de los votantes socialistas se cuenta también por centenares de miles de votos. O en Castilla-La Mancha donde el PP ha superado ampliamente en votos al PSOE. Un conjunto de datos que explican la afirmación de un veterano parlamentario socialista: “El malestar es difuso pero extendido”. Y que llega al extremo de que un diputado valenciano dejara caer en la reunión la acusación de que no todos los parlamentarios y cargos del partido cumplieran durante la campaña con “su obligación de estar en la calle –‘aunque nos insulten o nos quieran romper la cara’, dijo- para explicar qué está haciendo el Gobierno”. Malestar al que habría que añadir, según se deja entrever la información aparecida en El País, las diferencias y tensiones entre José Blanco y su sucesora al frente de la secretaría de organización, Leire Pajín (una apuesta personal de Zapatero), en quien al parecer se concentran buena parte de las críticas por la errónea y sectaria dirección de la campaña. Opinión. La Vanguardia EUROPA ANTE EL ESPEJO José Antich ANALIZADAS las elecciones en España y en cada uno de los países que han celebrado comicios para el Parlamento Europeo en los últimos días, si una cosa ha quedado clara es que los ciudadanos se encuentran hoy por hoy muy distantes del sueño de una Europa unida. Bien porque no creen que ese sea el camino que seguir, bien porque las últimas ampliaciones, lejos de reforzar la idea de que se iba hacia un proyecto compartido, han sembrado dudas sobre las fronteras reales de la Unión Europea. Lo cierto es que parece bastante difícil reflotar el proyecto de una manera artificial, cuando los niveles de abstención en las urnas son tan altos y, además, grupos políticos que en sus respectivos países quedan fuera de las cámaras legislativas o tienen una representación mucho menor acaban consiguiendo un asiento en la Eurocámara. Europa deberá repensar el camino. Quizás no será suficiente con elegir europarlamentarios y habrá que pensar en designar a través de las urnas también a sus órganos de gobierno y que los miembros de la Comisión Europea no acaben siendo un reparto entre los respectivos ejecutivos de cada país. El portugués José Manuel Durão Barroso ya ha dicho que aspira a un nuevo mandato, postura lógica, dada la presencia mayoritaria del centroderecha en la Eurocámara. Va a contar con los apoyos suficientes e incluso presidentes socialistas como Zapatero le van a apoyar. Pero no es tanto un tema de personas como de programas, objetivos y prioridades. Los ciudadanos se sienten alejados de la vía comunitaria, incluso aquellos que han sacado más partido a su integración. La crisis económica ha acelerado esta percepción. Mirar hacia otro lado no relanzará el necesario proyecto europeo. LA VANGUARDIA. 10-6-2009 Reportaje. El País PARLAMENTARIOS SOCIALISTAS PIDEN REFLEXIONAR SOBRE LA DERROTA A. Díez-J. Garriga Dos días después de las elecciones europeas, en los distintos ámbitos socialistas empieza a cundir cierto desasosiego, no tanto por la derrota de esos comicios sino ante la incertidumbre de qué ocurrirá en el futuro inmediato. Esta impresión se expresó ayer en alto en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista en la que varios diputados, desde diferentes perspectivas, pidieron "una reflexión" del porqué la mayoría de los abstencionistas pertenecen al cuerpo electoral que habitualmente apoya al PSOE. Estos parlamentarios pusieron voz a las dudas e incluso a la desazón que cunde en el Grupo Parlamentario Socialista sobre el incierto futuro a la vista de este resultado y la ausencia de estabilidad institucional. "El malestar es difuso pero extendido", reconoció un veterano parlamentario socialista (…) El hilo conductor entre la derrota electoral y un debate sobre la estrategia parlamentaria e institucional lo encontraron estos parlamentarios con el siguiente planteamiento: si las elecciones se han perdido por la crisis habrá que intensificar el trabajo contra esta para que no ocurra lo mismo en los siguientes comicios. De la Rocha puso sobre la mesa la necesidad imperiosa del PSOE de encontrar una doble estabilidad: "Institucional y social". Para la primera, según De la Rocha y también Barrio de Penagos, se requiere que, cuanto antes, se acuerde el nuevo modelo de financiación autonómica para toda España y, claro, para Cataluña. De esa manera, la actitud de los grupos catalanes en la Cámara -ERC, ICV y CiU- podría ser más amable políticamente con la mayoría socialista, con vistas a los Presupuestos. Estos parlamentarios, además, consideraron igualmente imprescindible que el Gobierno llegue a acuerdos con empresarios y sindicatos. Por un lado, se garantiza la paz social y, por otro, con el sello de los agentes sociales los grupos parlamentarios tendrán difícil no avalar en el Congreso los acuerdos que estos alcancen. Pero ayer emergieron también las críticas a la campaña electoral que coordinó Leire Pajín. Los críticos con la misma reconocen que los cuatro millones de parados son la causa fundamental, pero también atribuyen errores en los mensajes de la campaña. Y llueven las comparaciones entre la veteranía de José Blanco y la falta de experiencia de su sucesora de Organización. En los pasillos del Senado Blanco, en conversación informal con los periodistas, aseguró que en 2012 su partido ganará las elecciones y, además, él coordinará la campaña. Preguntado sobre si eso implicaba que no le había parecido bien la de Pajín, Blanco, alarmado, puso énfasis en asegurar que hablaba en broma y que no cuestionaba el trabajo de su sucesora. Tampoco hay unanimidad en la crítica a la campaña. Para unos fue un error hacerse eco de los procedimientos judiciales contra el PP por los casos de corrupción, principalmente en Valencia, donde el voto socialista se quedó en casa y el del PP se disparó. Piensan que esto movilizó aún más a los populares (…) Para otros, la campaña fue demasiado agresiva y esa dicotomía tan drástica entre derecha e izquierda no ha conmovido al electorado socialista (…) No será tan fácil disipar los problemas del PSOE en Madrid, y Valencia, dónde los pésimos resultados reavivarán el debate sobre el proyecto socialista en esas comunidades y sus liderazgos (…) En la reunión del grupo hubo un diputado valenciano, Herick Campos, que dejó la duda de si los parlamentarios y todos los cargos del partido habían cumplido con su obligación de estar en la calle -"aunque nos insulten o nos quieran romper la cara"- para explicar qué está haciendo el Gobierno (…) EL PAÍS. 10-6-2009 Editorial. El Mundo UNOS CRITERIOS NEUTRALES PARA SANEAR LAS CAJAS LA DURA Y LARGA pugna por el control de Caja Madrid finalizó ayer con un acuerdo entre Esperanza Aguirre, CCOO e IU, que pactaron la sustitución de Miguel Blesa en septiembre próximo. IU y CCOO aceptan que Mariano Rajoy designe el presidente de la entidad a cambio de una vicepresidencia. No es una buena solución, pero al menos es una salida que desbloquea el problema. Caja Madrid es una de las cajas más afectadas por la crisis inmobiliaria y el crecimiento de la morosidad, por lo que al nuevo presidente no le aguarda una tarea fácil. En cualquier caso, resulta especialmente significativa la ausencia del PSOE en este acuerdo, lo que refleja las diferencias que existen entre los dos grandes partidos para reflotar el sector. Hay una cosa en la que coinciden el Gobierno y el PP: la necesidad urgente de hacer frente a la crisis de las cajas de ahorros, que se agranda cada día que pasa. En lo que no están de acuerdo es en cómo resolverla, ya que Mariano Rajoy teme que el Gobierno y el Banco de España no sean neutrales en el proceso de absorciones y fusiones que está a punto de comenzar. El líder del PP pidió ayer «una hoja de ruta» que «defina la magnitud del problema, plantee los cambios normativos adecuados, determine la asunción de responsabilidades y los sistemas de entrada y salida del capital de las entidades». De momento, el Gobierno ya ha aprobado la creación de un fondo de 90.000 millones de euros para sanear el sistema financiero, a pesar de que la ministra y vicepresidenta Elena Salgado precisó anteayer que no hay ninguna caja que necesite ser intervenida en estos momentos. Salgado sí reconoció «la sobrecapacidad» del sector financiero, que, según calculaba Luis de Guindos, ex secretario de Estado de Economía, implicaría el cierre de 10.000 oficinas y la reducción de 35.000 puestos de trabajo. Al margen de la lógica cautela con la que se ha expresado la ministra, lo cierto es que hay una decena de cajas con serios problemas de liquidez y de morosidad, que necesitan una urgente inyección de fondos para poder seguir operando. Hay distintos modelos para afrontar esta crisis, pero lo más racional sería aprovechar la coyuntura para reducir el número de cajas, a todas luces excesivo, y crear entidades más fuertes y más diversificadas. Rajoy tiene razón al pedir al Gobierno que se pacten unos criterios objetivos y neutrales para medir a todo el mundo con el mismo rasero, pero ello no será fácil porque detrás de las cajas hay intereses políticos. Cataluña y Andalucía, por ejemplo, se niegan a perder o ver reducido el control de entidades como La Caixa o Unicaja, lo que se traduce en que no quieren ni oír hablar de una eventual reforma legal que disminuya el peso de las instituciones en los órganos de representación. El asunto es muy complejo, pero existen dos principios que nos parecen irrenunciables: la transparencia en el reparto de los recursos y la exigencia de responsabilidades a los gestores que lo hayan hecho mal, como Hernández Moltó en CCM. Culminado el proceso, los dos partidos deberían pactar una reforma del estatuto legal de las cajas para disminuir el peso político en los Consejos y profesionalizar los cargos directivos. Lo coherente y lo deseable es que los presidentes fueran elegidos por un procedimiento mucho menos politizado, lo que redundaría en una mayor autonomía de los gestores, que parece necesaria para que las cajas no sean instrumentalizadas por motivos partidistas. EL MUNDO. 10-6-2009

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