ERE en Supermercado DIA

DIA devorado por capital extranjero

Que los trabajadores participen en la gestión es clave para defender las empresas de la especulación.

Las acciones de la cadena de supermercados se desplomaron un 42% en una sola jornada, tras reconocer la caída de las ventas, el aumento de los gastos y que no repartiría dividendos a los accionistas. ¿Cómo puede acercarse a la quiebra tan rápido una empresa que es la tercera que más mercado tiene en España, que está entre las 35 mayores del país (cotiza en el IBEX 35) y que declara beneficios en su gestión comercial? Tras la crisis de DIA hay un auténtico asalto fiananciero, pero en juego hay miles de puestos de trabajo.

La cadena obtuvo 400 millones de beneficios, sin tener en cuenta los gastos financieros. Es decir, es rentable comercialmente, pero el pago de intereses y devolución de préstamos la axfisia.

No es por la competencia

En mi barrio, en apenas 150 metros de una misma calle, hay un supermercado de Bonpreu, otro de Dia, uno de Consum, otro de Caprabo y el de Mercadona… Todos con más de 400 metros de superficie. Cada uno con una apuesta de negocio, pero en competencia. Aun así, dado la lejanía de una gran superficie, de esas a las afueras a las que se va con coche, todos los vecinos compran en ellas, generando clientes para todas. A quien se han comido es al mercado tradicional, ya cerrado, y al pequeño comercio familiar, inexistente salvo alguno altamente especializado.

Distribuidora Internacional de Alimentación, DIA, nació en 1979 con una tienda en Madrid. Hoy tiene presencia en España, Portugal, Argentina y Brasil. Con 7.388 establecimientos y 42.600 empleados, más de la mitad en España, facturó 10.300 millones de euros. Se queda el 8% del mercado, sólo detrás de Carrefour. Un negocio gigantesco y sólido.

Incluso la compañía se permitió comprar las droguerías Schlecker en 2013. Y un año más tarde adquirió 450 supermercados de El Árbol y se hizo con  supermercados del grupo Eroski, aprovechando su crisis.

DIA es un negocio potente,  y sin embargo amenaza ruina.

Los fondos exprimidores

La dirección la ha tomado el fondo, propiedad del magnate ruso Mikhail Fridman, que posee el 29% de las acciones. Se trata del dueño de la cadena de supermercados X5 Retail Group (el Mercadona ruso). Impuso su plan en la Junta aprovechando la baja asistencia, colocando al resto de accionistas minoritarios entre la espada y la pared.

LetterOne presentó a los accionsitas minoritarios una oferta seis veces menor de lo que valían sus títulos hace un año. (Así es más fácil comprender el interés en que caiga el precio de la acción para presionar la venta). Después hará una ampliación de capital inyectando 500 millones y llegará a un acuerdo con la banca acreedora.

«Los accionistas tendrán dos opciones: aceptar la opa de L1 Retail y vender sus acciones a un precio de 0,67 euros por acción o conservar sus acciones y aceptar el riesgo de un futuro incierto para el negocio. Animamos a todos los accionistas a acudir a la opa», ha afirmado el gerente de LetterONe, mister DuCharme. Más claro el agua.

Al final de la operación LetterOne controlará al menos un 65% del capital de DIA y la mitad del Consejo de Administración. Y entonces a recuperar la inversión…

El saqueo de la compañía no es nuevo, su actual descapitalización proviene de un sistema piramidal. “DIA vivió durante muchos años del dinero que le entraba por los franquiciados. Te obligaban a comprar género aunque no lo necesitaras y no lo vendieras. Hacían los pedidos automáticos y te colocaban la mercancía que ellos querían.”, explica desde la asociación de franquiciados quebrados de DIA, Asafras.

Franquiciados (muchos antiguos trabajadores), pequeños accionistas y empleados, exprimidos y chantajeados por el gran capital extranjero… Colocarles al borde de la quiebra es una manera de negociar en ventaja.  

Legislar para los monopolios la participación de los trabajadores en la gestión y beneficios de la compañía sería una medida justa a estudiar para evitar el saqueo.

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