La denuncia por el asesinato de la niña gazatí Hind Rajab llega a La Haya

Dí su nombre. Se llamaba Hind Rajab

La pequeña Hind Rajab es uno de los rostros más dolorosos del genocidio. Sus asesinos deberán responder ante la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya

Tenía sólo cinco años. 355 balas acabaron con su vida y con la de toda su familia. La niña se llamaba Hind Rajab y en un genocidio en el que la lista de menores asesinados -más de 20.000- es tan larga y cruenta que no da tiempo a leerla (Artistas por Palestina lo intentó en la Puerta del Sol y no pudieron acabar de leer los nombres), es uno de los rostros más dolorosos del genocidio, y uno de los nombres más conocidos en las manifestaciones por Palestina que inundan el globo.

Ahora la denuncia de su asesinato, contra 24 soldados y comandantes del Ejército israelí ha llegado a la Corte Penal Internacional de La Haya.

Y no es una denuncia simbólica, ni contra «el Estado de Israel»: Está basada en una montaña de evidencias -pruebas técnicas, geoespaciales y testimoniales- y apunta a individuos concretos y perfectamente identificados. Por ejemplo, el teniente coronel Benny Aharon, comandante de la 401ª Brigada Blindada, y mandos como el teniente coronel Daniel Ella y el mayor Sean Glass, así como a una veintena de soldados de una compañía llamada “Vampire Empire”, que curiosamente está compuesta por militares de doble nacionalidad, muchos de ellos europeos, lo que abre la puerta a procesos judiciales en los países de origen de quienes participaron en el genocidio.

Los hechos por los que se les juzgan -cometidos el 29 de enero de 2024, en los primeros meses del genocidio- son ampliamente conocidos, y varios documentales (Al Jazeera y otros) los han contado con detalle.

Aquel día, la familia Rajab huía de la ciudad de Gaza cuando el coche en el que viajaban Hind, su tío, tía y sus tres primos fue atacado por un tanque del ejército israelí.

Un terrible audio de 28 segundos grabado por la prima de Hind -Layan Hamadeh, de 15 años- durante el ataque deja las cosas claras. La joven llamó a la Media Luna Roja desesperada. «Nos están disparando. El tanque está justo a mi lado. Estamos en el coche, el tanque está justo a nuestro lado». La llamada fue interrumpida. Solo se oyen ráfagas de ametralladora y el llanto desesperado de un niño. Ningún intercambio de fuego. Ninguna amenaza. Una ejecución a sangre fría.

Pero después, los operadores de la Media Luna Roja volvieron a llamar. Sólo respondió la voz de una niña de cinco años, la pequeña Hind Rajab, herida en la espalda, la mano y el pié. «Tengo mucho miedo, por favor, vengan. Llévenme. Por favor, ¿quieren venir?», le dijo la aterrorizada niña al operador una y otra vez, durante tres horas.

Una recreación en La Haya del coche acribillado donde murió Hind Rajab y su familia

La Media Luna Roja se puso en contacto con el Ejército israelí para garantizar un paso seguro para que una ambulancia y su personal pudieran ir a salvar a Hind. Les dieron luz verde. Pero cuando los paramédicos -Yusuf Zeino y Ahmed al-Madhoun- se acercaron al coche donde estaba atrapada la niña… notificaron por radio que les estaban apuntando con rayos láser. Después el sonido de unos disparos. También fueron ejecutados a sangre fría.

«Hay soldados con pasaportes europeos implicados en crímenes de guerra. La investigación no se detendrá. Cada tanque, cada disparo, cada orden está documentada». ha dicho desde Bruselas la Fundación Hind Rajab.

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