Nigeria:

Desmanes de la Shell y rebelión popular

Nigeria es uno de los mayores productores de petróleo del mundo, al mismo nivel que, por ejemplo, Irak o Kuwait. Sin embargo, la decisión del gobierno a principios de año de retirar las subvenciones a la gasolina «que en una semana subió más de un 100%» provocaba el estallido de una auténtica sublevación popular.

El 9 de enero, los dos principales sindicatos nigerianos paralizaban la producción económica del país. Respondiendo a su llamamiento, más de 8 millones de asalariados se unían a una huelga general que se prolongó durante 5 días consecutivos. Miles de pequeños comerciantes, oficinistas, trabajadores del sector bancario e incluso muchos funcionarios del gobierno se unían a la protesta. Un manifiesto, firmado por los intelectuales mas destacados del país, hacia público su apoyo a los huelguistas, denunciando a los dirigentes de ser “insensibles y desdeñosos hacia el sentir de su pueblo”. «Se ha empezado a organizar el movimiento de indignados en Nigeria, al quehan bautizado como “Ocupa Nigeria”»

La decisión del primer ministro nigeriano, Goodluck Jonathan, de retirar las subvenciones al precio de la gasolina ha sido la chispa que ha hecho estallar la revuelta. En menos de una semana, el litro de gasolina pasó de costar 35 céntimos de euro a cerca de 75, lo que a su vez disparaba automáticamente el coste de los alimentos y el transporte. Se calcula que la inmensa mayoría de la población en Nigeria vive con menos de 1,5 euros diarios, lo que significa un impacto brutal sobre su poder adquisitivo.

Nigeria sufre la absurda paradoja de ser uno de los mayores productores del mundo de petróleo –ubicado mayoritariamente en el Delta del río Níger–, pero sin embargo tener que importar toda la gasolina que consume. Esto es consecuencia de la política depredadora que las grandes petroleras –encabezadas por la anglo-holandesa Shell, que dispone hasta de ejércitos privados en sus campos de extracción– ejercen sobre el país desde que en los años 60 se descubrieron los primeros yacimientos.

Como consecuencia de la política de saqueo practicada por las multinacionales del petróleo, llevándose la mayor parte de la riqueza obtenida por su extracción y dedicando al país sólo lo necesario para mantener a unos gobiernos y un ejército híper corruptos que consagran y legalizan su dominio, Nigeria no dispone ni de una sola refinería donde tratar el petróleo y producir sus derivados para el consumo. Con lo que se ve obligado a importarlos todos de fuera, a precios cada vez mayores.

Shell ha sido acusada por la propia ONU de delitos medioambientales en el Delta del Niger. Pero los rebeldes de la Fuerza Voluntaria del Pueblo del Delta del Níger la acusan también de haber colaborado activamente con el gobierno nigeriano en el genocidio del pueblo de los Ijaw, pobladores originarios y propietarios de las tierras del Delta.

A raíz de las movilizaciones populares contra la subida de los precios, distintos colectivos se han ido sumando al movimiento. Sectores del estudiantado, del pequeño comercio y profesionales de las ciudades más importantes han empezado a organizar el movimiento de indignados en Nigeria, al que siguiendo la estela de los indignados neoyorquinos han bautizado como “Ocupa Nigeria”.

Las protestas y movilizaciones en Lagos, la capital, han llegado a adquirir tal intensidad que el gobierno se veía obligado a sacar al ejército a la calle, matando al menos a 12 manifestantes. Una represión que, según palabras de los propios organizadores de la revuelta en Lagos, “demuestra que Nigeria ha descendido a una situación dictatorial”.

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