Editorial

Desenredar la cadena

Hace quince dí­as veinte personalidades del mundo de la cultura dieron su respaldo a un manifiesto en defensa de las pensiones, una iniciativa que busca someter a referéndum la exigencia de blindar las pensiones públicas y el poder adquisitivo de los pensionistas en la Constitución. Veinte personalidades que ya deben ser más, cada dí­a.

Un manifiesto que apoyamos desde el equipo de redacción de Foros21. En torno a él se ha constituido la MERP (Mesa Estatal pro Referéndum de las Pensiones), en la que participa como asociación una portavoz del Ateneo Cultural Madrid XXI, madre de esta publicación que usted tiene en sus manos (para aquellos nuevos lectores).

Dos son las razones que nos han llevado a respaldar la iniciativa y por las que llamamos a todos nuestros lectores a contribuir a que se extienda. En primer lugar porque es hora de unir esfuerzos, y ya lo es desde hace tiempo. No por compartir camino o sumar, sino por coincidir en un mismo puerto.

Las pensiones son el pasado, presente y futuro. Son la solidaridad intergeneracional y territorial. Son las millones de horas de trabajo, durante décadas, de millones de personas. Son la columna vertebral de nuestras condiciones de vida, y el sostén del sector más débil de la sociedad. Aquel al que se lo debemos todo, y sin el que no seríamos nada. Aquellas gentes que han arrugado su frente y exprimido su sudor para “extraer los frutos de la tierra”.

Y en segundo lugar, porque para que haya unidad, el mundo de la Cultura debe estar presente. Debe ejercer esa función de argamasa social que le corresponde. En este caso, en la rebelión, en la respuesta al poder.

La indignación no tiene dueño, y en ella se arranca Poveda cuando se gasta un palo flamenco para golpear la mesa de “los responsables de esta situación”, o se pronuncia el Cervantes Caballero Bonald, cuando se confiesa testigo perpetuo e indignado de nacimiento. ¿Cómo encontrarnos todos en un mismo norte aglutinador?, ¿cómo convertir nuestras diferencias en temas pendientes para el futuro y proporcionarle a la sociedad la satisfacción de cambiar el rumbo de los acontecimientos?

Como una enredada cadena, cuyos eslabones se amontonan, así se nos pintan los acontecimientos. No sabría uno por dónde empezar, porque a todos nos toca y por todos lados nos caen los chuzos. Tiremos todos al mismo tiempo de un solo eslabón, tracemos una línea roja delante de aquello que reúne a lo nuevo y lo viejo, al presente y al futuro.

El arte rebrota hasta por las grietas de la tierra seca y exprime el agua que sacia su sed de la misma esencia de las cosas. No se puede acabar con el arte. Pero para poder responder al dogal que cada vez lo asfixia más en nombre de las apreturas de un cinturón y realmente para saciar la sed de Saturno, cuyos hijos están más que indignados, debemos encontrarnos todos en el camino, compartir una misma exigencia… y ganarla.

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