Otra vez detenidos por cobro de comisiones ilegales

Delito, pena leve y otra vez

Hasta medio centenar de agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil participaron en la operación de tomar el Ayuntamiento de Arrecife de Lanzarote con el objetivo de sorprender in fraganti a dos integrantes de la supuesta red de corrupción cuando se pasaban unos 100.000 euros. Como resultado de la operación policial se ha detenido a nueve personas, siete vinculadas al Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) y dos al PSOE por presuntos delitos contra la Administración Pública, cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones y actividades prohibidas a funcionarios, exacciones ilegales y contra la ordenación del territorio.

Pero todo el imresionante despliegue policial y el posterior e ingente trabajo judicial se diluyen como un azucarillo en la condena penal. Porque lo paradigmático de este caso de corrupción generalizada es que el principal detenido, el fundador del PIL, Dimas Martín, ya está en prisión un delito anterior por malversación y estafa a la Seguridad Social. Lo negativamente ejemplar de este caso es que todos los esfuerzos policiales y toda la actividad judicial se convierte en una condena leve para los corruptos. Lo extremadamente escandaloso de este caso de persistentes y repetitivas prácticas corruptas es el beneficio final.Porque esta forma de dedicarse a delinquir vale la pena. Aunque te cojan y te condenen, leve será la pena. Esto tiene que cambiar. En una situación de crisis económica aguda no hay excusas, se deben elevar las penas de cárcel y las sanciones económicas a quien malverse o robe el dinero público, y que devuelva lo robado. Si el Tribunal Supremo ha elevado las penas a pederastas y terroristas, ¿por qué no ser más contundentes también con el que roba el pan de todos?

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