SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

De cómo el FROB se olvidó de los saqueadores de las Cajas

Anda el personal muy revuelto con el caso de los 87 jetas, alguno de rimbombante apellido, que tiraron de tarjeta de crédito “opaca” en Caja Madrid con la liberalidad de quien tira con pólvora del rey y sabe que ahí no va a pasar nada, porque nada podía pasar si “era una práctica conocida y legal en las corporaciones del mundo entero” (ha dicho Pablo Abejas, el dimitido responsable de Economía de la Comunidad de Madrid). Todo el mundo lo sabía, pero nadie denunciaba. Es la tónica española: sabemos cómo se ha enriquecido mucha gente en un país carente de fortunas, falto de esos capitales industriales responsables antaño del desarrollo de los países más avanzados, un país sin gran industria ni grandes fortunas, pero, y ahí está el dengue, con muchos ricos, mucha gente acostumbrada a llevar un tren de vida muy superior al que cabría esperar de sus títulos académicos y de su provecho en el trabajo, porque ¿cómo explicar esas urbanizaciones de lujo, esas segundas residencias en la costa con mansiones aún más llamativas, esos cochazos que a miles sobrevuelan las autopistas…? ¿De dónde sacan pa tanto como destacan? Gran parte del oropel procede del manantial inagotable de una corrupción a la que ha puesto fin, ¿fin?, una crisis económica de caballo, corrupción cuyo rastro ha salido a la superficie tras el final del boom.

El viernes, el ministro Montoro ordenó a la Agencia Tributaria (AT) investigar a las empresas del Ibex, para averiguar si los modos y maneras de Caja Madrid para completar el sueldo de sus directivos ha sido imitado por bancos y compañías cotizadas, con el consiguiente perjuicio para el Fisco. Pelea entre ministros. Resulta que desde Economía filtran que la AT estaba al corriente del despelote con las tarjetas. Cabreo consiguiente de Hacienda, donde, al parecer, no tenían ni idea, y réplica de Montoro: “de modo que has tenido hasta secretarios de Estado chupando del bote y ahora la culpa es de Hacienda?”. Te vas a enterar: inspección al Ibex. Reacción del ministro De Guindos: “Estoy convencido de que lo ocurrido en Caja Madrid es un caso singular”. Como niños. Total que ahí tenemos a casi 90 “listos” de una Caja, que multiplicados por las casi 50 Cajas que se ha tragado la tierra de esta crisis, arroja un saldo de 5.000 listos, miembros de la clase política local y autonómica, sindicalistas, alcaldes, etc., que han sacado tajada variopinta de la coyunda entre política y dinero, 5.000 jetas, 50.000 caraduras, pongamos 500.000 salteadores… En todo caso una minoría que ha mamado de la ubre de una corrupción que ha dejado la deuda pública en el billón de euros o alrededor del 100% del PIB y con la que las futuras generaciones de españoles tendrán que apechugar.

Hace justamente un año, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) sorprendió a la ciudadanía anunciando que se disponía a realizar un análisis pormenorizado de aquellas operaciones irregulares pergeñadas en las entidades nacionalizadas (Bankia, CatalunyaBanc y por ahí), para llevar ante la Justicia a quienes se hubieran enriquecido ilegalmente con ellas. Los responsables del Fondo decían haber activado “un protocolo de detección de las operaciones que podrían ser sospechosas, estando ya trabajando con los servicios de auditoría interna de las entidades afectadas”. El anuncio fue recibido como una bocanada de aire fresco en el corrupto lodazal que nos inunda. Había gente con mando en plaza que parecía dispuesta a mirarle los bajos a la pandilla de sinvergüenzas que se enriquecieron en los años del boom inmobiliario. Incluso un servidor dedicó al asunto el artículo correspondiente al domingo 8 de septiembre de 2013 (“El FROB contra los saqueadores de las Cajas”). Desde entonces, una cortina de silencio ha caído sobre tan bienintencionado proyecto. Cada vez que el experto de Vozpopuli ha preguntado en el FROB por la marcha de las investigaciones, no ha recibido más que respuestas evasivas. Silencio, la están peinando.

En realidad, el propio FROB ya dio muestras de sus reales intenciones cuando, en el propio anuncio de marras, septiembre pasado, habló de “revisar las operaciones hechas durante los últimos 5 años”, un tope sorprendente que hacía sospechar sobre las intenciones últimas de Economía y del Gobierno, toda vez que las mayores tropelías se perpetraron en los años gloriosos de la burbuja inmobiliaria, es decir, antes de 2008. De Guindos dijo el viernes, en pleno escándalo del “tarjeteo opaco”, que fue la auditoría interna de Bankia (ex Caja Madrid) la que detectó hace meses el chanchullo y lo puso en conocimiento, el 26 de junio pasado, de su principal accionista, el FROB (dependiente de Economía), que a su vez dio aviso a Anticorrupción, que ha sido quien finalmente ha pinchado el globo del escándalo. El ministro alardeó de que hay “unas 20 operaciones de posible irregularidad que se han remitido a la Fiscalía”, cuando el propio FROB anunció hace un año «tener detectadas 90 operaciones irregulares» de las que, de momento, solo han salido dos a la luz: las tarjeras pecaminosas de Caja Madrid, y las dietas de infarto de Modesto Crespo, ex presidente de la CAM. Una miseria comparada con la multitud de operaciones fraudulentas que llevaron a la mayoría de las Cajas a la quiebra.

Derecho a saber quién se ha enriquecido de forma fraudulenta

La operativa era fácil: se trataba de reunir varios equipos de expertos, no demasiado numerosos -antiguos ejecutivos bancarios, inspectores del BdE o similares-, y ponerlos a trabajar con el material facilitado por el FROB sobre todas las operaciones llevadas a fallidos en los últimos 15 años, que son las que metieron en pérdidas a la cuenta de resultados vía provisiones y terminaron por comerse los recursos propios de las entidades. Ver qué tipo de garantías sobre tales operaciones se tomaron, cuáles se han ejecutado y cuáles no y por qué. Qué favores se hicieron y a quién. Los españoles tenían, tienen, derecho a saber qué es exactamente lo que se ha tenido que comer el FROB al nacionalizar las Cajas, y de dónde viene cada una de esas operaciones. Derecho a saber quién se ha enriquecido de forma fraudulenta con la quiebra de las entidades. Y aquellos préstamos que tuvieran “bicho” dentro, llevarlos directamente al fiscal para que procediera a poner a los responsables, al dante y al tomante, frente a sus responsabilidades, caminito de Soto del Real en los casos que fuera menester.

El FROB llegó a contactar con muchos expertos en banca, no pocos de ellos prejubilados, para contarles sus planes y mostrarles su deseo de integrarlos en esos equipos. De la iniciativa nunca más se supo. Lo que sabemos de sobra es que el Estado tuvo que acudir con la manguera del rescate concedido por la UE a salvar a las Cajas de la quiebra, no sin antes asistir a la estafa de unas entidades que, viendo el pasivo de balance mermar a marchas forzadas, no tuvieron mejor idea, consentida por BdE y Economía, que tratar de reconstruir sus recursos propios tirando de la pasta de los ahorradores y convirtiendo los depósitos en las famosas preferentes. El Estado ha puesto en el envite, que se sepa, casi 62.000 millones –sin contar avales a emisiones privadas, esquemas de protección de carteras de activos, y otros apoyos públicos- y, lo que es peor, sin haber analizado siquiera la posibilidad de dejar quebrar alguna, cuando lo único a proteger hubiera sido el dinero de los depositantes, y que le fueran dando a capital y reservas, desde luego, pero también a los prestamistas alemanes que tan alegremente regaron de pasta nuestras Cajas. Ocurre que, para dejar quebrar a unas cuantas, hubiera sido necesario un Gobierno de otra “pasta”, nunca mejor dicho, dispuesto a resarcir al contribuyente con el rastreo de la típica golfería del testaferro que compraba suelo rústico a 1 euro la Ha. y lo vendía por 1.000 al día siguiente en la Notaría de la esquina, pero también de las operaciones corporativas, o las ligadas con proyectos megalómanos, o las de obra pública pura y dura, todas las cuales han ido contra el riñón de Juan Español, como ahora mismo está a punto de ocurrir con las radiales de Madrid y con el famoso Castor que, fracasado el Florentino de turno, el Estado se dispone a meternos por el tubo del gas.

¿Dónde está el dinero? ¿Adónde ha ido a parar?

Parte importante de los fallidos de las Cajas y del gran boquete que ha sido necesario financiar con los 100.000 millones concedidos a España, se han ido por el desagüe de las plusvalías que un ramillete de listos se han metido en el bolsillo. ¿Dónde está ese dinero? ¿Adónde ha ido a parar? ¿Ha pagado los correspondientes impuestos? La respuesta a estas preguntas hubiera sido fácil si de verdad el FROB, es decir Economía, es decir el Gobierno de la nación, hubiera querido desenmascarar a los pocos que se han enriquecido a costa del empobrecimiento de muchos, cumpliendo la promesa realizada hace poco más de un año de perseguir, mediante la creación de los equipos aludidos, todas las operaciones con visos de fraude que obran en su poder. Montoro pretendió con su amnistía fiscal hacer volver de los paraísos fiscales a ese dinero huido, con el éxito de todos conocido, entre otras cosas porque aquí sobran especuladores y faltan empresarios de verdad. Toca socializar pérdidas, y a menudo por partida doble: la derivada de limpiar el balance de una entidad, primero, y la resultante, después, de venderla por un precio inferior al dinero invertido, como ha ocurrido en fecha reciente con CatalunyaBank. Por si todo ello fuera poco, al comprador se le asegura, además, que podrá encasquetar al FROB aquellos activos que se revelen malos. Triple pérdida para el contribuyente.

Es esta profunda desazón la que está provocando fenómenos como el de Podemos, lo cual que no se entiende que las huestes del “coletas” insistan en su mensaje de no pagar la Deuda Externa española, algo que saben tendrían que pagar por bemoles en el caso hipotético de que un día llegaran a gobernar, los Dioses no lo quieran, mientras se olvidan de la cuestión realmente mollar que escucharían encantados millones de oídos españoles: ¿Quién se ha enriquecido con la Deuda y dónde está escondida esa pasta? Subleva comprobar la impotencia de los partidos tradicionales para dar una respuesta democrática a estas preguntas, a pesar del dramatismo de la crisis y del angustioso momento político que vive el país. No es difícil imaginar, en esta tesitura, a los Pablo Iglesias de este mundo frotándose las manos mientras los 90 listos de Caja Madrid escuchan atemorizados el ciclón que sus tarjetas B provocan estos días en las páginas escandalizadas de los medios de comunicación.

Deja una respuesta