Balance de la Cumbre de la OTAN

Cumbre de Madrid: una Europa y una España (aún) más encuadradas en la geopolítica de EEUU

La Cumbre de Madrid se cierra con un nuevo Concepto Estratégico que nombra a Rusia como enemigo más agresivo y de primer plano pero que define a China como el principal desafío y amenaza sistémica. ¿Qué significa la Cumbre para los planes de EEUU? ¿Qué implica para Europa? ¿Y para España?

El 29 y 30 de junio ha tenido lugar en Madrid una de las cumbres más importantes de la historia de la Alianza Atlántica. En ella se ha aprobado un nuevo ‘Concepto Estratégico’, es decir, una nueva «línea general» para la OTAN. EEUU ha aprovechado las condiciones creadas por la invasión de Ucrania para dar un salto en el encuadramiento de sus aliados.

¿Qué balance podemos hacer de la Cumbre? ¿Qué significa para los planes y proyectos de EEUU? ¿Qué implica para Europa? ¿Y para nuestro país?

En la cumbre de la OTAN en Madrid se han tomado decisiones de enorme importancia para la Alianza.

  • Se ha dado luz verde al ingreso de Suecia y Finlandia, una ampliación cuyo trámite durará meses, y que incrementará la proyección de poder militar de la OTAN -es decir, de EEUU- no sólo en el Báltico y en la frontera noroccidental de Rusia, sino en el Círculo Polar Ártico, una vasta región del planeta hasta hace poco irrelevante, pero cuya importancia estratégica ha dado un salto con el calentamiento global. Para ello se ha tenido que sortear el veto de Turquía, a cambio de que Estocolmo y Helsinki renuncien al tradicional apoyo que habían venido ofreciendo a la causa kurda.
  • En cuanto a Ucrania, EEUU y sus aliados han aprobado el envío de más dinero y más armamento (y más sofisticado) a Kiev, para tratar de contrarrestar el avance ruso en el Donbás.
  • Asimismo, la Cumbre ha apostado por una «defensa de 360º», que tenga en cuenta una visión integral de las amenazas «en todas direcciones», poniendo un especial acento en la ciberseguridad y defensa frente a los ataques informáticos y en el «fortalecimiento del flanco sur de la OTAN»: el Magreb, el Sahel y el África subsahariana, áreas en las que se prevé que la crisis alimentaria agudizada por la guerra de Ucrania va a provocar grandes hambrunas, inestabilidad política y movimientos migratorios, y donde también crece la influencia de China y Rusia. En realidad, esta defensa de 360º” quiere decir que la OTAN se arroga el derecho a intervenir en los cuatro puntos cardinales, en todo el planeta, y en terrenos donde hasta ahora no lo hacía.
  • Por último, pero no menos importante, otro punto esencial de la Cumbre de Madrid es el aumento del gasto militar de los aliados: el 2% del PIB ya no es un «máximo» sino un «suelo» ineludible que todos los aliados van a cumplir.

Pero por encima de todas estas decisiones, ya de por sí trascendentales, está el nuevo «Concepto Estratégico». Este sin duda es el centro y asunto nuclear de la Cumbre de Madrid.

Un nuevo Concepto Estratégico que arrastra a Europa a la pugna con China

Con el nuevo Concepto Estratégico (CE), el hegemonismo norteamericano logra encuadrar al resto de aliados en una misma línea geopolítica para la próxima década. De esta cumbre sale una OTAN -y sobre todo una Europa- mucho más alineada con la política internacional de EEUU, es decir, con la «linea Biden».

El nuevo CE autoproclama a la OTAN «baluarte del actual orden internacional» -es decir, defensora del viejo orden unipolar con EEUU como superpotencia, cabeza y gendarme de la cadena imperialista-, y denomina a Rusia como la «amenaza más directa y principal» -como al enemigo más agresivo y de primer plano-, pero define a China como «el principal desafío, la amenaza sistémica». Es China, y no Rusia, a pesar de la agresividad de Moscú, el enemigo número uno de la OTAN. Y la razón es simple: Pekín, y no Moscú, es la principal amenaza a la hegemonía estadounidense.

Así lo reconoce hasta el periódico El País: «La OTAN arrastra a Europa a la pugna geoestratégica de EEUU con China». Esto se ha tenido que hacer de forma matizada: China es el principal socio comercial de la UE o de Alemania, y EEUU y Reino Unido querían endurecer su señalamiento. Pero al llamarla «desafío y amenaza», queda claramente marcado el imperativo estratégico de EEUU a sus aliados y vasallos europeos, en especial a Berlín y París.

El asunto central de la Cumbre de Madrid es la aprobación de un nuevo Concepto Estratégico que encuadra al conjunto de la OTAN en torno a las necesidades, imperativos y estrategia de EEUU, y que «arrastra a Europa a la pugna de EEUU con China».

En azul, los Estados miembros de la OTAN en Europa, a los que pronto se sumarán Suecia y Finlandia, en verde

De esta Cumbre sale una Europa mucho más encuadrada en los planes de guerra de la superpotencia. Hay que recordar que sólo hace un año (el 5 de julio de 2021), y ante el enfado norteamericano, Merkel y Macron se estaban reuniendo por videoconferencia con Xi Jinping para “relanzar la cooperación” -económica, comercial, pero también política- tras meses de desencuentros. Durante el primer año de su mandato, Biden no había logrado que los europeos se encuadraran plenamente en su “América is Back”, y deshicieran sus lazos -económicos, comerciales, pero también políticos- con China y Rusia.

Pero la guerra de Ucrania ha brindado una gran oportunidad a Washington. Paradójicamente, la agresividad del imperialismo ruso y la criminal invasión de Putin ha prestado un inestimable servicio a los planes de EEUU para Europa y para el mundo.

La invasión de Ucrania no sólo ha lanzado a dos países neutrales -Suecia y Finlandia- a los brazos de la OTAN, sino que han convertido a una Alianza que hace un año (con la bochornosa salida de Afganistán) estaba de capa caída y cuya utilidad estaba siendo cuestionada, en una OTAN renovada, unida, fortalecida, movilizada y encuadrada al servicio de los planes de Washington.

Una ofensiva proatlantista sobre España

Para España, la Cumbre de la OTAN en Madrid -que se ha hecho coincidir de forma nada casual con el 40 aniversario del ingreso de nuestro país en la Alianza Atlántica- supone un salto en el encuadramiento a todos los niveles -político y militar, pero también económico, comercial, y hasta ideológico- de España en la geopolítica norteamericana

De la Cumbre de Madrid sale el firme compromiso de Pedro Sánchez de aumentar el actual gasto militar de 14.875 millones al año (algo más del 1% del PIB) a cerca de 30.000 millones anuales (el 2% PIB). Una decisión para la que el PP -como todo lo que tenga que ver con la OTAN- le ha ofrecido su total disposición, al contrario que su socio de gobierno, Unidas Podemos, que de momento mantiene su oposición a la subida del presupuesto en Defensa.

Antes, durante y después de la Cumbre, a través de medios progresistas o críticos con el Gobierno, estamos asistiendo a toda una ofensiva propagandística, ideológica y política que busca impulsar un mayor encuadramiento de nuestro país con EEUU

De la Cumbre de la OTAN sale el compromiso de que EEUU ampliará su presencia militar en nuestro país. El Pentágono aumentará de cuatro a seis los Destructores desplegados en la base naval de Rota (Cádiz), así como el número de militares. Estos buques, dotados del sofisticado sistema Aegis, forman parte del escudo antimisiles de la OTAN, pero también realizan misiones unilaterales del Pentágono, han patrullado con frecuencia en el Mar Negro e intervenido en operaciones de castigo en la guerra de Siria. Paralelamente se reformará el convenio de cooperación de defensa con EEUU para aumentar el acuartelamiento militar estadounidense en nuestro país.

Pero además, antes, durante y después de la Cumbre, estamos asistiendo a toda una ofensiva propagandística, ideológica y política que busca impulsar un mayor encuadramiento de nuestro país con EEUU. Una ofensiva encabezada por el PSOE de Pedro Sánchez -que está enarbolando enérgicamente la bandera del atlantismo y de la sintonía con la Casa Blanca como el gran éxito de la política internacional española- pero de la que participan la gran mayoría de los grupos mediáticos, tanto los progresistas como los conservadores.

La Cumbre de la OTAN en Madrid supone un salto en el encuadramiento a todos los niveles -político y militar, pero también económico, comercial, y hasta ideológico- de España en la geopolítica norteamericana

Tras acumular méritos en los últimos meses -desde la ayuda al desalojo de Afganistán, a la premura en enviar buques al Mar Negro, al giro de 180º en la cuestión del Sáhara- esta «fiebre atlantista» de Moncloa ha sido por fin correspondida por la administración Biden.

En sus cuatro años de mandato, Sánchez nunca había conseguido una audiencia con el emperador, ni siquiera cuando Sánchez viajó a EEUU hace ahora un año. Su único «encuentro» había consistido en un apresurado paseo, -de menos de un minuto-  en la anterior cumbre de la OTAN en Bruselas.

En contraste, ahora Biden ha desplegado toda una baraja de palabras y gestos, de muestras de cercanía, de sintonía y hasta de jovialidad hacia España, su Casa Real y su gobierno, con el recibimiento en el Palacio Real y en la Moncloa, con abundantes guiños en la cena oficial, en la visita al Prado, en los actos paralelos de la reina Letizia con las consortes de los líderes de la OTAN… “España es un aliado indispensable», decía Biden ante las cámaras.

España es, efectivamente, imprescindible para el despliegue militar norteamericano en el Mediterráneo, Oriente Medio, el norte de África o el Sahel. Pero la crisis energética también ha hecho que España -con sus plantas regasificadoras de gas licuado made in USA– también suba de nivel en los planes económicos de Washington sobre Europa. Los intereses de EEUU tienen que estar «atados y bien atados» en nuestro país.

Ante esta ofensiva, y ante las resistencias de Unidas Podemos a aumentar del gasto militar, se han multiplicado las voces -desde la derecha, pero también desde los barones del PSOE- que cuestionan el gobierno de coalición. ¿Es este el gobierno que España necesita para ejecutar lo que la OTAN y EEUU precisan de nosotros?, vienen a decir estos portavoces de la posición de la oligarquía española.

Gracias a la ayuda inestimable del imperialismo ruso y de sus voceros revisionistas en España, esta ofensiva proyanqui en la opinión pública de nuestro país está obteniendo importantes avances. Según un sondeo del instituto Elcano, la guerra de Ucrania eleva al 83% el apoyo de los españoles a la OTAN. Y el respaldo a la pertenencia de España a la Alianza también gana entre el electorado de izquierdas (66%, frente a 34% que lo rechaza). A lo que la mayoría social progresista sigue teniendo fuertes resistencias es a la elevación del gasto militar: al menos la mitad de los encuestados se opone.

Estamos asistiendo a un salto en el grado de subordinación y encuadramiento de España en los planes e intereses de la superpotencia norteamericana. Un salto con múltiples implicaciones económicas, diplomáticas, políticas y militares, tanto para la política internacional como para el plano doméstico. Algunas de esas implicaciones ya las podemos ver y otras están aún por revelarse.

¿Qué significa estar en la OTAN?

Nos dicen que la OTAN es un club de defensa colectiva, que garantiza la paz y la estabilidad. La realidad es exactamente la contraria.

La OTAN no ha sido nunca otra cosa que el bloque militar dirigido y hegemonizado por los EEUU.  La OTAN es el «brazo militar expandido» de la superpotencia norteamericana.

La Alianza Atlántica, con 30 países, es con mucho la principal de esas alianzas, pero no la única: está el AUKUS, y el QUAD para el Pacífico, están gendarmes militares como Israel, Arabia Saudí, Marruecos, que aunque tengan intereses propios y un margen de autonomía, en lo principal siguen las directrices geoestratégicas de EEUU

EEUU destina 811.140 millones de dólares al año a gastos militares, el 3,52% de su PIB a gastos de guerra, lo que casi duplica el porcentaje de China – 293.000 millones de dólares, el 1,8% de su PIB- en defensa, y por 12 el de Rusia (65.900 mill $, el quinto). Por sí solo, el gasto militar norteamericano supone el 39,8% del total del gasto militar mundial.

Pero eso es sólo EEUU. Si sumamos el gasto militar de EEUU junto al de sus aliados más estrechos en el terreno militar (EEUU+ OTAN + Arabia Saudí + Japón + Corea del Sur + Australia + Israel) tenemos una suma de 1.390.240 millones de dólares al año, el 66 % del gasto militar total mundial (2,11 billones de dólares en 2021). Eso significa que, si tenemos en cuenta el «poder militar expandido» de la superpotencia norteamericana, multiplica por 4,7 el de China y por 21 el de Rusia.

Nos dicen que la OTAN es un club de defensa colectiva. Es mentira. La OTAN nunca ha sido otra cosa que el «brazo militar expandido» de la superpotencia norteamericana, que es -sin comparación posible- la principal fuente de guerra a escala mundial

¿Y para qué usa todo ese poder militar Washington? ¿Para “asegurar la paz y la estabilidad”?

EEUU es -sin comparación posible- la principal fuente de guerra a escala mundial. Por sangrientos que sean los crímenes de Putin, no hay color con los crímenes, las guerras y los muertos que ha provocado EEUU y sus aliados en los últimos 30 años

Solo contando los últimos 30 años, EEUU ha causado -directamente o a través de sus gendarmes como Israel o Arabia Saudí- decenas de guerras y conflictos que han provocado entre 6 y 7 millones de víctimas mortales, la destrucción de países enteros -Afganistán, Irak, Siria, Libia, Somalia, Yemen, Gaza…- y al menos varias decenas de millones de refugiados.

La OTAN no sólo no nos protege, sino que nos condena a que nuestra soberanía nacional, nuestra independencia, sea permanentemente triturada. A que nuestra política exterior tenga que estar obligatoriamente alineada con los imperativos estratégicos y con las prioridades geopolíticas de EEUU.

Formar parte de la OTAN nos condena a ser cómplices, por la activa o por la pasiva, de las agresiones militares de EEUU contra los países y pueblos del mundo. De las bases de Rota y Morón salieron los destructores que bombardearon Siria, o tienen su sede los marines que hacen operaciones en el Magreb y el Sahel.

Lo que necesitamos es una Europa y una España independientes y libres de la política de bloques, y recuperar una política exterior propias e independientes, librándonos de las que nos dictan desde el otro lado del Atlántico, para gastar en armamento lo que el Pentágono nos ordene y estar en los escenarios de combate que disponga la superpotencia.

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