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Cuando las malas noticias para EEUU son buenas para el dólar

Cuando se trata de la relación entre el llamado abismo fiscal y el dólar estadounidense, las buenas noticias son malas, mientras que las malas son buenas.

Así quedó demostrado el viernes pasado luego de que los republicanos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos no lograran aprobar el jueves su versión de un proyecto de ley para no caer en el abismo fiscal. Ese giro de los acontecimientos elevó el riesgo de que las alzas de impuestos y los recortes de gastos programados para entrar en vigor en enero, de no mediar un acuerdo, pongan en riesgo la salud de la economía de EE.UU., que podría volver a caer en recesión.

En respuesta a ello, el dólar repuntó y avanzó 0,4% según el Wall Street Journal Dollar Index, que mide el desempeño de la moneda de EE.UU. frente a una canasta de divisas.

La razón es que los inversionistas consideran el dólar como un refugio, lo que significa que su cotización se fortalece cuando las perspectivas de alcanzar acuerdos políticos en Washington se vuelven más inciertas. Los inversionistas creen que esta dinámica continuará hasta que la saga del abismo fiscal llegue a su fin.

«No deja de ser irónico que mientras el abismo fiscal se aleja y parece que la solución está cerca, el dólar cae, mientras que en tiempos de incertidumbre, aumenta su demanda», dice Firas Askari, director de de operaciones de divisas extranjeras de BMO Capital Markets, en Toronto.

El 5 de diciembre, cuando las negociaciones habían llegado a un punto muerto, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, dijo que el gobierno estaba «absolutamente» preparado para caer en el abismo, es decir permitir la puesta en marcha del paquete de recortes de gastos y aumentos tributarios, en el caso de que los republicanos se negaran a aceptar el incremento de impuestos a los ciudadanos con mayores ingresos que propone el gobierno. Sus comentarios contribuyeron a un alza del dólar de 0,5% en dos jornadas. Posteriormente, el 17 de diciembre, cuando la reunión entre el presidente Barack Obama y el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner reforzó el optimismo sobre las conversaciones, el índice del dólar descendió 0,2%.

Detrás de estos movimientos se halla el papel del dólar en los mercados globales. A pesar de los enormes déficits de EE.UU. en materia comercial y fiscal, el mercado de dólares es el más profundo y líquido del mundo.

Eso les otorga a los gestores de activos y a los inversionistas especulativos la confianza de que van a poder comprar rápidamente dólares para luego venderlos con la misma facilidad, una vez que disminuya la tensión del mercado.

Como resultado, la fuga de los inversionistas hacia los activos considerados más seguros pesa más que cualquier preocupación sobre una nueva recesión en EE.UU. Un deterioro de la economía estadounidense podría llevar a una relajación todavía más enérgica de la política de la Reserva Federal. Eso, a su vez, tendría consecuencias negativas para el dólar. La Fed probablemente imprimiría más dinero para comprar bonos, reduciendo los rendimientos de la deuda denominada en dólares.

Por otra parte, las buenas noticias sobre el abismo fiscal son interpretadas como una señal de que es hora de invertir en activos de mayor riesgo. Ante una menor probabilidad de que EE.UU. caiga de nuevo en una recesión, los inversionistas se sienten más cómodos aprovechando las bajas tasas de interés en EE.UU. para endeudarse en dólares. Su intención es venderlos a continuación para financiar apuestas sobre la trayectoria de monedas que ofrecen un mayor riesgo a cambio de mayores retornos, como el peso mexicano o el ringgit de Malasia.

En general, los inversionistas han mantenido un optimismo cauto de que los legisladores estadounidenses encontrarán la forma de evitar el abismo fiscal. En la tarde del viernes, el presidente Obama delineó un plan para aprobar una ley que evitaría lo peor de los aumentos de impuestos programados.

Ese optimismo no ha beneficiado al dólar, que en lo que va del mes acumula una caída de 1,6% frente al euro. «Los inversionistas todavía piensan que se puede llegar a un acuerdo», dijo Steven Englander, director global de estrategia cambiaria del Grupo de los 10 para Citigroup Inc.

La dirección general de las conversaciones en Washington sugiere que, al fin de cuentas, se alcanzará un acuerdo, dijo Paresh Upadhyaya, director de divisas en Pioneer Investments, en Boston, que gestiona activos por US$205.000 millones. Su firma acaba de aumentar su apuesta a una depreciación del dólar contra el rublo ruso y la lira turca.

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