EEUU se sale de la OMS

Cuando la globalización es un obstáculo para Washington

La salida de la OMS es la última de una larga lista de desplantes y ataques contra organismos, tratados o políticas que supongan un obstáculo para el “América First”. Con la pandemia como escenario de fondo, la administración Trump está acentuando su hostilidad contra los «organismos globalistas» que promueven, a su juicio, un orden mundial multipolar.

En un discurso televisado desde la Casa Blanca -y en medio de la peor situación sanitaria para EEUU desde hace un siglo, con el umbral de los 100.000 muertos ya rebasado- Donald Trump ha anunciado que su país rompe relaciones con la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Hoy ponemos fin a nuestra relación con la OMS”, ha dicho Trump en su alocución, dando por consumada -con acusaciones de estar “totalmente controlada” por China- la salida de EEUU de este organismo de la ONU. 

La ruptura estaba más que cantada. Dias antes, Trump había enviado una carta a Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. «No puedo permitir que el dinero del contribuyente estadounidense siga financiando una organización que claramente no sirve a los intereses de EEUU», decía el ultimátum. 

Las acusaciones contra la OMS llevan semanas mezcladas -en el mismo paquete- de las que Trump y los miembros de su gobierno lanzan contra el SARS-CoV2, al que sistemáticamente llaman «virus chino». «China actuó de mala fe, encubrió el virus de Wuhan y permitió que se expandiera en el mundo” con la complicidad de la OMS causando “incalculables muertes y destrucción”, afirmó Trump en su discurso. 

Demasiado multilaterales

Los ataques de Trump contra la OMS también se extienden a otros muchos organismos “globalistas” que -como la propia Organización de las Naciones Unidas- aunque fueron originalmente promovidos por EEUU y durante décadas sirvieron a sus propósitos, son ahora considerados por Washington demasiado “multilaterales”, vehículos del nuevo orden mundial multipolar. 

El portazo de EEUU a la OMS es la última de una larga lista de desplantes a los que Trump llama con desdén «organismos globalistas». Además de retirarse del Acuerdo de París por el Clima, la actual administración norteamericana se ha salido de la UNESCO, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se ha retirado de diversos tratados de no proliferación de armas, o ha cerrado la financiación a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. 

También, en un contexto de grandes tensiones de EEUU contra China, ha dimitido el director de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Roberto Azêvedo, abriendo un proceso para designar un sucesor en el que Washington está maniobrando.

Trump considera que todos esos organismos, acuerdos y foros no solo no sirven a EEUU, sino que son obstáculos o amenazas a sus intereses, que patrocinan el tránsito hacia un orden multipolar y que promueven un mercado mundial abierto y unas relaciones internacionales a multiples bandas, de las que ahora se beneficia demasiado Pekín.

No se puede acabar con la “mundialización”: la existencia de un mercado mundial interconectado e intedependiente es un rasgo estructural de nuestra época. Pero Washington necesita restringir la globalización, encauzar y embridar las relaciones internacionales y el comercio mundial a sus intereses hegemonistas. Otra cosa es que pueda conseguirlo.

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