Roman Polansky: 60 años de cine

Cruzando los lí­mites

En las seis décadas que lleva en el mundo del cine, Roman Polansky se ha acostumbrado a desafiar maliciosamente los lí­mites establecidos. No es extraño que haya sido siempre perseguido por el poder establecido.

Cineasta inquieto y versátil, atormentado por los horrores de la Segunda Guerra Mundial, este francés (París, 1933) de origen polaco, que no pisa tierra estadounidense desde 1978, recibió el Oscar al mejor director por ‘El pianista’ (2002), un estremecedor relato sobre la ocupación nazi de Polonia, donde murió su madre en un campo de concentración.

Ese galardón no eximió a las autoridades estadounidenses de seguir considerando a Polanski un prófugo de la justicia, ya que existe en su contra una orden de detención si pisa el país por mantener relaciones sexuales con la adolescente Samantha Gaimer, de 13 años.

Su fama de director único comenzó a labrarse en Europa, primero con una decena de cortometrajes y cintas rodados en Polonia y después, con su primera obra maestra, ‘Repulsión’ (1965), un horror psicológico protagonizado por Catherine Deneuve que cosechó un gran éxito en el Festival Internacional de Berlín.

Polanski daba así las primeras pinceladas de un universo propio, lleno de atmósferas sugestivas caracterizadas por la intriga, que comenzaría a consolidar de la mano del guionista francés Gérard Brach.

Con Brach empezó a trabajar en ‘Repulsión’ y continuó haciéndolo en ‘Callejón sin salida’ (1966), ‘El baile de los vampiros’ (1967) (donde aparecía Sharon Tate, con quien se casó el 20 de enero de 1968), ‘Che?’ (1972), ‘El quimérico inquilino’ (1976), ‘Tess’ (1979), ‘Piratas’ (1986), ‘Frenético’ (1988) y ‘Lunas de hiel’ (1992).

Divorciado de Barbara Lass en 1962 después de tres años de matrimonio, Tate fue su segunda esposa, pero el 9 de agosto de 1969 fue asesinada, embarazada de su primer hijo, a manos de seguidores de la secta de Charles Manson.

Un año antes, Polanski había alumbrado en Hollywood su cinta más popular, ‘La semilla del diablo’, uno de los mayores clásicos del horror contemporáneo, con la presencia de Mia Farrow y John Cassavetes, pero tras el terrible suceso, el realizador sufrió una sequía creativa de tres años y decidió volver a Europa.

No obstante, una vez superada la pérdida de Tate, volvió a Hollywood por la puerta grande con ‘Chinatown’ (1974), candidata a 11 estatuillas de la Academia de Hollywood y una de las mejores cintas de esa década, que contó con Jack Nicholson en uno de sus papeles más recordados.

Todo parecía irle de perlas de nuevo a Polanski, hasta que en 1977 fue arrestado en el hotel Beverly Wilshire (Beverly Hills, Los Ángeles), acusado de violar a Gaimer en la residencia de Jack Nicholson mientras éste se encontraba ausente.

El director se declaró culpable de haber mantenido relaciones sexuales con la menor, pasó 42 días en la prisión estatal de Chino (California) bajo evaluación psiquiátrica y decidió irse del país antes de conocer el fallo del juez, para nunca más volver.

«La malicia subversiva le empuja a Polansky a desafiar los límites y convenciones»

Tras el rodaje de ‘Tess’ y ya de vuelta en Francia, Polanski no volvió a ponerse tras la cámara hasta pasados siete años, cuando se embarcó en el rodaje de ¡Piratas’, una obra menor en comparación con las siguientes, en las que contó con su tercera mujer, Emmanuelle Seigner: ‘Frenético’, con Harrison Ford, y ‘Lunas de hiel’, con Peter Coyote, Hugh Grant y Kristin Scott Thomas.

Desde entonces se mantuvo en la línea tenebrista gracias a ‘La muerte y la doncella’ (1994), con Sigourney Weaver, y ‘La novena puerta’ (1999), con Johnny Depp y basada en la novela del español Arturo Pérez-Reverte, pero su éxito definitivo llegó de la mano de ‘El pianista’, con la que acaparó el elogio unánime de la crítica y el público.

La penúltima entrega, “El escritor”, es una demostración más del genio de Polansky.

Nada más justificable que el premio al mejor director que el jurado de Berlín otorgó a Roman Polanski. El escritor oculto , seguramente su mejor película en muchos años, es un triunfo de la puesta en escena, la obra de un maestro que no sólo concibe imaginativas soluciones visuales para resolver momentos clave (el final en la tarde ventosa de Londres basta y sobra como ejemplo), sino que también sabe sacar el máximo provecho expresivo de cada elemento que interviene en la imagen. Desde la desolación de la isla de Massachusetts siempre lluviosa, fría y gris y la moderna y glacial mansión donde transcurre buena parte de la historia hasta la búsqueda del efecto dramático mediante la elección del ángulo de la cámara, la duración de cada plano y el empleo de una música que remite a Bernard Herrmann, todo contribuye a crear el clima ominoso, paranoico y a ratos claustrofóbico que domina el film desde el primer momentoPolanski, que prefiere colocar la violencia fuera de escena y jugar con las ambigüedades, conduce admirablemente a sus actores (McGregor, Brosnan, Williams, Wilkinson), evita los clichés y administra el suspenso con mano firme hasta el final. Concreta así un relato apasionante.FilmografíaEl cuchillo en el agua (1962) Repulsión (1965) Callejón sin salida (1966) El baile de los vampiros (1967) Rosemary’s Baby (1968) Chinatown (1974) Tess (1979) Frantic (1988) La muerte y la doncella (1994) El pianista (2001) El escritor fantasma (2010) Un dios salvaje (Carnage) (2011)

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