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Cada vez son más las encuestas que desvelan que más del 60% de la población rechaza la subida de impuestos y los recortes sociales. Según la publicada por El Mundo, el 63% manifiesta un «rechazo tajante» a la drástica subida de impuestos», incluidos los votantes del PP. Igualmente el 61% está de acuerdo con el recorte del gasto público (en referencia clara al despilfarro, los altos cargos y sus privilegios) pero que no afecte ni a la calidad de la sanidad, la enseñanza y los gastos sociales. Así un 70% ve injusto que se aplace la aplicación de la Ley de Dependencia o que se congele el salario mínimo.
La mayoría de los ciudadanos se “sienten engañados” por la subida de impuestos porque en el fondo está la convicción de que la subida no es “progresiva”, como dicen, sino que pagaremos más quienes menos tenemos. Y así lo demuestran los informes técnicos de Hacienda. «Serán los trabajadores, incluidos los mileuristas, los profesionales y pequeños ahorradores los que paguemos la mayor parte de la subida del IRPF.» Los llamados “más ricos” sólo pagarán un 3,5% (226 millones) del total de los 6.475 millones de euros más que el gobierno pretende recaudar con la subida de impuestos; mientras que el resto, 6.249 millones, saldrá de las rentas de los trabajadores y pequeños ahorradores. Incluso más de la mitad de los declarantes en el IRPF son “mileuristas”, incluidos parados y pensionistas, que cobran menos de 18.000 euros al año. Pero serán éstos los que paguen el 55,3% de la subida, casi 2.270 millones de euros. Otro estudio demuestra cómo las grandes empresas, bancos y multinacionales, que facturan más de 1.000 millones tributan por el Impuesto de Sociedades a un tipo efectivo del 16,3%, por debajo de lo que paga un trabajador medio en el IRPF y las pymes que superan el 20%. ¿Pero acaso el gobierno ha tocado alguno de las deducciones y privilegios fiscales de bancos y monopolios, o de las SICAV que tributan al 1%?La mayoría de los ciudadanos sí quiere recortes del gasto público, pero no en la línea que lo están haciendo los gobiernos autonómicos y el gobierno con recortes sociales, sino metiéndole mano al despilfarro y al derroche, a los privilegios y la corrupción de las castas políticas y a los “regalos” multimillonarios de dinero público a las grandes empresas, multinacionales y bancos.