«Los poderes públicos europeos (es decir, Francia y Alemania) tienen pendiente la tarea de poner en pie un supervisor financiero único, con capacidad de intervención. El supervisor será la prueba de que se puede confiar en un próximo gobierno económico europeo, eso sí, en el plazo que marque la burocracia de Bruselas.»
Mientras tanto, la economía euroea tiene que coordinarse mediante pruebas y exámenes. El Eurogrupo anunciará hoy que España ha de concretar las medidas para reducir el gasto público en un 1% del PIB en 2011 (el ahorro fijado por el nuevo techo del gasto) y diseñar un recorte adicional del 0,75% del PIB para ese mismo año a cargo principalmente de las comunidades autónomas. A pesar de los acuerdos genéricos, la vicepresidencia económica recela de la voluntad de los Gobiernos autónomos para cumplir con un plan de ajuste tan radical como el que está dispuesto a aplicar el Gobierno central. (EL PAÍS) EL MUNDO.- Por unas horas el patriotismo ha dejado de ser algo que envilece, algo rancio, casposo. Su menosprecio no procede de la izquierda española de antes, sino de un nuevo internacionalismo de los tiburones globales para los que no hay aduanas, los que usan las grímpolas, que en otros tiempos identificaban las escuadras navales, como catavientos de los yates. El patriotismo no es de derechas, ni franquista. Patriota significa ser leal a la leche que se mamó y a tu perro como Odisea. También los nacionalistas pueden ser leales a su bandera, pero manipulan los sentimientos, utilizan sus fueros viejos como chantaje ABC.- La crisis económica centrará, como es lógico, el debate de mañana, pero no agota el cupo de debilidades que presenta el Gobierno. La imagen de agotamiento político que transmite el Ejecutivo es cada día más nítida, agravándose sus perfiles por las incógnitas sobre el futuro inmediato que les esperan a los dos frentes de su gestión en situación crítica: la economía y el sistema autonómico. Editorial. El País Confianza bancaria Poco a poco, Europa intenta articular una red de normas que vertebren un orden económico europeo. La Comisión Europea (CE) propuso ayer elevar hasta los 100.000 euros la protección de los depósitos bancarios en caso de quiebra de la entidad financiera y reducir los pagos de esta garantía hasta los siete días. La decisión pretende consolidar la confianza de los ciudadanos en la banca europea, cuya imagen y balances parecen debilitados por la exposición a la deuda pública y privada. Al mismo tiempo, la CE también quiere prevenir escándalos y tensiones como los producidos por el caso Madoff y para ello propone cambiar las normas que protegen a los inversores, de forma que puedan ser compensados aunque la gestión del dinero se traslade a terceras firmas, al tiempo que se aumentan las compensaciones desde los 20.000 euros actuales hasta los 50.000. La protección de depositantes e inversores no es una trivialidad. No solo aumenta la confianza de los depositantes en el sistema financiero, sino que demuestra la voluntad política de que el espacio económico europeo disponga de normas unificadas. El Parlamento Europeo aprobó la semana pasada un acuerdo negociado entre los Estados miembros para limitar las bonificaciones que reciben los banqueros, ese sistema de incentivos convertido en perverso por su aplicación descontrolada durante el decenio de euforia financiera. A partir del 1 de enero, solo el 30% de las primas a los ejecutivos podrán pagarse en efectivo, al menos la mitad de esos fondos serán contingentes (el banco puede disponer de ellos en caso de dificultad), entre el 40% y el 60% de las primas se pagarán solo pasados tres años y únicamente si la entidad obtiene los resultados previstos. Sería excesivo suponer que estas son las medidas más importantes de control de los mercados que esperan los ciudadanos y los Gobiernos. Son pequeños avances, conseguidos con gran esfuerzo. Los poderes públicos europeos (es decir, Francia y Alemania) tienen pendiente la tarea de poner en pie un supervisor financiero único, con capacidad de intervención. El supervisor será la prueba de que se puede confiar en un próximo gobierno económico europeo, eso sí, en el plazo que marque la burocracia de Bruselas. Mientras tanto, la economía europea tiene que coordinarse mediante pruebas y exámenes. El Eurogrupo anunciará hoy que España ha de concretar las medidas para reducir el gasto público en un 1% del PIB en 2011 (el ahorro fijado por el nuevo techo del gasto) y diseñar un recorte adicional del 0,75% del PIB para ese mismo año a cargo principalmente de las comunidades autónomas. A pesar de los acuerdos genéricos, la vicepresidencia económica recela de la voluntad de los Gobiernos autónomos para cumplir con un plan de ajuste tan radical como el que está dispuesto a aplicar el Gobierno central. Y es una pena. Con un poco más de austeridad regional, la inversión pública para el conjunto del país quizá no hubiera tenido que recortarse en más de 6.000 millones. EL PAÍS. 13-7-2010 Opinión. El Mundo Héroes en chándal Raúl del Pozo Fueron en chándal al Palacio Real y a La Moncloa. Los héroes de la antigüedad iban desnudos, los de la Edad Media con capa, casco y malla, los astronautas del siglo XX con escafandras. Los héroes de hoy van en chándal. La imagen hubiera enfurecido a Camilo José Cela que aborrecía el chándal, la ‘cocacola’ y la comida basura. Los héroes de estos días no llevan rodela, ni arcabuz, ni serán cantados en verso largo, pero han liberado una marea patriótica como una reacción química. Me llama Joseph Zappala, antiguo embajador de Estados Unidos en Madrid, que ama a España, se casó con una burgalesa y tuvo un hijo del Real Madrid y me dice: «La Copa del Mundo que ha ganado España será un catalizador para salir de la crisis». Bajo el flexo de un sol sin misericordia el pueblo español se echó a la calle en una reacción natural de impetuoso patriotismo. Ayer, en los bares, la gente se abrazaba, los barrios populares estaban repletos de banderas. Nunca se vieron tantos trapos rojos desde la Comuna de París. Iker Casillas, para curarse de la amargura, le dijo a Sara lo del poeta: en un beso sabrás lo que he callado. Mientras, también en España, el estallido de tracas y el grito de «yo soy español, español» prueba cuánto han callado su lealtad a la Constitución y a España, por las exigencias del consenso y las necesidades de las mayorías. Los partidos, incluidos los de la derecha, se han portado con una gran cobardía escondiendo las banderas en los mítines. El desprecio viene de lejos, desde cuando Cánovas declaró que era español el que no podía ser otra cosa. Hasta que sólo hace unas horas, Alfredo Martínez, el cronista de Onda Cero, gritó cuando marcó Iniesta: «qué grande es haber nacido en España», casi nadie se atrevía a deletrear el nombre de España. Por unas horas el patriotismo ha dejado de ser algo que envilece, algo rancio, casposo. Su menosprecio no procede de la izquierda española de antes, sino de un nuevo internacionalismo de los tiburones globales para los que no hay aduanas, los que usan las grímpolas, que en otros tiempos identificaban las escuadras navales, como catavientos de los yates. El patriotismo no es de derechas, ni franquista. Patriota significa ser leal a la leche que se mamó y a tu perro como Odisea. También los nacionalistas pueden ser leales a su bandera, pero manipulan los sentimientos, utilizan sus fueros viejos como chantaje, no entienden que todos somos esclavos de las leyes para poder vivir en libertad. Ni se van, ni acatan la Constitución. No dejan de marearnos. Ha sido necesario que los héroes fueran a palacio con ropa de «jogging». Hay que reconocer que llevan el chándal con más aire que Fidel Castro. EL MUNDO. 13-7-2010 Editorial. ABC Debate incómodo para Zapatero MAÑANA comienza en el Congreso de los Diputados el Debate sobre el estado de la Nación y esta vez será muy distinto para Rodríguez Zapatero. La contienda parlamentaria con Mariano Rajoy se va a producir con una opinión pública claramente orientada en las encuestas hacia un cambio de gobierno, con diferencias que oscilan entre los 8 y los 11 puntos porcentuales a favor del Partido Popular. Tampoco hay margen, como ocurrió en anteriores debates, para sorprender a la oposición y a los ciudadanos con subidas de pensiones, ayudas públicas indiscriminadas, como la deducción de 400 euros, o medidas de corte populista. El grifo de las cuentas públicas está cerrado, lo que obliga a Rodríguez Zapatero a administrar una situación de penuria que nunca creyó que le tocaría vivir, acostumbrado como estaba a tirar de las saneadas cifras que se encontró en 2004. Este Gobierno ha demostrado que no estaba preparado para gestionar una crisis. Además, el Ejecutivo socialista y su presidente tienen el estigma indeleble de la desconfianza ciudadana, que es una forma de inhabilitación política que resulta muy complicado revertir. Con vistas a una rendición de cuentas, como la que tendrá que hacer mañana, este es el peor escenario para un presidente de Gobierno. Además, la reacción de sus colegas socialistas de Cataluña a la sentencia del Tribunal Constitucional reabre ante Zapatero el debate territorial, nunca cerrado del todo, con una virulencia desconocida, forzándolo a una contradicción inocultable con José Montilla, socialista que encabezó el pasado sábado una manifestación totalmente independentista. Esta fractura interna del socialismo español revela la fragilidad de las bases sobre las que se apoyó Zapatero para acceder al poder, con una red de compromisos con los nacionalistas que, además de ser una apuesta temeraria y fallida, lo ha debilitado. De hecho, en este momento, la tensión territorial con Cataluña —aquella de la que Zapatero culpaba a Aznar— es la más grave desde 1978. En cambio, donde ha conseguido mitigarla, como en el País Vasco, es por un pacto con el Partido Popular. La crisis económica centrará, como es lógico, el debate de mañana, pero no agota el cupo de debilidades que presenta el Gobierno. La imagen de agotamiento político que transmite el Ejecutivo es cada día más nítida, agravándose sus perfiles por las incógnitas sobre el futuro inmediato que les esperan a los dos frentes de su gestión en situación crítica: la economía y el sistema autonómico. ABC. 13-7-2010