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Con los deberes hechos a Berlí­n

La primera vez que Merkel se fijó en Soraya Sáenz de Santamaría fue en enero de 2012, cuando le dijo a Rajoy en Berlín: «Tiene usted una vicepresidenta muy capaz, una mujer inteligente». La pasada primavera tuvo ocasión de hablar con ella en un café que se prolongó más de lo previsto y durante el que la canciller se interesó por los orígenes académicos y políticos de la mano derecha de Rajoy. En ese encuentro quedó establecido un nuevo y fluido canal de comunicación entre los dos gobiernos.Ayer, convertida ya en vicepresidenta total, Sáenz de Santamaría acudió ante el Consejo Económico de la CDU para explicar las reformas que lleva a cabo el Ejecutivo español y dejar claro que el capital económico y político invertido en España por parte de Berlín está dando sus frutos. No siempre la CDU ha respaldado las políticas europeas de Merkel y buscó a la persona indicada para demostrar la capacidad del Gobierno de Rajoy. A su llegada al Intercontinental, la canciller la llevó a un aparte, donde charlaron durante 15 minutos con evidente complicidad. Una vez en el atril, Soraya no solamente convenció al auditorio, sino que apabulló a los presentes con una cascada de datos sobre los progresos españoles, justificando que «este Gobierno es el Gobierno más reformista de la historia de la democracia española».

Aludió, con un rosario de tantos por ciento en la mano, a la reducción del déficit, del gasto, a los costes laborales unitarios, al «gran salto exportador», además de subrayar los 37.700 millones de ahorro en las Administraciones Públicas y anunciar que del próximo Consejo de Ministros saldrá una Ley de Apoyo al Emprendedor «que tendrá un impacto de 2.000 millones de ahorro en la factura fiscal de las pymes». «Y esto no ha hecho más que empezar», advirtió, recordando además que «todo se ha logrado en un contexto de recesión y con intereses de la deuda que llegaron a alcanzar el 20%». En un discurso encendido, a pesar de las circunstancias habrían explicado un tono menor, no dejó lugar a dudas acerca de que «España está cumpliendo con su parte», antes de señalar, como contrapartida, que «el próximo Consejo Europeo es la ocasión perfecta» para que, a cambio, reciba de Europa el esperado apoyo al empleo juvenil y a las pymes. Dejó a Merkel en bandeja la coartada perfecta para dar pasos en dirección a España y se atrevió con el argumento en alemán: «Ein starkes Spanien für ein starkes Europa» (una España fuerte para una Europa fuerte), en referencia a que somos la cuarta economía del continente. Pero, además de presentar los deberes hechos y con buena letra (a excepción del borrón del dato de paro, que trató de disimular con la bajada de mayo), la vicepresidenta venía a Berlín con su propia agenda. «Se muestra a sí misma como la prueba viviente de una nueva generación de políticos españoles que ya está aquí, sobradamente preparados, con resolución para enfrentarse a los grandes problemas y ajenos a la corrupción», señalaba una fuente cercana a la organización del evento. «Su nombre no aparece en ninguna lista», insistía, en referencia a políticos imputados o receptores de sobres, dando a entender que Santamaría se dibuja como el futuro político posible de España, capaz de inspirar confianza. Su nombre no es el único que manejan los equipos del Gobierno alemán que trabajan habitualmente con España. Mes tras mes, los funcionarios alemanes han ido identificando oficinas con las que el trabajo es especialmente fluido y efectivo y fuentes del Ministerio de Trabajo, por ejemplo, mencionan a la secretaria de Estado de Educación, Monserrat Gomendio Kindelan, como un ejemplo de eficiencia y buen hacer. Pero, sin duda, es Sáenz de Santamaría la que se lleva el estrellato. «Ha nacido una estrella», comentaba el presidente del Consejo Económico de la CDU, cuando le preguntaban qué le había parecido su discurso.

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