Adiós a José Antonio Labordeta

Con el corazón en la mochila

Aragonés ilustre, ha defendido y cantado a la libertad. Infatigable luchador por los derechos y señas de identidad de su tierra. Quiso ser peregrino por los caminos de España. Labordeta, un «gran reserva»

Al cariño de los miles de ciudadanos que han acudido se une el de decenas de cantantes, olíticos y artistas como Joan Manuel Serrat o Carmen Paris que han viajado a la capital aragonesa para dar el último adiós al poeta. El homenaje más emocionante fue al caer la noche. Su voz no se apaga, cientos de aragoneses y ciudadanos de todas partes despidieron emocionados a Labordeta entonando el Canto a la libertad. Al final del acto una multitud reivindicó la canción como himno de Aragón a las puertas de la Aljafería, sede de las Cortes de Aragón. Su mujer Juana y sus hijas depositaron los cientos de flores que ha recibido el cantautor en la tumba del regeneracionista aragonés Joaquín Costa al que tanto quería y admiraba. Son muchos sus perfiles, un poeta que canta y un periodista que se metió a la política. Militante de la izquierda antifranquista, poeta, maestro, trovador y contestatario. Labordeta es sin quererlo un referente de Aragón. Muchos de los hombres y mujeres más importantes de nuestra historia son de esta tierra sin mar desde Agustina de Aragón a Goya, de Buñuel a Costa o Don Ramón y Cajal y Labordeta es un “gran reserva”. Enamorado de Juana de Grandes, padre de tres niñas, Teruel fue una parada importante en su viaje. Con Labordeta, Eloy Fernández Clemente, Pepe Sanchís Sinisterra y J.A. Rey del Corral ,Teruel, ciudad mudéjar, se convirtió en un importante foco cultural durante los años grises de la dictadura. El colegio menor San Pablo y el Instituto Ibáñez Martín se convirtieron en una pequeña recreación de la "Residencia de Estudiantes" con figuras clave en la literatura, el arte y la política de los años posteriores. Con Sanchís Sinisterra formó un grupo teatral representando en los pobres y castigados pueblos de Teruel por el hambre y el nacionalcatolicismo obras como la Zapatera prodigiosa de Lorca o el Mercader de Venecia. Fue precisamente Sinisterra quien le presentó a Paco Ibáñez. Y fue así, recorriendo pueblos, como Labordeta se estrenó como cantautor. Su voz recia y bien timbrada era la voz de los leñeros, los masoveros y los segadores que se fueron “con rabia de abandonar lo que se ama (…) La voz de tantos que no volverán”. Llevó la poesía a la televisión y a las Cortes. Rechazó la participación de España en la guerra de Irak leyendo un poema de su hermano Miguel, que es de los pocos poetas que ha publicado en el Boletín Oficial del Estado. Su frase “a la mierda” se popularizó como una suerte de epitafio político. Su poesía está muy influida por la obra de César Vallejo, el impresionismo de Antonio Machado, León Felipe y de su hermano Miguel. Nunca dejó de reivindicar a su hermano mayor Miguel, el poeta, al que perdió demasiado pronto. La música popularizó sus poemas. “Cantar y callar”, su primer disco, su primer éxito. Su voz puso música a la lucha contra la dictadura. En el tiempo de los cantautores, surgió como una voz propia. “Somos”, “Canto a la libertad””Tiempo de espera”… son el himnos de una generación y están presentes en la memoria de todos. Sus últimos poemas pueden leerse aún en su blog. Medio siglo de letras en el que destacan obras como Sonatas, Diario de un naufrago, Mitologías de mamá, Con la voz a cuestas, Banderas rotas, Memorias de un beduino en el Congreso o la autobiografía Tierra sin mar entre otras tantas. Y de la poesía al periodismo. Incluso llegó a fundar un periódico, “Andalán”, que contribuyó a fundar el Aragón democrático, y en seguida a la canción. La capilla de José Antonio Labordeta estaba instalada en el Palacio de la Aljafería, sede de las históricas Cortes de Aragón. Los nobles aragoneses se dirigían entonces al Rey en las Cortes: “Nos que somos tanto como Vos y, juntos, más que Vos…” Y Labordeta hoy nos ha mostrado una España plural en su programa Un país en la mochila. Quiso ser peregrino por los caminos de España. Desde el Pirineo hasta Javalambre y desde el Moncayo hasta el Ebro. Nuestra amplia y variada cultura recoge diversidad de lenguas y costumbres que constituyen sin duda el principal patrimonio que tiene nuestro país. Ese patrimonio ha sido recogido en los libros de viaje de Josep María Espinas o en los ensayos literarios de Miguel de Unamuno, Azorín o José Ortega y Gasset. Y Labordeta defendió su tierra sin hacer de las diferencias un motivo de enfrentamiento sino un patrimonio de todos. Se desmarcó del nacionalismo más excluyente e identitario durante las dos legislaturas que representó al CHA. Con el corazón en la mochila recorrió España en su programa Un país es la mochila, serie que le proporcionó una enorme fama. “Viajar es victoria” dice un proverbio beduino y Labordeta fue un viajero que nos mostró una visión intima de nuestro país, más cercana a la gente y los lugares que a las grandes batallas. El Maestrazgo; el Moncayo, los Pirineos, y el Sobrarbe son algunos de los paisajes desconocidos que descubrimos con él. Una España olvidada, pequeña pero muy grande. Tuñón de Lara lo retrató así: “Digámoslo sin rodeos, José Antonio Labordeta, aragonés de cuerpo entero, con rotunda conciencia de serlo, cantor y poeta, fue un referente moral y un sólido valor de la cultura española de nuestros días. Hablamos de la cultura en su hondo sentido de saber popular que le daba Machado. Eso es el folclore auténtico. Y pocas veces viene tan a punto esta expresión, porque canto y poema de José Antonio Labordeta son la negación de ese otro mal llamado folclore, sofisticado y envilecido, conformista y deformante, que es una caricatura del sentir popular para solaz de mediocres escapistas.”.

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