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Colusión eléctricas y el Gobierno: letal para la economí­a

Los hechos que a continuación se describen pretenden ser un alegato total contra el expolio sistemático a la sociedad española por parte de un sistema político oligárquico y corrupto, con una sólida red de intereses compartidos con las élites financieras y oligopolistas, que hacen inviable la salida de la crisis. Este otoño tendrán necesariamente que realizar, porque el déficit y el endeudamiento públicos están fuera de control y el sistema financiero necesita una sexta recapitalización, recortes mayores a pensionistas, asalariados, contribuyentes y parados, ya que Rajoy no está dispuesto a recortar lo más mínimo el despilfarro político-clientelar del Estado autonómico, que supera los 100.000 millones anuales, lo que está arruinando no sólo a esta, sino a varias generaciones futuras.

Hoy empiezo explicando lo más reciente: me refiero a la escandalosa colusión entre el Gobierno y el oligopolio eléctrico, plasmada en el Real Decreto-ley 9/2013 de 12 de julio, por el que se adoptan medidas urgentes –el saqueo sin contemplaciones de los españoles– para garantizar la estabilidad financiera del sector eléctrico, con un déficit de tarifa de 26.000 millones, fruto de la incompetencia y la corrupción de las castas política y oligopolista.

La larguísima exposición de motivos del RDL para tratar de justificar lo injustificable es un compendio de mentiras, errores de bulto, rectificaciones y todo tipo de disparates, un relato clarificador de que estamos en manos de ineptos y ladrones. En cualquier otro país esto habría llevado a su procesamiento, algo que la Fiscalía Anticorrupción tendría muy fácil si hiciera su trabajo leyendo la colección de disparates que relata el RDL y comparando lo que ha ocurrido en España desde 2008 con lo que ha ocurrido en Europa.

El citado RDL es sencillamente delirante: desde 2008, mientras la economía española se hundía y millones de familias iban a la miseria, el recibo de la luz ha subido un 323% en la cuota de potencia y en un 80% la energía consumida (frente a una bajada media en Europa del 11 %, o el 20 % en Alemania) llegando al nivel más alto de Europa; ahora se añaden nuevas subidas brutales que permiten a los oligopolistas elevar a voluntad el precio de la luz en el mercado “liberalizado” y subir disparatadamente la cuota de potencia, que se incrementará un 77%. Ello perjudicará gravemente a las familias más humildes, cuyo consumo es muy bajo, en un robo sin paliativos, dado que por su incompetencia el sistema tiene hoy una potencia doble de la necesaria y han decidido que los más desfavorecidos paguen sus errores.

Adicionalmente, y esto raya lo penal, inventan un ‘impuesto al sol’, para impedir que familias y pymes generen electricidad a 0,09 céntimos/kwh y dejen de comprársela al oligopolio a 0,21. El impuesto se calcula para que la electricidad autogenerada supere en costo a la del oligopolio, y si familias y empresas deciden generar, tendrán que pagar unas multas brutales. Adicionalmente, las asociaciones fotovoltaicas han propuesto al Gobierno montar huertos solares sin ninguna prima. Como esto le quitaría al oligopolio su tarifas más jugosas –las de día– y desataría la competencia real, no se lo han permitido.

Esto no es que sea sólo una canallada para las clases más humildes, no es que sea un golpe letal a la supuesta recuperación (ya que permitiría reducir el recibo de la luz a menos de la mitad), esto es simplemente de cárcel: los responsables de esta iniquidad contraria a los intereses más elementales de España y de los españoles deben ser destituidos y procesados.

El sectarismo y la corrupción doblan el recibo de la luz

En 1975, a la muerte del general Franco, España tenía el mix de generación eléctrico más eficiente de Europa. Una serie de planes energéticos desarrollados durante los años 60 y principios de los 70 nos habían dotado de un sistema hidráulico, térmico y nuclear que permitía disfrutar a los españoles de la electricidad más barata del continente. El último Plan Energético Nacional, en el cual participé activamente, sería el de 1979, ordenado por Enrique Fuentes Quintana como parte de los Pactos de la Moncloa, un plan que le llevó al enfrentamiento con los poderes monopolistas defendidos a capa y espada por Alberto Oliart, y a su dimisión, no sin antes llevarse también por delante a este siniestro personaje.

Desde entonces se acabaría cualquier atisbo de planificación y análisis racional, que sería sustituido primero por el sectarismo izquierdista radical y después por la mayor corrupción jamás producida en la historia industrial de España. El PSOE cortaría de raíz el programa de desarrollo nuclear, cometiendo la barbarie de desmantelar cuatro grandes centrales casi terminadas que a día de hoy estarían produciendo electricidad a 15 euros/Mwh frente a los 90/450 euros/Mwh que nos cuestan las renovables. Adicionalmente, otras seis centrales a punto de iniciar su construcción fueron paralizadas. En conjunto, este disparate histórico supone un recibo de la luz a los consumidores un 40% superior al que tendríamos si el programa nuclear se hubiera llevado a término (…)

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