Coincidencia Bannon

Cuando está en juego un proyecto de país y un cambio de modelo político, que aparezca un personaje como Bannon detrás de los que están por la fragmentación drástica de España y, al mismo tiempo, detrás de los que se autodenominan los máximos representantes de la “raza y la unidad de la patria”, significa que no es que se apueste por un proyecto o por el otro, sino que existe un objetivo que permanece oculto: la degradación del país en el que se interviene.

Es decir, si se ha leído con detenimiento, más allá de las apariencias del discurso racista, xenófobo, nostálgico del franquismo, machista, etc., de los dirigentes de Vox, lo que cuenta no es ya la cantidad de dinero que sirvió para financiar la campaña de un entonces desconocido Vox en las elecciones europeas de 2014 (casi un millón de euros que sirvieron para poner en marcha el reloj de un partido ultraderechista en España). Lo que de verdad preocupa es saber quiénes son los verdaderos padrinos y financiadores que están detrás del envío de dinero desde 17 países distintos (como dice un informe del diario El Pais1), durante tres meses, a una cuenta de esta formación de extrema derecha en España.

Es un flujo que viene de Estados Unidos a través del Consejo Nacional de Resistencia Iraní (CNRI), brazo político del denominado MEK (Mojahedin-e Khalq, Luchadores del Pueblo), un auténtico grupo de intervención de Estados Unidos en cuyas reuniones internacionales han participado el asesor de seguridad de la Casa Blanca, John Bolton, el senador republicano J. McCain, los dos exdirectores de la CIA, J. Woolsey y Porter Goss, o el abogado personal de Trump y exalcalde de Nueva York, Rudolph Giulani. Se trata de dinero estadounidense para operaciones especiales, entre ellas levantar un partido de ultraderecha en España.

Bannon se reúne en Washington con el enviado de Vox, por una parte, y por otra alienta el nacionalismo identitario: “Vais a ganar, vais a tener Estado-nación, cada cual con su identidad y sus fronteras”, declaraba en el periódico digital Daily Beast hace apenas unos meses. Al mismo tiempo, promueve una internacional xenófoba europea, con los Le Pen, Salvini, Orbán y los partidos flamencos de ultraderecha que apoyan a Puigdemont (el partido de la ultraderecha holandesa, Partido de la Libertad (PVV), y el partido belga Vlaams Belang, aún más reaccionario).

¿Cómo se pueden apoyar dos cosas tan divergentes, tan contrarias? Será que la apuesta de estos representantes orgánicos del imperio estadounidense no es ni por el ultracentralismo, ni por la segregación, sino por todo aquello que sirva a la división, el enfrentamiento y la introducción de factores que debiliten y desestabilicen nuestro país, en definitiva: una apuesta por la degradación de España para utilizarla en sus intereses hegemonistas y saquearnos mejor.

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