Editorial

Claves del nuevo curso político

Además de la pandemia hay toda una serie de cuestiones que van a determinar nuestras vidas y el rumbo del país por largo tiempo

La pandemia sigue concentrando la mayoría de las miradas, pero hay toda una serie de cuestiones que van a determinar nuestras vidas y el rumbo del país por largo tiempo. Por un lado los deberes y exigencias impuestos por la Unión Europea para acceder a las ayudas y por las necesidades imperiales de Estados Unidos. Y por otro, por las urgencias y demandas populares.

La nueva etapa política que se abre a partir de septiembre va a estar marcada por la combinación de tres factores.

El primero por las tareas y las condiciones que impone la Unión Europea para que España acceda a los 140.000 millones de euros de los Fondos de la UE.

Bruselas aprobó el Plan de Recuperación y los compromisos de reformas presentados por nuestro país. A cambio España ha recibido los primeros 9.000 millones y espera recibir otros 10.000 millones antes de fin de año. Pero a partir de ahora todo será diferente. Solo habrá más dinero si se cumple con las reformas comprometidas.

Las pensiones ocupan el primer lugar de la agenda política. En los próximos cuatro meses el gobierno tiene que aprobar un nuevo factor de “equidad intergeneracional”; la ampliación de los años para el cálculo de la pensión que el ministro Escrivá quiere subir a 35; o  la modificación del régimen de cotización de los autónomos… Reformas en las que se juegan ajustes y recortes de las pensiones públicas que tienen en alerta al movimiento de pensionistas y a los sindicatos.

La reforma laboral, el segundo. Bruselas exige profundizar la reforma laboral. Y el gobierno está dividido entre la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que aboga por derogar los aspectos más lesivos de la reforma de Rajoy, y Nadia Calviño, la vicepresidenta primera, que se alinea con las exigencias de Bruselas.

La reforma fiscal será la tercera de las reformas exigidas por Bruselas, y estará en juego una subida de impuestos que acabe imponiendo nuevas cargas al conjunto de los ciudadanos, con nuevas subidas del IVA o impuestos como el diésel y peajes en las autovías.

El segundo factor son las exigencias políticas y militares de Estados Unidos. Dos acontecimientos van a marcar las relaciones con Estados Unidos en la próxima primavera.

Por un lado, la renovación del convenio militar con EEUU que permite las bases norteamericanas en España. En mayo el gobierno renovó por un año -en medio de un clamoroso silencio de las fuerzas políticas parlamentarias- el convenio que expiraba después de ocho años de vigencia, para “dar tiempo a la nueva administración Biden a definir sus nuevas líneas y exigencias militares”. Ahora la renovación sí exigirá la aprobación por el Parlamento y, por lo tanto, la toma de posición de las fuerzas políticas.

Por otro, España acogerá la cumbre de la OTAN en la que se deberá aprobar la nueva Estrategia de Seguridad, coincidiendo con el 40 aniversario de la entrada de nuestro país en la Alianza y en unos momentos especialmente delicados tras la salida de Afganistán.

Y el tercero las necesidades y demandas de la población, determinadas a su vez:

Por la pandemia sanitaria, aún llena de incertidumbres. La quinta ola, con casi 950.000 nuevos infectados en los dos últimos meses y 1.850 fallecidos vuelve a poner de manifiesto los peligros de subestimar al coronavirus. Las vacunas están jugando un papel fundamental, pero estamos aún lejos de la esperada “inmunidad de grupo”. Y en el aire está la normalización de la atención sanitaria para muchas patologías no Covid relegadas por la pandemia.

Por la crisis económica y la agudización de las desigualdades. Dicen que el empleo se recupera, pero es una recuperación con pies de barro. Más de 350.000 personas siguen en ERTE; el nuevo empleo es precario y estacional, los contratos por horas y menos de 7 días de duración han crecido un 47% respecto a hace un año; y para después del verano se espera un repunte de los ERTE…

Por la subida de los precios, que roza el 3% y, sobre todo, por el escándalo del atraco eléctrico de los monopolios al bolsillo de los ciudadanos que están sufriendo un saqueo sin precedentes, que ha provocado las primeras movilizaciones en pleno agosto y está generando alarma social.

Como decíamos al inicio, estamos ante un curso político especialmente intenso en el que están en juego asuntos que van a determinar la vida política, económica y militar del país por largo tiempo, mucho más allá de los dos años que quedan de legislatura.

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