«El PNV ya lo ha percibido y su presidente, Íñigo Urkullu, ha dirigido a Zapatero una oferta de negociación tan ambigua que sonaba a tanteo: el pleno desarrollo del autogobierno y el reconocimiento de la mayoría social nacionalista. Esto último se ha interpretado como un pacto de PSE y PNV para apoyar la lista más votada entre ambas en las diputaciones y ayuntamientos vascos en 2011. Sin embargo, la propuesta de Urkullu ha preocupado en las filas socialistas ante el temor de que pretenda confrontar los intereses del Gobierno de Zapatero con el de Patxi López». (EL PAÍS)
EL PAÍS.- El caso del nuevo y joven Gobierno británico es articularmente ilustrativo. La magnitud del ajuste y el reducido tiempo en que se quiere lograr implica una austeridad dramática, casi salvaje, cuyo impacto sobre el gasto, el crecimiento y el empleo público será considerable. De ahí que un analista tan cualificado como Martin Wolf se haya referido en su columna del Financial Times a "una masacre para que la que nadie estaba preparado" Wolf identifica dos "gigantescas apuestas" implícitas en el plan de Osborne, que en mi opinión son válidas también para las políticas de austeridad de otros países europeos. La primera es el reto que plantea a la capacidad para gestionar el malestar social que va a producir una dura política de recorte del gasto y de los salarios. Y no será fácil, porque para lograr reducir el déficit en tan breve plazo habrá que recortar el gasto a martillazos y no con cirugía fina. La experiencia dice que en estos casos quien paga la mayor parte de la factura son los más débiles. La segunda apuesta es acerca del impacto que la austeridad tendrá en el crecimiento. PÚBLICO.- La grave amenaza de Irán es la más seria crisis de política exterior que afronta la Administración Obama. El Congreso acaba de endurecer las sanciones contra ese país, con más castigos severos a las compañías extranjeras que hagan negocios allí. La Administración ha expandido la capacidad ofensiva de EEUU en la isla africana Diego García, reclamada por Reino Unido, que había expulsado a la población de modo que EEUU pudiera construir una gran base para atacar Oriente Medio y Asia central. La Marina estadounidense ha informado sobre el envío de un equipamiento a la isla para apoyar a los submarinos dotados de misiles Tomahawk, que pueden portar cabezas nucleares Opinión. El País CiU sitúa a Zapatero en una encrucijada Luis R Azpiolea La celebración de las elecciones catalanas avanzado el otoño y la sobreactuación de los dirigentes de CIU contra el presidente Zapatero, tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, confirman que iba en serio el anuncio de Josep Antoni Duran Lleida del 20 de mayo de que los nacionalistas catalanes no apoyarían los Presupuestos de 2011. Cada vez más, por tanto, Zapatero está en manos del PNV para salvar el principal escollo que tiene la continuidad de su Gobierno: la superación de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos a finales de octubre. El PNV ya lo ha percibido y su presidente, Íñigo Urkullu, ha dirigido a Zapatero una oferta de negociación tan ambigua que sonaba a tanteo: el pleno desarrollo del autogobierno y el reconocimiento de la mayoría social nacionalista. Esto último se ha interpretado como un pacto de PSE y PNV para apoyar la lista más votada entre ambas en las diputaciones y ayuntamientos vascos en 2011. Zapatero ha decidido aplazar la negociación con el PNV hasta que culmine la reforma laboral, se apruebe el techo de gasto y se celebre el debate sobre el estado de la nación. Aunque ha mantenido algunas conversaciones telefónicas con Urkullu, se han centrado en las reformas y en la situación de Euskadi. Sin embargo, la propuesta de Urkullu ha preocupado en las filas socialistas ante el temor de que pretenda confrontar los intereses del Gobierno de Zapatero con el de Patxi López. Hace un año ya hubo choque de intereses al incluir en el pacto presupuestario de 2010 entre el PNV y el PSOE el retraso del traspaso de las políticas activas de empleo al Gobierno vasco que Patxi López se había comprometido a cerrar en pocos meses. Aún no se ha materializado. En esta ocasión, la confrontación de intereses puede producirse en el terreno de las diputaciones vascas, gobernadas por el PNV y piezas clave en el entramado institucional vasco por su capacidad recaudadora. Aunque el PNV no ha aclarado su propuesta, sí ha insinuado la posibilidad de exigir el respaldo socialista a su candidato en la Diputación de Álava tras las elecciones de mayo de 2011 a cambio del apoyo a los Presupuestos del Gobierno de Zapatero. Si esto fuera así le crearía un serio problema a López, porque el PP vasco, firme candidato a ganar esa diputación -fue la lista más votada en 2007-, lo rechazaría y podría amenazar la estabilidad de su Gobierno. A este respecto, López ya ha dicho que se mantendrá "vigilante" para que el PNV no perjudique los intereses de su Gobierno o del pacto con el PP como el año anterior. Pero en la negociación presupuestaria no sólo Zapatero está en la encrucijada. También el PNV, que está en la oposición al Gobierno vasco, necesita de la negociación en las Cortes para tener el protagonismo político del que carece. Pero, sobre todo, necesita el apoyo de los socialistas vascos para conseguir la aprobación de los presupuestos de 2011 en las tres diputaciones vascas que gobierna. El PNV también está muy presionado para cerrar esas cuentas forales por el empresariado vasco, ya que son necesarias para afrontar la crisis económica. En este sentido, López se ha ofrecido a "ayudar a Zapatero" con el apoyo del PSE a las cuentas de las diputaciones del PNV. Pese a todo, Zapatero tampoco descarta del todo que CiU cambie de opinión a última hora, tenga un "gesto de responsabilidad" y respalde los Presupuestos. Una pista la dará el debate sobre el estado de la nación que se inicia el 14 de julio en el Congreso de los Diputados. ***************** Opinión Síndrome del alcohólico rehabilitado Antón Costas Hay una cuestión intrigante en la actual política económica de los países europeos: de repente, todos los Gobiernos se han puesto a anunciar masivos planes austeridad, de una magnitud y dureza para la cual la población no estaba preparada, y cuyos efectos sociales y económicos son cuando menos problemáticos. En países como Grecia y España, más que una elección autónoma de sus Gobiernos, esa política ha venido al principio impuesta por los mercados de deuda, a lo que contribuyó también el empujoncito que Barak Obama y algunos líderes europeos le dieron a Rodríguez Zapatero. En otros casos -como el de Alemania o Reino Unido-, la austeridad es una opción política de sus Gobiernos. Pero sea impuesta o por convicción, el hecho es que la política de apretarse el cinturón con fuerza ha sido rápidamente hecha suya por los Gobiernos europeos como el camino de redención. El caso del nuevo y joven Gobierno británico es particularmente ilustrativo. Aunque durante el periodo electoral David Cameron, el nuevo primer ministro, había hablado de la "inevitabilidad" de la austeridad, nada hacía presagiar la dureza y dramatismo de la política anunciada la semana pasada por el nuevo ministro del Tesoro, George Osborne. En esencia, busca acelerar el ritmo de la reducción del déficit y del desendeudamiento, de tal forma que ya en 2015 Reino Unido tenga déficit cero y unas necesidades netas de crédito de solo el 1,1% del PIB, frente al 11% de 2009-10. La magnitud del ajuste y el reducido tiempo en que se quiere lograr implica una austeridad dramática, casi salvaje, cuyo impacto sobre el gasto, el crecimiento y el empleo público será considerable. De ahí que un analista tan cualificado como Martin Wolf se haya referido en su columna del Financial Times a "una masacre para que la que nadie estaba preparado" (A bloodbath one were prepared for, FT, 22 / 06 / 2010). Wolf identifica dos "gigantescas apuestas" implícitas en el plan de Osborne, que en mi opinión son válidas también para las políticas de austeridad de otros países europeos. La primera es el reto que plantea a la capacidad para gestionar el malestar social que va a producir una dura política de recorte del gasto y de los salarios. O los Gobiernos persuaden de forma convincente a sus ciudadanos de la justicia de este esfuerzo o el panorama social y político será complicado. Y no será fácil, porque para lograr reducir el déficit en tan breve plazo habrá que recortar el gasto a martillazos y no con cirugía fina. La experiencia dice que en estos casos quien paga la mayor parte de la factura son los más débiles. La segunda apuesta es acerca del impacto que la austeridad tendrá en el crecimiento. Todos los Gobiernos, incluido el nuestro, admiten que será negativo, aunque esperan que será débil y que se recuperará rápidamente, ayudado por la mejora de las exportaciones. Pero se trata de un deseo piadoso más que de una predicción analítica fundamentada. Además, si todos los países practican a la vez la misma austeridad en el gasto, la posibilidad de exportar para que los vecinos nos compren lo que no consumimos será escasa. La política de austeridad que tan fructífera fue para Alemania en la última década no funciona cuando la practican todos los países a la vez (…) EL PAÍS. 4-7-2010 Opinión. Público Nubes de tormenta sobre Irán Noam Chomsky La grave amenaza de Irán es la más seria crisis de política exterior que afronta la Administración Obama. El Congreso acaba de endurecer las sanciones contra ese país, con más castigos severos a las compañías extranjeras que hagan negocios allí. La Administración ha expandido la capacidad ofensiva de EEUU en la isla africana Diego García, reclamada por Reino Unido, que había expulsado a la población de modo que EEUU pudiera construir una gran base para atacar Oriente Medio y Asia central. La Marina estadounidense ha informado sobre el envío de un equipamiento a la isla para apoyar a los submarinos dotados de misiles Tomahawk, que pueden portar cabezas nucleares. Según el informe de carga de la Marina obtenido por Sunday Herald, de Glasgow, el equipamiento militar incluye 387 destructores de búnkers para hacer explotar estructuras subterráneas reforzadas. “Están activando el engranaje para la destrucción de Irán”, dijo a ese periódico el director del Centro de Estudios Internacionales y Diplomacia de la Universidad de Londres, Dan Plesch. “Los bombarderos y los misiles de largo rango de EEUU están preparados para destruir 10.000 objetivos en Irán en pocas horas”. La prensa árabe informa de que una flota estadounidense (con una nave israelí) ha pasado recientemente por el Canal de Suez camino al Golfo Pérsico, donde su misión consiste en “aplicar las sanciones contra Irán y supervisar los barcos que entran en y salen de ese país”. Medios de comunicación británicos e israelíes informan de que Arabia Saudí está proveyendo un corredor para un eventual bombardeo israelí a Irán (lo que niegan los saudíes). A su regreso de una visita a Afganistán para tranquilizar a sus aliados de la OTAN tras la dimisión del general Stanley McChrystal, el almirante Michael Mullen, máximo responsable de la Junta de Jefes del Estado Mayor, visitó Israel para encontrarse con el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa israelíes, Gabi Ashkenazi, y continuar un diálogo estratégico anual. La reunión se centró en “la preparación de Israel y EEUU frente a la posibilidad de un Irán con capacidad nuclear”, según el diario Haaretz, que informó además de que Mullen había enfatizado: “Yo siempre trato de ver desafíos desde la perspectiva israelí”. Algunos analistas describen la amenaza iraní en términos apocalípticos. “EEUU deberá enfrentarse a Irán o entregar Oriente Medio”, advierte Amitai Etzioni. Si el programa nuclear de Irán se concreta, dice, Turquía, Arabia Saudí y otros estados “se moverán” hacia la nueva “superpotencia” iraní. En una retórica menos ferviente, eso significa que podría tomar forma una alianza regional independiente de EEUU. En el periódico del Ejército estadounidense Military Review, Etzioni urge a EEUU un ataque no sólo contra las instalaciones nucleares de Irán, sino también contra sus activos militares no nucleares, incluyendo infraestructuras –es decir, sociedad civil–. “Este tipo de acción militar es semejante a las sanciones: causa daño con el fin de cambiar conductas, aunque por medios más poderosos”, escribe. Un análisis autorizado sobre la amenaza iraní lo ofrece un informe del Departamento de Defensa de EEUU presentado al Congreso en abril pasado. El gasto militar de Irán es “relativamente bajo en comparación con el resto de la región”, sostiene el documento. La doctrina militar de Irán es estrictamente “defensiva (… ) diseñada para retrasar una invasión y forzar una solución diplomática a las hostilidades”. Señala además que “el programa nuclear de Irán y su voluntad de mantener abierta la posibilidad de desarrollar armas nucleares (son) una parte central de su estrategia de disuasión”. Para Washington, la capacidad disuasoria de Irán es un ejercicio ilegítimo de soberanía que interfiere en los designios globales de EEUU. Concretamente, si amenaza el control estadounidense de los recursos energéticos de Oriente Medio. Pero la amenaza de Irán va más allá de la disuasión. Teherán está buscando también expandir su influencia en la región, lo que es visto como un factor de “desestabilización”, presumiblemente en contraste con la “estabilizadora” invasión y ocupación militar estadounidense de los vecinos de Irán. Más allá de esos crímenes –sigue el informe del Pentágono–, Irán está apoyando el terrorismo con su respaldo a Hizbolá y Hamás, las mayores fuerzas políticas en Líbano y Palestina (si cuentan las elecciones). El modelo de democracia en el mundo musulmán, a pesar de sus serios defectos, es Turquía, que tiene elecciones relativamente libres. La Administración Obama se indignó cuando Turquía se unió con Brasil en busca de un arreglo con Irán para que restringiera su enriquecimiento de uranio. EEUU socavó rápidamente el acuerdo promoviendo una resolución el Consejo de Seguridad de la ONU con nuevas sanciones contra Irán, tan carentes de sentido que China las apoyó alegremente de inmediato, asumiendo que, como mucho, impedirían a los intereses occidentales competir con China por los recursos de Irán. De manera nada sorpresiva, Turquía (al igual que Brasil) votó contra la iniciativa de EEUU. El otro miembro regional, Líbano, se abstuvo. Esas actuaciones provocaron aun más consternación en Washington. Philip Gordon, el diplomático de mayor rango de la Administración Obama en asuntos europeos, advirtió a Turquía de que sus acciones no son entendidas en EEUU y de que debería “demostrar su compromiso de socio de Occidente”, según informó The Associated Press. Una rara admonición a un aliado crucial de la OTAN. La clase política también lo entiende así. Steven A. Cook, un experto del Consejo de Relaciones Exteriores, sostiene que la pregunta crítica es: “¿Cómo mantener a los turcos en su carril?” –o sea, siguiendo órdenes como buenos demócratas–. No hay señal de que otros países en la región favorezcan las sanciones promovidas por EEUU más de lo que lo hace Turquía. Pakistán e Irán, reunidos en Ankara, firmaron recientemente un acuerdo para un nuevo gasoducto. Más preocupante para EEUU es que el oleoducto pueda extenderse a India. El tratado de 2008 de EEUU con India, apoyando sus programas nucleares, pretende evitar que este país se una al gasoducto, según señala Moeed Yusuf, un asesor en temas sudasiáticos del Instituto de Paz de EEUU. India y Pakistán son dos de las tres potencias nucleares que han rehusado firmar el Tratado de No Proliferación (TNP). Israel es el tercero. Todos ellos han desarrollado armamentos nucleares con el apoyo de EEUU, y aún lo hacen. Ninguna persona cuerda quiere que Irán, o cualquier país, desarrolle armas nucleares. Una manera obvia de mitigar o eliminar esta amenaza consiste en establecer una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio. Este asunto se suscitó (de nuevo) en la conferencia del TNP en Naciones Unidas a comienzos de mayo pasado. Egipto, como presidente del Movimiento de los No Alineados –integrado por 118 países–, propuso que la conferencia respaldara un plan para iniciar negociaciones en 2011 por un Oriente Medio libre de armas nucleares, tal como fue acordado por Occidente, incluido EEUU, en la conferencia del TNP de 1995. Washington aún está formalmente de acuerdo, pero insiste en que Israel sea eximido –y no ha dado ningún indicio de permitir que las provisiones del pacto se apliquen a EEUU–. En vez de dar pasos prácticos hacia la reducción de la escalofriante amenaza de la proliferación de armas nucleares en Irán o en cualquier parte, EEUU se está moviendo para reforzar el control en las vitales regiones productoras de petróleo de Oriente Medio, de manera violenta si otros medios no tienen éxito. PÚBLICO. 4-7-2010