Derechos y Libertades

Churros con Merinas

Estos dí­as se pone en marcha la segunda edición de «Paí­s Vasco. Un alma solidaria», una iniciativa del diario El Correo del grupo Vocento. Patrocinado por el Gobierno Vasco y la BBK el concurso distribuirá 100.000€ entre cinco proyectos solidarios. Su promoción se ha iniciado con una entrevista a González Sales de la Fundación Empresa y Sociedad: «La encuestas señalan que los clientes valoran las empresas por su capacidad para generar empleo, su apuesta por la innovación y generación de riqueza y su apoyo a entidades sociales». ¿Y qué tienen que ver los churros con las merinas?

Desde los años 90 las grandes emresas vienen integrando la Responsabilidad Social Corporativa – RSC – en su política de gestión y expansión, es decir, la inclusión de la esfera social y solidaria como “un agente más dentro de la comunidad”. Pero en este caso el tamaño sí importa.La RSC significa, por ejemplo, la inversión del Banco Santander de más de 400 millones de euros en educación y la articulación de la fundación Universia, con 1.700 profesionales en plantilla e intervención en más de 700 instituciones en 12 países. Locomotora del Plan Bolonia en España – ahora “Estrategia 2015” – el BSCH obtiene ingentes beneficios y capacidad de decisión dirigente en todo el ámbito universitario.La RSC también significa que el año pasado tuviera que ser suspendida la celebración de un encuentro de oncólogos de varios países impulsado por el Doctor Salvador Harguindey – tal y como nos relataba en una entrevista para De Verdad digital -, y respaldado por multitud de científicos de prestigio internacional, porque las fundaciones correspondientes – BSCH, BBVA… – cortaron toda posibilidad de financiación. La línea que representa el Doctor Harguindey que se dedica a estudiar el cáncer desde los cambios en el equilibrio ácido-base – pH -, no entra dentro del ámbito de negocios de las principales multinacionales farmacéuticas, como sí lo hace la línea genetista.Y la RSC, definitivamente, significa que, hace pocos años, 39 multinacionales farmaceúticas emprendieran una “campaña solidaria” en Sudáfrica regalando medicamentos para el tratamiento del sida en las regiones díscolas con el Gobierno. El Ejecutivo sudafricano había denunciado el uso de la nevirapina, un componente prohibido por la FDA en EEUU por los efectos adversos que producía en embarazas según unos estudios hechos en Rwanda. La “campaña solidaria” acabó con una denuncia contra el gobierno sudafricano del cantante Bono de U2, que entonces se encontraba de “gira solidaria” con el entonces Secretario del Tesoro norteamericano.Una cosa es la participación de la pequeña y la mediana empresa en proyectos de ayuda social, y otra el beneficio que sacan y el control que ejercen a través de la Responsabilidad Social Corporativa entidades financieras y monopolios. No es que no existan proyectos de gran valor social y humano, como el de los tres deportistas discapacitados que han coronado el Polo Sur con financiación de La Caixa –entre tantos otros -. Como dice Gonzalez Sales: “La actuación tiene que impactar en la sociedad, pero también revertir como un beneficio, tangible o no, porque es la única manera de que perviva”. Lo dicho.Una consideración:Sin duda no habría de entenderse este término al margen de las condiciones de vida de los ciudadanos y el desarrollo del país. A esto no contribuyen ni la congelación durante dos años de los fondos inmobiliarios de Banif – Banco Santander – que ha entrampado a miles de familias, ni la denuncia hecha por el Defensor del Pueblo de las fundaciones participadas por las principales Cajas de Ahorros que gestionan Centros de Acogida en España.¿Responsabilidad Penal Corporativa?

Deja una respuesta