Siete años después vuelve el espíritu entregado del mayor admirador de Elvis jamás conocido: Chris Isaak llevaba mucho tiempo sin producir disco nuevo, aunque nunca apartado de los medios. Ahora acaba de publicar «Mr. Lucky» – Señor Suerte -. Presentó durante tres años un programa de música y entrevistas, dedicación a la que recientemente ha vuelto a incorporarse – The Chris Isaak hour -; Chris es un hombre del espectáculo y un delicado amante del sonido particular del Rey que ha sabido transformar en canciones con sello propio e inconfundible. Un disco que coopta incansables en la escucha.
Hijo de un conductor de grúas y una trabajadora de una fábrica de atatas, nacido en California, en la ciudad de Stockton, este italo-americano que quiere “más a su madre que a ti” se convirtió en un tratante de bandas sonoras de David Lynch y, por extensión, de otras cintas en las que acabó participando de actor: “Corazón Salvaje”, “Hombre de Familia”, “Amor a quemarropa” y “Eyes Wide Shut”. Nunca ha sido conocido especialmente por esto, por que nunca se dedicó especialmente a ello, pero así son sus canciones, pensadas para una película, una historia que nunca fue rodada. Caminando suavemente entre el soul, el blues y el rock más imposiblemente acuñado por la casa Elvis, es autor de temas exclusivos como el famoso “Wicked Game”, “Baby Did a Bad, Bad Thing”, “Two Hearts” o “San Francisco Days”. Ha participado como actor en películas como “El Silencio de los Corderos”, “Twin Peaks”, “El pequeño Buda”, “The Wonders” o “The Informers”, además de múltiples apariciones en series de éxito como “Friends”. El alma de la música de los 50, ofrece catorce temas que ha procurado cuidar en su presentación física, “tienes que ofrecer algo para que la gente prefiera comprárselo antes que descargárselo”. Un artista del detalle cara al público, un gentleman respetuoso que parece un rompecorazones y que es un libre conservador del buen hacer musical. Un disco que en sus primeros compases da la impresión de obligar a la escucha tranquila, al sofa reclinado, los auriculares y las persianas de penumbra. Pero a medida que se desarrolla, el último trabajo del californiano se integra con el ambiente. Un CD de carretera, de tiempo libre y de sonrisa mañanera. Fiel a su compostura, dice que “si no existieran las mujeres, no me levantaría, no me peinaría, ni si quiera me ducharía”… bien, hace falta escuchar cosas como esta de vez en cuando y saber que todavía existen conquistadores dispuestos a que les den calabazas con elegancia, sabiéndose vencedor con una sola canción.