Xulio Rios, fundador y asesor emérito del Observatorio de la Política China y asesor de Casa Asia.

“China ha llegado a ser lo que es porque el PCCh no ha prescindido de su bagaje ideológico en el que el marxismo juega un papel sustancial”

En su último libro, ‘Marx & China. La sinización del marxismo’, Xulio Rios arroja luz sobre las preguntas que todo el mundo se hace sobre el gigante asiático: ¿Sigue siendo China un país socialista o su modelo es de capitalismo de Estado? ¿Tiene el marxismo un papel en la China de hoy?

Xulio Ríos colabora con diferentes medios de comunicación y revistas especializadas. Forma parte de consejos científicos y comités de redacción de diversas publicaciones sinológicas. Profesor y consultor de varias instituciones universitarias. Autor de más de una quincena de títulos sobre China.‘Marx & China. La sinización del marxismo’, es su último libro.

Hoy nadie duda de que el ascenso de China es uno de los más importantes fenómenos globales. Pero muchos se preguntan cómo es posible que un país degradado hace un siglo hoy sea el área del planeta más dinámica e influyente. El libro nos plantea preguntas que se hacen en todo el mundo: ¿Es un sistema comunista o marxista o es sencillamente capitalismo de Estado? ¿Qué papel ha desempeñado el marxismo en la revolución china y lo sigue haciendo en la China de hoy?

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¿Por qué ese título: ‘La sinización del marxismo’?

Creo que es fiel reflejo de su contenido. La sinización del marxismo se refiere al proceso mediante el cual fue adaptado a las condiciones históricas, culturales, sociales y económicas específicas de China. Es un concepto clave en la historia del PCCh {Partido Comunista Chino} y ha sido fundamental para el desarrollo ideológico de su modelo. De lo que trata es de acercarse a las claves ideológicas de la modernización china, y en ellas tanto la propia idea de modernización como la reivindicación del marxismo nos remiten a la misión fundacional del PCCh. En una sociedad como la china, un Estado-continente, la adaptación es una condición sine qua non para el avance de cualquier política sustancial.

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Escuchamos decir que el marxismo está desfasado, cosa del pasado… Su libro plantea que todo lo que se ha conseguido, desde el triunfo de la revolución hasta convertir a China en la segunda potencia mundial es por aplicar el marxismo.

China ha experimentado un gran cambio a partir de 1949. Entonces, el valor de su PIB se correspondía con el de 1890 y la renta per cápita no alcanzaba los 50 dólares, con unos niveles de población rural, pobreza y analfabetismo de gran amplitud. La transformación es evidente. Muchas veces se atribuye el éxito a cierta homologación con los modelos occidentales de corte liberal, especialmente a partir de los años 80; sin embargo, tan importante es lo que ha cambiado como lo que no. Y en este último aspecto, cabe reconocer que el blindaje ideológico y político es una constante en las diferentes fases del proceso chino, ya nos refiramos al maoísmo, al denguismo o el xiísmo.

La consolidación de Mao al frente del PCCh, primero hizo posible la revolución y después la implementación del socialismo”

En medios occidentales y en sectores de izquierda se atribuye el éxito económico chino a un desarrollo capitalista. ¿Es posible entender el éxito de la revolución china (1949) y lo que hoy es la Nueva China sin Mao y la sinización del marxismo?

La necesidad de la adaptación del marxismo a la realidad china es un debate que marcó al PCCh desde su fundación (1921). En el libro se da cuenta de ese proceso y de las tensiones y debates que suscitó. La consolidación de Mao al frente del PCCh representa el triunfo de esa idea, permitiendo los desarrollos posteriores. Primero hizo posible la revolución sobre bases heterodoxas y después la implementación del socialismo atendiendo a la búsqueda de un modelo singular que a la vez propiciara el desarrollo y la mejora de las condiciones de vida de la población y la preservación de la soberanía nacional, dos ejes elementales que siguen condicionando la política del país. China pretende así, desde sus inicios, desarrollar una vía propia, marcada por la autonomía nacional y la flexibilidad ideológica.

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En el libro se hace una afirmación rotunda: “El marxismo es el alma política” de la China actual. ¿Cuáles son los principios de actuación que definen la sinización, destacados por el PCCh?

Entre los principios fundamentales que definen la sinización del marxismo destacaría: la integración del marxismo con las condiciones concretas de China, es decir, el rechazo de cualquier aplicación mecánica, lo cual exigió al PCCh, de entrada, reconocer la singularidad de su aplicación en una sociedad campesina, semicolonial y semifeudal (al menos en sus orígenes). Se requiere un marxismo concreto, decía Mao, no abstracto. Por otra parte, el liderazgo del PCCh es una cuestión clave, como guía y garante del proceso. La sinización también implica que el marxismo se interprete bajo la línea ideológica del Partido y se actualice conforme a sus necesidades. Otro factor fundamental es la primacía de la práctica, enfatizando sobre la teoría el valor de la experimentación y la praxis como criterio de verdad. Es el santo y seña del tantas veces alabado y criticado pragmatismo de Deng que bebe en la afirmación de Mao de que “la verdad está en los hechos”.

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A pesar de los cambios y dificultades ¿hay una línea de continuidad a lo largo de 100 años en el afán de integrar el marxismo con la realidad de China para construir el socialismo con características chinas?

Sin duda, así es, lo cual no quiere decir que no estén presentes internamente otros enfoques, pero esa exploración de una integración adaptada es la clave de una evolución perfilada en lo fundamental pero ni mucho menos cerrada del todo en los detalles. Ese debate persiste. Si China, por ejemplo, hubiera seguido en los últimos lustros la estrategia “China 2030” acordada con el Banco Mundial y presentada en 2012 para lograr una mayor homologación con el modelo occidental, probablemente la realidad actual sería otra. Esto puede explicar algunas tensiones internas recientes y subyace al fuerte empeño ideológico y formativo de reafirmar esa línea de continuidad.

La economía china si bien admite las diferentes formas de propiedad sigue enarbolando la propiedad pública como fundamental y decisiva”

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¿Cómo caracteriza el PCCh el sistema económico y el Estado en China? ¿En qué etapa está China y qué principios la definen?

Diría que la economía china es un modelo híbrido que si bien admite las diferentes formas de propiedad sigue enarbolando la propiedad pública como fundamental y decisiva. Las empresas estatales desempeñan un papel central y estratégico en la política de desarrollo nacional de China. A diferencia de muchas economías de mercado, donde las empresas estatales tienen un rol limitado, en China están profundamente integradas en los planes económicos y son vistas como instrumentos clave para alcanzar objetivos nacionales.

Por otra parte, el Estado persiste en su condición de instrumento privilegiado de las políticas del PCCh evitando su apropiación por parte de los nuevos sectores emergentes a resultas de los ajustes e innovaciones introducidas en el sistema económico. Deng Xiaoping habló de una “etapa primaria”, que podría durar un siglo o más y que tras la cual se daría paso a la transición al socialismo. Por tanto, es una etapa de maximización del desarrollo y de gestión atenta de las contradicciones que suscita persistiendo, como Deng decía, en los cuatro principios fundamentales que resumen la inalterabilidad del objetivo final de dar forma a una sociedad alternativa.

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¿Qué ha significado la innovación que representa el concepto de “economía socialista de mercado” y qué la caracteriza?

La incorporación del mercado al modelo es una señal distintiva del proceso chino, a la par que el mantenimiento de la planificación como instrumento privilegiado de la política económica. Resuelve así la dicotomía confrontativa entre planificación y mercado, común en el marco de inspiración soviética, por ejemplo. Se trata, por tanto, de un mercado gobernado, de una economía con mercado en la cual el Estado, el Partido, sigue conservando palancas de intervención muy influyentes en el curso de la realidad económica y social. La flexibilidad es también una nota característica del modelo, de forma que, en función de las circunstancias, su holgura puede reducirse o ampliarse sin por ello afectar a las vigas esenciales del modelo.

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¿Cómo aborda el PCCh el problema de que la coexistencia de varias formas de propiedad, sobre todo con el desarrollo de gigantes monopolistas privados y accionariado pueda derivar al capitalismo?

Esa preocupación, la de cuando se cruza o no una determinada línea roja, ha estado siempre latente. En los comienzos de la reforma y apertura, muchos tenían la creencia de “cuatro patos era socialismo pero ocho patos eran capitalismo”, por tanto, había que ser cuidadosos con la creación de riqueza y sus efectos. Deng desbarató esa idea al afirmar que “enriquecerse es glorioso”.

Eso explica que el PCCh, en sus políticas, determine reglas claras que fijan límites de actuación o que ejerza una orientación efectiva de los actores económicos a través de su presencia efectiva en las empresas privadas y la habilitación de normas regulatorias de observación escrupulosa. Por otra parte, el PCCh, al igual que hizo el mandarinato para prolongar el feudalismo hasta el siglo XX, desarrolla una política activa para evitar que esos nuevos actores se encaramen en un Estado que quisieran poner al servicio de sus intereses en detrimento del bien común.

La búsqueda de la “prosperidad común” es una política sustancial que está dando frutos”

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El gobierno chino reconoce un aumento de la brecha entre “pobres y ricos”. ¿Hay un esfuerzo por la mejora de las condiciones laborales, reducir las desigualdades y redistribuir la riqueza?

Las desigualdades y los desequilibrios de diverso tipo constituyen una seña de identidad del proceso chino, especialmente en los últimos 40 años, en un contexto de mejora general y gradual de las condiciones de vida de la población. En el nuevo modelo de desarrollo, la cuestión social, la búsqueda de la “prosperidad común” es una política sustancial que está dando frutos pero que necesita aún de mayores avances, lo cual no resulta fácil en una sociedad con tanta población. Pero en ello están. Hoy es una exigencia no solo por imperativos políticos sino también económicos, para reducir la dependencia del comercio exterior y auspiciar un desarrollo más centrado en las dinámicas internas.

Que los beneficios del desarrollo se distribuyan de forma más equitativa es una exigencia fundamental de la política china actual. No hay modernización ni sostenibilidad sin mayores cuotas de justicia social. Las políticas salariales, fiscales, y en otros rubros de índole social apuntan a un esfuerzo mayor de corrección de las desigualdades y los desequilibrios en este orden.

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En este sentido ¿qué papel juega la propiedad colectiva de la tierra como un elemento socialista?

La propiedad colectiva de la tierra en China es uno de los elementos clave que sostienen la afirmación oficial de que sigue siendo un país socialista, a pesar de las reformas de mercado y la presencia significativa del sector privado. En China, la propiedad de la tierra está estructurada en dos formas principales: la urbana, propiedad del Estado; la rural, propiedad colectiva (de las aldeas o cooperativas campesinas). Esto significa que los individuos no pueden ser propietarios del suelo, aunque pueden tener derechos de uso (arrendarla, transferir esos derechos, heredarlos, etc.).

Esta propiedad colectiva es un fundamento ideológico importante, pues no hay que olvidar que el socialismo clásico (marxista) rechaza la propiedad privada sobre los medios de producción, y la tierra es uno de los principales. Al seguir la tierra fuera del mercado de propiedad, se preserva uno de los pilares del modelo, erigiéndolo en un símbolo de que los recursos básicos siguen perteneciendo a la sociedad. Al mantener el control sobre la tierra, el Estado puede planificar el desarrollo urbano y rural o controlar la migración rural-urbana mediante el sistema hukou. Bien es verdad que las reformas han dado pie a situaciones de desigualdad y especulación inmobiliaria junto a pérdida de control efectivo de los campesinos sobre la tierra, contradicciones que demandan políticas correctoras pero que no cuestionan la capacidad del PCCh para influir con sus decisiones en un rumbo en el que la privatización absoluta de la tierra sigue siendo un tabú. En contextos rurales, la tierra colectiva asegura cierta base de subsistencia para los campesinos y esto nutre ya un cierto retorno al campo, invirtiendo el sentido del proceso vivido en los años 80.

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¿En qué medida el xiísmo, “pensamiento de Xi Jinping” representa un nuevo salto en la sinización del marxismo?

La reactivación del marxismo en una marca de identidad del mandato de Xi que está muy presente en las políticas internas, esencial para que en la actual etapa, cuando China se asoma al logro del objetivo histórico de la modernización, se persista en el objetivo fundacional. A mayores, cabe destacar en Xi una apreciación mayor de la importancia de conectar el marxismo con elementos de la cultura e historia china (como el confucianismo, el pensamiento estratégico chino, y los valores tradicionales). Es lo que llaman la “segunda combinación”. Aunque en etapas tempranas hubo una ruptura ideológica con lo “feudal”, en fases posteriores, con Hu Jintao y sobre todo con Xi, se ha revalorizado esa tradición como parte de la identidad nacional y como un activo que resalta la singularidad frente al universalismo liberal.

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¿Según el PCCh qué otras aportaciones significativas aporta Xi en la estrategia económica y social de la China actual?

La estrategia de Xi se sustenta en el objetivo de culminar en lo básico la modernización en 2049, centenario de la República Popular, con una primera escala en 2035. Para ello, postula una modernización integral que abarca lo económico pero también otros campos. La filosofía de desarrollo enfatiza un tránsito hacia un modelo de alta calidad que privilegia factores antes descuidados como lo social o lo ambiental, pero también pone mucho énfasis en la innovación científica y tecnológica como claves para ajustar el modelo en un contexto que a medida que China progresa se torna más hostil internacionalmente en virtud del temor a la consumación de la hipótesis del sorpasso.

China es un polo de referencia para los países y pueblos del mundo que suma simpatías”

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En una situación internacional convulsa, especialmente con la llegada de Trump, ¿qué papel ocupa China hoy en el mundo?

Trabajadores en una cooperativa china

Es palpable la existencia aún de una asimetría entre el poder económico de China y su influencia política y proyección estratégica. China abandera cada vez más una propuesta de relaciones internacionales diferente, buscando apoyos en el Sur Global, del que se considera parte. La estabilidad y la paz son condiciones básicas para que su modernización avance. Necesita aún tiempo para profundizar su proceso. En ese contexto, no es probable que su prioridad se desvíe. Sus posicionamientos ante estos conflictos, abogando por mediaciones y soluciones pacíficas, evidencian tanto sus fortalezas como sus limitaciones.

Aunque China defiende celosamente su propia vía de desarrollo socialista y se opone a cualquier tipo de hegemonía.

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¿Es China un polo de referencia alternativo para los países y pueblos del mundo?

Xulio Rios es director del Observatorio de la Política China.

Lo es cada vez más y estamos viendo como suma simpatías en torno a sus propuestas como la Iniciativa de la Franja y la Ruta y las nuevas organizaciones multilaterales a las que está dando forma. Su experiencia interna también es objeto de creciente interés, aunque el propio PCCh advierte de la inexistencia de cualquier forma de mesianismo y que cada cual debe encontrar su propio camino hacia el desarrollo.

Es apreciable una línea de continuidad en su orientación internacional, hoy fortalecida por sus mayores capacidades económicas y un protagonismo que le compromete cada vez más con la agenda global. La idea de paz y desarrollo sigue inspirando una política exterior que anhela un reequilibrio del orden mundial para que la multipolaridad se abra paso con mayor protagonismo de los países en desarrollo.

3 comentarios sobre ““China ha llegado a ser lo que es porque el PCCh no ha prescindido de su bagaje ideológico en el que el marxismo juega un papel sustancial””

  • Hay que ser un auténtico demente para alabar al régimen de Pekín. Vaya panda, la UCE… Que esto lo hicieran cuando nadie sabía nada de lo que pasaba en la puta China, hace 50 años, pues bueno… Ignorantes, inmaduros, sí, pero más o menos comprensible. Pero, ¿ahora?

    El que haga como que China no es una repugnante dictadura militar ultraopresiva es un puto demente. Lunáticos descerebraos.

  • La lucha obrera en China es un tema crucial, pero a menudo invisibilizado tanto por los medios occidentales como por el propio Estado chino. Desde una óptica marxista, ahí —en los talleres, fábricas, y plataformas de entrega— es donde se está librando la verdadera batalla de clases del siglo XXI.

    🛠️ LA CLASE OBRERA CHINA: GIGANTE EN PIE DE LUCHA

    📌 Contexto general

    China tiene la clase trabajadora más numerosa del planeta, con más de 800 millones de personas económicamente activas, y cerca de 300 millones de trabajadores migrantes rurales (mingong), que constituyen el núcleo de la fuerza de trabajo industrial y de servicios.

    Estas cifras implican que cualquier forma de lucha obrera en China no es una nota al pie, sino una de las mayores expresiones globales del antagonismo capital-trabajo.

    🔍 ESTRUCTURA DE LA CLASE OBRERA CHINA

    1. Trabajadores migrantes (mingong)

    No tienen derecho a establecerse legalmente en las ciudades debido al sistema hukou, que los mantiene en una ciudadanía de segunda categoría.

    Viven en condiciones precarias, sin acceso garantizado a salud, vivienda ni educación urbana para sus hijos.

    Soportan jornadas de 12 horas o más, 6-7 días por semana.

    2. Trabajadores de fábricas del delta del río Perla y del Yangtsé

    Concentrados en sectores como electrónica, textiles, manufactura, logística.

    Muchas de las fábricas que producen para Apple, Nike o Amazon están ahí.

    Son el «proletariado globalizado», explotado para sostener las cadenas globales de valor.

    3. Trabajadores de plataformas digitales

    El “proletariado del algoritmo”: repartidores de Meituan, Ele.me, conductores de Didi, etc.

    Alta precariedad, vigilancia constante, pago por entrega, sin beneficios sociales ni contratos.

    🔥 MODOS DE LUCHA Y RESISTENCIA

    ⚙️ 1. Huelgas salvajes y protestas espontáneas

    Dado que los sindicatos están controlados por el Estado (la única central autorizada es la ACFTU), las huelgas «legales» son inexistentes.

    Pero hay miles de huelgas espontáneas cada año, muchas no registradas oficialmente.

    Según China Labour Bulletin (CLB), solo entre 2011 y 2019 se documentaron más de 10.000 conflictos laborales colectivos.

    📣 2. Ocupaciones de fábricas y bloqueos

    Ejemplo: huelgas masivas en fábricas de Honda en 2010 por aumento de salario —tuvieron impacto nacional y obligaron a concesiones.

    Ocupaciones y bloqueos en Foxconn y otras empresas bajo presión de subcontratistas.

    📲 3. Ciberprotestas y organización digital

    Trabajadores usan WeChat, QQ y otras plataformas para coordinarse y compartir información.

    Campañas virales como el movimiento “996.ICU” (contra jornadas de 9am–9pm, 6 días por semana) fueron gestos de resistencia ideológica importantes en el sector tech.

    🚫 REPRESIÓN Y CONTROL ESTATAL

    El Estado responde con represión dura: despidos, detenciones, vigilancia digital, infiltración de activistas.

    Casos emblemáticos:

    «Los marxistas de Jasic» (2018): un grupo de jóvenes comunistas de universidades élite que intentaron apoyar la organización de trabajadores de una fábrica en Shenzhen. Fueron desaparecidos, detenidos, expulsados de sus universidades.

    Represión a ONGs laborales independientes como China Labour Watch, China Labour Bulletin, etc.

    El Partido teme que la clase obrera organizada se convierta en una fuerza autónoma capaz de desafiar la legitimidad del sistema.

    📚 LECTURA MARXISTA DEL CONFLICTO

    > “Los obreros no tienen patria” —Marx.
    En China, los trabajadores enfrentan un doble enemigo: el capital transnacional y el aparato estatal que actúa como su gestor.

    El Estado chino no representa hoy al proletariado, sino a una nueva burguesía de Estado y a un bloque tecnocrático-corporativo.

    Lo que se llama «socialismo con características chinas» es en realidad un capitalismo de Estado autoritario, y la represión a la lucha obrera es prueba viva de ello.

    La conciencia de clase está germinando, lentamente, bajo el peso de la explotación, pero aún falta una articulación política proletaria independiente.

    ✊ PERSPECTIVAS FUTURAS

    La creciente robotización, la desaceleración económica y el desempleo juvenil están intensificando las tensiones.

    Una futura crisis del modelo exportador chino puede ser el detonante de una fase más abierta de lucha de clases.

    La emergencia de una nueva vanguardia obrera y estudiantil —capaz de desafiar tanto al capital como al aparato de partido-Estado— podría sentar las bases para un nuevo ciclo revolucionario.

  • Cada día estoy más desencantado con el socialismo. Esto sólo lo arregla Dios mandando Maná en sobreabundancia

    🇨🇳 LA ECONOMÍA DE CHINA: UN ENIGMA MARXISTA

    China es el caso más complejo y contradictorio del mundo contemporáneo desde el punto de vista del marxismo. ¿Por qué? Porque es un país gobernado por un Partido Comunista, que proclamó el socialismo en 1949, pero que hoy es una superpotencia capitalista de facto. La economía china ofrece elementos de planificación socialista junto con una inserción profunda en los mercados globales capitalistas.

    🏗️ ETAPAS PRINCIPALES DE SU DESARROLLO ECONÓMICO

    1. Etapa socialista clásica (1949–1978)

    Bajo Mao Zedong, China se embarca en una transformación socialista: nacionalización de los medios de producción, planificación centralizada, colectivización agrícola.

    Intentos como el «Gran Salto Adelante» (1958–1961) y la «Revolución Cultural» (1966–1976) fueron esfuerzos para profundizar el comunismo, pero con resultados económicos desastrosos y gran sufrimiento humano.

    Desde una perspectiva marxista, este fue un intento genuino pero caótico de construir el socialismo en un país semi-feudal, rural y devastado por guerras.

    2. Reformas y apertura (Deng Xiaoping, 1978–1992)

    Inicio del “socialismo con características chinas”. Lo que esto significó en la práctica fue:

    Introducción del mercado como mecanismo económico.

    Creación de Zonas Económicas Especiales (ZEE) para atraer capital extranjero.

    Reconversión de empresas estatales hacia modelos de gestión más “eficientes”.

    Desde una visión marxista: aquí comienza el proceso de restauración capitalista, con el capital extranjero (imperialista) penetrando el país, explotando mano de obra barata y acumulando plusvalía.

    3. Capitalismo de Estado y expansión global (1992–presente)

    Bajo Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping, China consolida un modelo híbrido: capitalismo controlado por el Estado.

    Ingreso a la OMC en 2001 acelera la integración total al mercado mundial.

    China se convierte en la fábrica del mundo, con millones de trabajadores migrantes internos (mingong) produciendo para corporaciones occidentales.

    Hoy, el Estado chino dirige el capital, pero no lo suprime. Empresas como Huawei, Alibaba o Tencent operan con lógica de mercado, aún si están sometidas al control estatal.

    📊 CONTRADICCIONES CLAVE DESDE UNA PERSPECTIVA MARXISTA

    1. ¿Socialismo o capitalismo?

    En la superficie, hay planificación, propiedad estatal y liderazgo comunista.

    Pero en la base, la ley del valor domina, la plusvalía es extraída del proletariado, y el desarrollo económico obedece a la lógica de acumulación capitalista.

    Conclusión marxista: China opera bajo un capitalismo de Estado autoritario, no un socialismo real. El socialismo requiere control obrero y abolición de las clases, no solo propiedad estatal.

    2. Explotación de la clase trabajadora

    Salarios bajos, condiciones laborales intensas, represión sindical.

    El sistema hukou (registro residencial) crea una clase obrera migrante interna sin derechos plenos, esencialmente una nueva forma de proletariado precarizado.

    Desde una óptica marxista: el milagro chino se basa en la superexplotación del trabajo.

    3. Imperialismo chino

    La «Franja y la Ruta» (Belt and Road Initiative) es una expansión del capital chino al Sur Global.

    Inversiones, préstamos y presencia militar creciente reflejan una lógica imperialista en desarrollo: necesidad de exportar capital y encontrar nuevas fuentes de plusvalía.

    🧠 TEORÍA: ¿QUÉ DIRÍA MARX?

    > “El desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo eventualmente entra en contradicción con las relaciones de producción.”

    China ha desarrollado fuerzas productivas colosales, pero no ha superado las relaciones capitalistas de producción. El Partido ha optado por usar el capitalismo como herramienta, pero esta herramienta termina moldeando la forma misma de la sociedad.

    🔥 ¿QUÉ SIGUE?

    Internamente, hay una creciente lucha de clases latente: huelgas obreras, represión sindical, descontento juvenil, burbujas inmobiliarias.

    Externamente, el enfrentamiento con EE.UU. y Occidente es un choque entre dos bloques capitalistas, no una guerra entre socialismo y capitalismo.

    La tarea histórica pendiente sería la reactivación de un proyecto socialista auténtico, basado en el poder popular, el control democrático del trabajo y la supresión de la explotación.

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